Cuando estás enojada con tu pareja por una aparente tontería y luego todo se soluciona como por arte de magia...


Natalicio de Eva Duarte de Perón. Busco, el flyer, de la intervención, del normalizador como gusta hacerse llamar o como le habrán indicado que lo haga, que recuerde en nombre del PJ intervenido su legado, en una fecha tan icónica. Encuentro sí, uno de su instituto de capacitación Juan Perón, que muestra sus actividades con la plana mayor de los gobernantes de la vecina provincia. Se percibe en las publicaciones que se cumple con la ley de partidos políticos, que impone que deban ser financiados los cursos y las capacitaciones.


La Biotecnología ha tenido una enorme importancia en las últimas dos décadas, lo cual representa un dato sin precedentes y esta revolución que ha causado se debe por su potencial ilimitado en pos de los beneficios que otorgo y otorga a la humanidad. Es esta misma Biotecnología la que ha tocado nuestra vida cotidiana en múltiples aspectos como ser en los alimentos, la salud, la vida animal, etc.; y a raíz de ello prevalece su importancia y su potencial para mejorar también el medio ambiente que nos circunda a los efectos de lograr una mejor calidad de vida en todo el mundo.


La historia de una mujer que decide ser feliz a pesar de haber sufrido violencia de género.


Nación, mediante el instituto respectivo, dio a conocer los once (11) conglomerados urbanos que en la Argentina poseen más de medio millón de habitantes. Sólo en ellos, no podrían los ciudadanos recuperar la libertad (al menos por una hora al día) de libre-transitar por el bien jurídico mayor de la pandemia que en términos reales (luego de dos meses) se cobró la vida de un poco más de 200 habitantes. Corrientes, no figuraba en tal nómina, sin embargo, presa del temor, el primer mandatario provincial pese a haber judicializado la relación con Resistencia, y de haberle planteado (vía uno de sus diarios de Irigoyen) una disputa mediática, distorsionó o emitió otra versión de lo dictaminado por Nación. El gobernador se llevó puesto, en una decisión de la que no comunicó razones (sólo sensaciones personalísimas, al punto de que en el cierre de la conferencia de prensa del domingo, se encomendó a las deidades mencionándolas de distintas formas) la libertad de sus gobernados, sometiéndonos a que sigamos enfermando de tantas otras enfermedades más, que se agravan ante el aumento de la pobreza e indigencia, que agigantan los números estructurales que ni Valdés hace años, ni su grupo político hace veinte, pudieron o pueden disminuir de la mitad del millón de correntinos afectados por este flagelo.


El proceso que nos cuida, protege y ampara, del mal y de la enfermedad, a diferencia del anterior (hacemos referencia al proceso de reorganización nacional, padecido en Argentina, como en otras partes del mundo, en una suerte de pandemia política, por imperio de la dictadura), no precisa de lo explícito, sino que, mutó, varió, a lo implícito, simulado y discrecional.


Muchos, con poder político y económico, hicieron y hacen pública, sus vinculaciones con el poder judicial, tanto el provincial como el nacional. Expresan a viva voz, la inacción en algún caso o incumplimiento de las funciones más elementales y la capacidad de lobby o de operación o ascendencia que tienen o tendrían por sobre magistrados y relatores. Sí les gustase leer teoría psicoanalítica, se reconocerían como afectados por no reconocer el objeto a (la cosificación de la falta, la determinación de la ausencia) en ese poder, al que todos naturalmente tendemos, pero por definición de nuestros límites como especie, jamás podríamos ostentar como propio o exclusivo nuestro. Para ponerlo en términos prácticos, es cómo sí uno dijese que tiene bajo la fusta la decisión de tal o cuál juez, porque es su hermano (o cualquier otra relación familiar), porque come asados los domingos (o cualquier otro vínculo amistoso o de elección que no sea no lo familiar) o porque lo tiene como cliente o condicionado por una relación comercial o facciosa (o incluso en un supuesto de poder corromper mediante bienes las decisiones magistradas).


