¿Si un tirano es solo un hombre y sus súbditos son muchos ¿por qué consienten ellos su propia esclavitud?


El presente texto nace, a los efectos de intentar, indagar, explorar tal sendero de bosque, vincular la proximidad, el puente, aún no pensado, desde el arriesgar Heideggeriano, de la conexión insondable, entre palabra y muerte. Palabra entendida como logos, como el más allá de lo instintivo y muerte como la conceptualización del cese del acontecimiento. La palabra es el palimpsesto que certifica que la muerte no sucede para uno, sino para el otro, aquí alumbra, el nacimiento tanto de lo público, como su sucedáneo, la política que busca que tal extensión, no se convierta en tan extraña, en tan ajena al fenómeno natural de uno, que jamás muere, pero que ve en la muerte del otro, el horizonte de lo común, de lo que nos acontecerá, a todos y cada uno, los que habitamos en las distintas aldeas, bajo los límites de las plazas por las que transitamos.


En una de las expresiones más acabadas como contundentes, que refiere a la disconformidad o contraposición con una cultura machista y patriarcal, la noción golpea tanto a quienes desisten salir de tal lugar (no necesariamente un “macho”, como único privilegiado por tener falo, también podría considerar tal lugar de confort la “hembra” apostada o acodada en la opción de decidir condicionada o no decidir, en un mundo en donde es complejo decidir más allá de géneros) como a las que proponen tal salida, incluso más allá de su expresión metafórica, sino tomándolo en su sentido literal. La humanidad es algo más complejo que las salidas totalitarias de exterminios hacia colectivos de “otros”, además de dolorosas y funestas, estas experiencias se repitieron y se seguirán repitiendo a lo largo de la historia. Aceptar por ejemplo, que más allá de la letra muerta de una disposición jurídico-legal (siempre nominal, desde la perspectiva de lo que debería ser) la vida que surge desde la concepción, va unida por unas buenas y largas semanas, sí o sí, dentro del cuerpo de la mujer, que es quién decidirá, sobre ella como sobre lo que se va formando en su vientre, independientemente de lo que diga o deje de decir un código normativo. Siquiera es necesario apelar a la “pobreza” como para darle mayor valor argumental, los pobres (hombres como mujeres) se mueren, sea real o simbólicamente (en su dignidad) de tantas cosas que “flexibilizar” la posibilidad de que interrumpan embarazos, no necesariamente significaría un cambio de paradigma o un hito en tren de la lucha contra la pobreza o favor de los mismos.


Hablan de aumento salarial; reuniones tras reuniones... del 15%, del 20%; de una cláusula gatillo, de fondo compensatorio. etc... Los empleados públicos, tanto del sector activo, como pasivo, solo queremos un sueldo digno. Un sueldo que nos alcance para pagar los impuestos, alquiler, luz, agua, teléfono, cable... desayunar, almorzar, merendar cenar y poder ir al médico... comprar remedios y, por lo menos una vez al mes, volver a la raviolada, a los tallarines y, a un sueño, volver al asado...si, poder pasar en familia...


Así reza el slogan que pegó el Gobierno de Gustavo Valdés, que sin lugar a dudas ya puso segunda, en un registro, tanto sólido como progresivo de su consolidación como cambio con continuidad, con respecto a la anterior gestión, también radical. En esta tensión, en este balanceo es donde el gobernador, debe encontrar el equilibrio, al que parece haberlo dotado su condición de hijo de padre radical y madre peronista. En la definición misma de la frase que eligió el “Corrientes somos todos” está la clave, más allá de su tono entusiasta y marketinero, la frase esconde, cierta profundidad liminar. Sí es que ahora somos todos, es porque en algún momento, o históricamente no lo ha sido. Tal vez esto quiere transmitir, como desafío institucional la actual gestión de gobierno. Esta es la cordillera que nos propone cruzar. Podrá hacer uso de esta suerte de sortilegio, que la deberá alimentar con acciones en concreto. Mayores dosis de “cambio” requeriría que cambien nombres de su equipo, mucho de ellos, oxidados por el paso del tiempo, o que se definan acciones que modifiquen matrices inexploradas, como un nuevo código electoral para la provincia y con ello la discusión, que alcanzará lo nacional del sistema electoral, como de su financiación. Sin embargo, lo más importante del “Somos todos” de Valdés, del que subyace hasta un peronismo inclusivo, es derrotar la idea, con tanta continuidad de hecho (al término del mandato serán dos décadas de gobierno radical) de que lo único imperante en Corrientes es lo heredado, lo inmodificable, la certeza ineluctable de que Corrientes ha sido y es una provincia para pocos. Esta es la cordillera que tendrá que cruzar Valdés, tal vez él pueda hacerlo, ¡tendrá a su alrededor los hombres indicados para la proeza?


