Sábado 21 de Junio de 2025

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  • 20º

10 de diciembre de 2015

El mito de la caverna como alegoría de los 12 años de Kirchnerismo.

“Imagina una especie de cavernosa vivienda subterránea provista de una larga entrada, abierta a la luz, que se extiende a lo ancho de toda la caverna, y unos hombres que están en ella desde niños, atados por las piernas y el cuello, de modo que tengan que estarse quietos y mirar únicamente hacia adelante, pues las ligaduras les impiden volver la cabeza; detrás de ellos, la luz de un fuego que arde algo lejos y en plano superior, y entre el fuego y los encadenados, un camino situado en alto, a lo largo del cual suponte que ha sido construido un tabiquillo parecido a las mamparas que se alzan entre los titiriteros y el público, por encima de las cuales exhiben aquellos sus maravillas…a lo largo de esa paredilla, unos hombres que transportan toda clase de objetos, cuya altura sobrepasa la de la pared, y estatuas de hombres o animales hechas de piedra y de madera y de toda clase de materias” (Platón, La República, Libro VII).

“¿Crees que los que están así han visto otra cosa de sí mismos o de sus compañeros sino las sombras proyectadas por el fuego sobre la parte de la caverna que está frente a ellos?

- ¿Cómo--dijo-, si durante toda su vida han sido obligados a mantener inmóviles las cabezas?

- ¿Y de los objetos transportados? ¿No habrán visto lo mismo?

- ¿Qué otra cosa van a ver?

- Y si pudieran hablar los unos con los otros, ¿no piensas que creerían estar refiriéndose a aquellas sombras que veían pasar ante ellos?

- Forzosamente.

- ¿Y si la prisión tuviese un eco que viniera de la parte de enfrente? ¿Piensas que, cada vez que hablara alguno de los que pasaban, creerían ellos que lo que hablaba era otra cosa sino la sombra que veían pasar?

- No, ¡por Zeus!- dijo.

- Entonces no hay duda-dije yo-de que los tales no tendrán por real ninguna otra cosa más que las sombras de los objetos fabricados.” (Ibíd.)

“Qué pasaría si fueran liberados de sus cadenas y curados de su ignorancia, y si, conforme a naturaleza, les ocurriera lo siguiente. Cuando uno de ellos fuera desatado y obligado a levantarse súbitamente y a volver el cuello y a andar y a mirar a la luz, y cuando, al hacer todo esto, sintiera dolor y, por causa de las chiribitas, no fuera capaz de ver aquellos objetos cuyas sombras veía antes, ¿qué crees que contestaría si le dijera d alguien que antes no veía más que sombras inanes y que es ahora cuando, hallándose más cerca de la realidad y vuelto de cara a objetos más reales, goza de una visión más verdadera, y si fuera mostrándole los objetos que pasan y obligándole a contestar a sus preguntas acerca de qué es cada uno de ellos? ¿No crees que estaría perplejo y que lo que antes había contemplado le parecería más verdadero que lo que entonces se le mostraba?... Y si se le obligara a fijar su vista en la luz misma, ¿no crees que le dolerían los ojos y que se escaparía, volviéndose hacia aquellos objetos que puede contemplar, y que consideraría qué éstos, son realmente más claros que los que le muestra .?” (Ibíd.)

 

“Y si se lo llevaran de allí a la fuerza--dije-, obligándole a recorrer la áspera y escarpada subida, y no le dejaran antes de haberle arrastrado hasta la luz del sol, ¿no crees que sufriría y llevaría a mal el ser arrastrado, y que, una vez llegado a la luz, tendría los ojos tan llenos de ella que no sería capaz de ver ni una sola de las cosas a las que ahora llamamos verdaderas?... sería el sol, pero no sus imágenes reflejadas en las aguas ni en otro lugar ajeno a él, sino el propio sol en su propio dominio y tal cual es en sí mismo, lo que. él estaría en condiciones de mirar y contemplar…¿no crees que se consideraría feliz por haber cambiado y que les compadecería a ellos?” (Ibíd.)

“Y si hubiese habido entre ellos algunos honores o alabanzas o recompensas que concedieran los unos a aquellos otros que, por discernir con mayor penetración las sombras que pasaban y acordarse mejor de cuáles de entre ellas eran las que solían pasar delante o detrás o junto con otras, fuesen más capaces que nadie de profetizar, basados en ello, lo que iba a suceder, ¿crees que sentiría aquél nostalgia de estas cosas o que envidiaría a quienes gozaran de honores y poderes entre aquellos, o bien que le ocurriría lo de Homero, es decir, que preferiría decididamente "trabajar la tierra al servicio de otro hombre sin patrimonio" o sufrir cualquier otro destino antes que vivir en aquel mundo de lo opinable?” (ibíd.)