Lamentablemente, la irrupción de la pandemia parece poner a los gobernantes de los diversos países, en una disyuntiva, tan execrable como inevitable. La única acción valedera, es la de continuar en un confinamiento o cuarenta, hermética e irrestricta que conllevará proporcionalmente bajo número de infectados (y por ende menos muertos en el gruto etario de riesgo de los adultos mayores) como a grandes niveles o mayores, de pobreza, exclusión y marginalidad (que también termina matando, tal vez en los mismo niveles que los del virus). De lo contrario, el abrir las restricciones o el haberla dictaminado luego de miles de infectados, implica la mayor mortalidad de hombres y mujeres de mayor edad, que en caso de fallecer por estas circunstancias lo hacen en un contexto de soledad y aislamiento que roza lo inhumano. La encrucijada en términos excluyentes (o se opta por los viejos o por los pobres) es la mayor tragedia que nos pudo haber sucedido, a los humanos como especie que en el paroxismo de la borrachera de la soberbia nos pensamos y sentimos con la posibilidad y el derecho de manejarlo y controlarlo todo.


La muerte sigue siendo un tema tabú. Hablemos de ella a través de este relato.


"Este proyecto apunta a defender realmente a la mayoría de la población afectada por suspensiones, rebajas salariales y despidos masivos. Hay 12 (DOCE) millones de personas que pudieron inscribirse para el Ingreso Familiar de Emergencia, sin ingresos o con ingresos de indigencia, de los cuales 8 millones recibirán sólo $10.000 (PESOS DIEZ MIL) como paliativo que abarca los meses de marzo, abril y mayo".


“Nada de lo divino o bienaventurado, pues, les pertenece a los hombres, excepto lo único que es digno de esfuerzo, lo que hay en nosotros de entendimiento y sabiduría; puesto esto es lo único de nosotros que parece ser inmortal y divino…En conclusión, o hay que cultivar la filosofía o hay que partir de aquí diciendo adiós a la vida, ya que todo lo demás parece ser de una gran futilidad e insignificancia”. (Aristóteles. “Protréptico”. 108. Editorial Gredos. Madrid.)


“El positivista es un peligro. Su torpe inteligencia, su falta de altura, lo convierten en un personaje que nos quiere traer siempre a la realidad concreta y de los hechos, como llamándonos la atención sobre nuestra abstracción teórica y nuestro deambular por nociones no tangibles. Es el personaje más dañino de nuestra época. Está, por ejemplo, presente en la crítica política y social. Es el que predomina en ese espacio desde hace un par de décadas. Y normalmente es alguien instruido, salido de los almacenes universitarios. Nos increpa: habláis de cosas que no existen: fuerzas ciegas, acontecimientos invisibles, malestares sin objeto.... estáis en una evasión de los problemas verdaderos, que son estos precisos y limitados, estos que se ven y que se tocan..." (Algunas incongruencias actuales cuando se habla de capitalismo o marxismo. Luis Sáez Rueda).


No son pocas las veces que escuchamos en boca de quiénes no tienen un vínculo directo con la política, que aquellos que hacen, ejercen o semblantean la política, no pueden salir de esa circularidad o de ese círculo vicioso, del estar permanentemente en campaña electoral por más que las mismas disten a largos meses, y medien en ellas excepciones como emergencias económicas o sanitarias y con ello que toda la agenda pública caiga, condicionadamente. en esa ceremonia del voto que quizá esté más sacralizada por lo que ha costado conseguirla que por las ventajas competitivas que le ha brindado a los que menos tienen que siguen siendo la misma cantidad o más que siempre.


Es algo más complejo aún de “el remedio es peor que la enfermedad”. Nos estamos enfrentando a enfermedades múltiples, producto de la irrupción del virus, de la falta de preparación de la clase dirigente, y de la parálisis que genera en la multiplicidad de los seres comunes a los que nos acostumbraron a obedecer, a quiénes hoy, no demuestran ninguna respuesta, seria, concreta y específica. Ya lo sabemos hasta el hartazgo. Se cumple el maleficio socrático. Sólo sabemos que nadie sabe nada acerca de la pandemia.


La política tal como la entendíamos, orilla el borde del colapso desde hace un tiempo. Producto de la cada vez menos sostenible y creíble pantomima de los actos políticos y de campaña, derrapó en el presente, donde las aglomeraciones se hacen añico por las restricciones de la emergencia sanitaria que, distanciamiento social mediante, terminarán de transformar el ya socavado vinculo entre representante y representado, entre votante y votado.