De acuerdo a lo que informa el sitio oficial del gobierno del vecino país: Una comitiva de Corrientes (Argentina) mantuvo una serie de reuniones en Porto Alegre el lunes (26) para el intercambio de informaciones sobre sectores económicos estratégicos. El gobernador José Ivo Sartori estuvo con el titular de la provincia argentina, Gustavo Valdés, acompañado por Eduardo Vischi, diputado provincial, Raúl Schiavi, ministro de Industria, Trabajo y Comercio, César Bentos, de la cartera de Coordinación, y Manuel García Olano, secretario de producción


Lo que uno hereda, al pasar a ser patrimonio propio y ante lo difuso que puede resultar, una idea política o principio doctrinario heredado, no necesariamente debe ser continuado tal como se lo recibió o incluso no apartarlo, en caso que se decida, por miedo a violar el ánimo de que quién o quiénes se ha heredado. La pertenencia a un partido político determinado, en un contexto en donde los mismos, acrecientan y agolpan sus crisis tanto de legitimidad como de esencialidad o existencia, debe ser replanteada, más de una vez en la vida, como mínimo una vez al año, no debemos asustarnos del cuestionamiento para rectificar o ratificar una posición en el medio de las movedizas arenas o cenagosas aguas de la política actual.


Producto de los acontecimientos públicos, como los no publicados, por parte de instituciones supuestamente culturales, que suprimieron los homenajes pautados y previstos para conmemorar al artista genial, Egon Schiele, desde el presente colectivo, proponemos a todos y cada uno de los que se han sentido directa como figurativamente afectados, que en todas y cada una de las aldeas occidentales, dispongamos de la forma que más se acomode a lo se crea y sienta la multiplicación de la siguiente performance o acting actoral; “La vulva democrática o de la urna electoral” ni más ni menos que un cuerpo de mujer, tal como los que pincelaba Schiele, y que ha sido prohibido o censurado en las plazas más humanistas de Europa, pero revestido de urna democrática, para que la protesta signifique también el reclamo a nuestros mandantes políticos y culturales, que democracia, y como si fuese poco a horas del día internacional de la mujer, es además de votar, el poder adornar las calles, artísticamente con el órgano o conducto mediante el cual todos provenimos a este mundo.


A tal punto llega la desidia y la falta de interés (como de responsabilidad) por parte de la clase política, de limpiar lo que generan ellos mismos (su propia y narcisista publicidad, dado que los carteles son en verdad caras, rostros) que sobreviven (muy cómodamente) candidatos de la elección llevada a cabo a principios de junio, a Intendente Municipal. Desde los actuales que asumieron en los principales roles, como varios de sus adláteres que pegaron conchabos por el acompañamiento dado, como los perdidosos, algunos que siguen con representación parlamentaria, a todos les compete la misma responsabilidad; el devolver a la Ciudad su perspectiva no atorada, minada y contaminada de rostros que ya obtuvieron lo deseado y que como mínimo debieran, además de prometer y proyectar tantas obras, los unos, como de bañarse en humildad y diálogo, los otros, ponerse de acuerdo para limpiar la Ciudad.


Tras los conceptos fundamentales que se conocen como; ello, yo y superyó, constitutivos del aparato psíquico, otorgándoles funcionalidades políticas o encontrando las mismas, en la tríada que divide los poderes de los estados occidentales, podríamos maridar, sin temor a que digamos nada que no se traduzca como real, como operando en lo simbólico y tal vez, en lo arquetípico de lo imaginario, que el ello es el poder legislativo (el carácter deseoso de la ley, que muchas veces hasta resulta, o todas las veces, incumplible en tales términos) el yo (la ejecución de lo presente, o la administración de lo circundante, el poder ejecutivo) y el superyó (penalidad y contrarresto de lo deseante puro, poder judicial). La explicación psicológica o psicoanalítica del molde institucional que concibió y concibe el engranaje mediante la cual, la ciencia política creyó concebir algo que le perteneciera en un porcentaje destacable, no es más que la prueba fehaciente que de la frase “lo personal es político” debiéramos buscarlo en sus trasfondo, en lo subyacente, para explicitar que lo político-democrático, actual, estructurado como esta, jamás podrá permitirnos algo más allá de un tratamiento y jamás una cura, respuesta determinada, acabada o definición manifiesta. Se trata de nuestra condición, no de los sistemas, ni de como estemos cada uno de los cuales podemos llegar a interpretarlo o en el mejor de los casos plantearlo bajo modificaciones.


Noches amorfas, noches bizarras, teñidas por la claridad de la destrucción y ocultas por la oscuridad del alba. Tiempo estancado en el vértigo de la nada, eternidad estampada en el seno de la voluntad aniquilada. Tales sensaciones absorbían mi espíritu, cegando mis pensamientos, que pugnaban en forma vana por hálitos de coherencia y calma. En tal averno hube de conocer la metafísica de los pobres, la verdadera filosofía inherente a la condición humana. Comentarios desgarradores, historias de horror, impregnadas de sufrimiento y espasmo. Menesterosos y parias que permanentemente hablaban de amores, traiciones y valores. Eximios docentes que daban cátedra acerca de la vida, de sus tragicómicas caras.