Pese a dedicar mi vida a la filosofía (y pensar que alguno con poder circunstancial, cuyo nombre no recuerdo, osó llamarme usurpador de título por aparecer en una gacetilla de prensa con el único mote que le cabe y corresponde, sin la aprobación de ninguna institución, a quién piensa, que es el de filósofo) aún me sorprendo de cómo puede haber gente que seriamente se pregunte la utilidad de la filosofía (uno de mis tantos ensayos publicados en revistas internacionales lleva esta pseudo pregunta como título), son vanos, etéreos y sobrantes estos vocablos que vierto al teclado, tras el resumen, arbitrario pero insustancial en su arbitrariedad pues no modifica lo nodal, de un pasaje de la obra platónica, para entender que ha sucedido en la Argentina en los últimos 12 años.

Sí realizo esta aclaración es más por vicio, que por amistad y respeto a muchos conocidos, como desconocidos, compatriotas como extranjeros (y no en el sentido platónico) que comulgan con el Kirchnerismo como si hubiese sido alguna otra cosa más de la fue, ahora sí, en su sentido platónico.

Lo expreso con el testimonio de un accionar filosofal. Para mí lo realmente decisorio, a lo que debió abocarse, un gobierno inserto en Latinoamérica, es en la opción por el pobre (es la temática central de mi propuesta de voto compensatorio, como redefinición del contrato social desde una perspectiva latinoamericanista) y el Kirchnerismo, con muchos más aciertos que errores, jamás fue conceptualmente a combatirlo, a erradicarlo o a reducirlo sustancialmente, no sólo lo digo con los datos estadísticos que nos ciegan con la luz de la verdad platónica de los millones de compatriotas en situación de pobreza, sino y por sobre todo, que en provincias norteñas, como en las que he sido arrojado a la existencia, esta fuerza política, declamada nacional y popular,  en vez de ayudar a sus ciudadanos a enfrentar a las dinastías feudales que nos oprimen desde la recuperación de la democracia, que para nosotros aún no vislumbramos, las hizo cómplices y aliados, a expensas de nuestra libertad política en suspenso, en aras de esa revolución científica de puerto madero.   

No creo filosóficamente en la verdad en sentido Platónico, es decir en esa idea, que luego será eje de muchas otras corrientes filosóficas, de algo establecido, determinado, puntualizado, absolutizado, a lo que debemos arribar, como para ser felices, estar en gracia o lo que fuere. Y en el caso de que lo creyese, como alguna vez en mis épocas de estudiante lo creí, tampoco diría, en una especie de empacho de optimismo o de militancia amarilla, que el nuevo Presidente electo nos conduzca por el camino para aprehender esa “Verdad”. Así como respeto no sólo a los que los votaron, sino a los que entusiasmados por la expectativa democrática, así lo sienten y lo vivencian por estos días.

Tengo algunas presunciones, ideas a priori, corazonadas de lo que podrá ocurrir con este gobierno, a quién aprovecho para desearle lo mejor y comprometer, como desde que alumbre a la ciudadanía con todos los gobiernos, mis deberes y obligaciones, sin embargo no me parece prudente, ejercer el derecho a hacer pública mis presunciones, profecías o abordajes teóricos de lo que ocurrirá con nuestro país a horas de asumir el nuevo Presidente. Entiendo a quiénes sí lo hacen, pero no los respeto profesionalmente, sí es que alguna vez así estuvieron en mis consideraciones.

Finalmente, como digresión al margen, como chanza risueña de estas gestiones, administraciones, que dicen escuchar lo que dicen sus ciudadanos, sería bueno que se nutran, además de los funcionarios ya conocidos y a conocerse, ungidos por la arbitrariedad de vaya uno a saber que, de filósofos, que a diferencia de los sofistas (y esta diferencia en su pleno sentido Griego) que son muchos y están en casi todos los terrenos o gobiernos, nos hacen pensar, que es lo sustancial y distintivo del ser humano.

Bibliografía Utilizada_

Según la versión de la República de J.M. Pabón y M. Fernández Galiano, Instituto de Estudios Políticos, Madrid, 1981 (3ª edición)

 

 

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