Cuando el amor es unilateral ¿sigue siendo amor? ¿el amor se perfecciona de a dos? Te dejo este relato, después vos dirás.


A diferencia de Nación, Corrientes no conformó un comité de especialistas y de representantes institucionales y de fuerzas vivas, que monitoreen el desarrollo de la pandemia en una de las provincias más pobres de uno de los países más postergados del continente. Al parecer no contamos con epidemiólogos o infectólogos, en el caso de que contemos con ellos, no han sido aún convocados. Sí lo fueron representantes de diversos partidos políticos, pero para realizar una suerte de vídeo motivacional, cómo el que se les pide en países del primer mundo a los futbolistas, actores y personalidades famosas. Sería más que importante, que esta buena idea a nivel general y la excelente respuesta y predisposición de los participantes, no ventee al éter como una suerte de fuga de intencionalidad, como el gas metano expulsado por los vacunos en la lontananza. Las autoridades políticas participantes, son de envergadura (en sus roles) y deben comportarse como tales, no solamente prestarse, por más que sea por una buena causa, a una filmación que transmita buena onda o vibra para ser replicada por redes sociales.


La Seguridad Ciudadana en nuestras ciudades es de vital importancia en estos tiempos de suma gravedad que están transcurriendo en el día a día de la vida de nuestras comunidades, y por ende de la comunidad internacional toda, al referirnos de esta pandemia global que a la fecha más de 1.500.000 de personas contagiadas a nivel global y casi 100.000 personas fallecidas, números realmente inimaginables antes del comienzo de este nuevo año en curso.


Usted que tiene recursos económicos y disponibilidad financiera para apoyar políticos o aspirantes a tales, debe considerar que lo principal y primordial que debe esgrimir alguien para contar con su asistencia, es el valor de la inteligencia. Hablamos de la capacidad de prever, de anticipar, de confeccionar estrategias y de adaptar de la mejor manera y más fácilmente un estado de cosas ante los cambios imperantes. La política, debe descontaminarse de los antiguos valores, pre-pandemia, de nivel de conocimiento, de imagen positiva, de recorrida permanente en lugares vulnerables, del hacer recurrente y de las aglomeraciones inútiles para las deleznables acciones del avistaje de pobres, del besamanos a carenciados y mocosos descalzos. Todo este accionar, sumado a las realizaciones violatorias de toda ética y rayanas con la ilegalidad (dádivas, prebendas a cambio de votos o de condicionar voluntades) de las que usted, más temprano que tarde terminaba siendo cómplice, deben ser desterradas de una vez y para siempre, dado que por esta bruteza generalizada de la mayoría que administran la cosa pública, usted no puede disfrutar (y difícilmente lo puede hacer en un corto plazo) de sus ingentes recursos, que deberían estar disponibles para hombres y mujeres que tengan como valor principal la inteligencia como para pretender postularse a representar a la ciudadanía o administrar los intereses generales.


Así como no elegimos ni el cuerpo, ni el lugar, ni el tiempo en el que somos arrojados a la existencia, o nacemos, tampoco elegimos, cuando creemos hacerlo o cuando nos dicen que lo hacemos. Ni mucho menos podemos elegir que podrá suceder o no, fronteras fuera de nuestra propia individualidad, por más que esta sea la trampa seductora de lo imposible de lo colectivo. La cuestión con la elección, como si fuese un tema sencillo en sí mismo, no es tanto eso mismo que creemos elegir, o que nos dicen que elegimos, sino todo lo otro que dejamos de hacer o que no hicimos al estar dedicando tiempo y esfuerzo a la supuesta elección. El ejemplo es contundente. En vez de estar leyendo estas líneas, usted podría estar haciendo una inimaginable lista de cosas que deja de hacer al creer que toma una decisión determinada en un momento dado. En el mismo tiempo que creemos que no sucede nada, en los viejos términos, previo al confinamiento, el mundo nos demuestra, mediante el resto de sus especies, todo eso otro que va sucediendo (animales en movimiento, paisajes en claro) mediante nuestro no-movimiento.


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