¿Tenemos lo que nos merecemos? Esa es la pregunta en torno a la que todo el mundo debate incesantemente a cada nuevo escándalo de corrupción, despropósito legislativo o declaración campanuda de algún dirigente político con escaso sentido del ridículo.


Siete mil recién nacidos mueren cada día en todo el mundo, según el último informe del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, que destaca que ese número de fallecimientos sigue siendo alarmantemente elevado, especialmente entre los países más pobres del mundo.


Sí existe un ariete, un pliegue, una perspectiva, que aún no ha sido trabajada, ni planteada por la clase dirigente provincial, para generar una nueva línea de conexión, un amalgamiento con la “gente”, “ciudadanía” o “pueblo” que bien podrían estar dentro del significante “correntinidad” y que en paralelo, plantee una demanda, seria, responsable y ecuánime en relación a las autoridades nacionales (sin que signifique incluso poner una mácula ante la alineación nación-provincia-municipio) es sin duda alguna la cuestión electoral, que desde la firma del pacto de Olivos, acendró, la perspectiva unitaria (bajo el engaño de que el voto directo siempre es a título de igualdad) determinando que en una presidencial quien ganara La Matanza y otros distritos del conurbano bonaerense tendría asegurada su victoria, generando con ello, la desigualdad política en pos de la igualdad y por sobre todo, razones falaces o argucias, para que los fondos coparticipables y el reparto de obras, siempre sea bajo un criterio, ni siquiera político, sino populoso-electoral, es decir los gobiernos nacionales de turno, difícilmente rompan la lógica de este sistema unitario, hasta tanto y en cuanto, no se le ofrezca al menos, otra perspectiva. El retorno, remozado, o mejorado, del colegio electoral como posibilidad.


Sea mediante la nave insignia o nodriza, el pejotismo del sello, o sus múltiples y diversos sucedáneos, mediante los que adquiere su condición movimientista, el peronista debe salirse del significante extenso y por ende vacío, en el que han transformado, su sentimiento político, sí es que algo quiere, pretende o busca, rescatar o resguardar del mismo. Ningún partido podría, en la actualidad, mantenerse vigente más de treinta años. De un gran tiempo a esta parte, las expresiones políticas, sólo se distinguen entre sí, por los colores que usan para pintar los cordones de la vereda, en el más interesante, o revolucionario, de los casos, por cambiar el sentido de una calle transitada o avenida. Las definiciones que otrora se podían dirimir mediante la reunión en la básica, en el comité o en el acto, se toman, en otros lugares y mucho tiempo antes. Discusión para nostálgicos o para teóricos, lo cierto es que las generales de la ley le corresponden a todos los partidos, el presente testimonio en relación al peronismo es a título de ejemplo, de referencia explícita y puntual.


Todo lo que no expresamos, se constituya, tal vez, en lo que nos incordia, en lo que nos compone sin que sepamos muy bien porqué, desde cuándo o desde donde. El giro, al articular palabras, que por lo general, rebaten, contrastan, reconvierten esos conceptos subyacentes, eso con lo que convivimos, como una suerte de herencia, un remolino de vocablos performativos, axiomáticos, peticiones de principios, harto condicionantes, se articulan en una actitud libertina o libertaria, en donde el regurgitar, el articularlo como lenguaje, nos sitúa en una especie de lugar, como de tiempo distinto, fácilmente caemos en la conclusión de que por dejar fluir, dejar correr, hacer pasar esta reacción, automática o automatizada, nos termina de transformar en seres que escogemos ejercitar una de las facultades mayores de la humanidad, ser libres, en tal habla, de esas estructuras que nos pretendían determinar. ¿Pero no existe nada más que esto? Es decir ¿nos conformaremos con este modo de ser, de ejercitar nuestra libertad de pensar en el mundo?


Científicos creen que es altamente probable que vivamos en una simulación. Reconocer esto podría ser la nueva revolución copernicana, según Rick Terrile.


¿Es mejor una democracia en la que todos participemos de las decisiones públicas o es preferible que solo lo hagan unas élites preparadas?


Entre el partido único de gobierno (la UCR) distancia kilométrica mediante, símil o referenciado con el Chavismo (casi la misma cantidad de años en el poder) excéntrico y bananero pero, arropado de lo anodino, como lo heroico, de lo correntino, tras el manto sobreprotector de la virgen morena y el justicialismo-peronista, anatematizado como una suerte de cartel mexicano, que dirime con anarquía y torpeza intelectual o democrática, las diferencias entre facciones que se disputan los barrios o las manzanas en donde pueden vender sus expectativas o sustancias (que nunca alcanzarán a toda la ciudad o provincia, dado que esto han negociado con el partido de gobierno, estar siempre en el negocio de la vereda opositora, del quiosco asentado en el barrio de mala muerte) asoman las hormigas de Eli, del liberalismo moderno, como las garantes, formales e institucionales de un sistema político que pese a contar con casi media centena de expresiones, son contadas con los dedos de una mano, las que orgánicamente conforman un espacio verdadero en donde fluya cierta libertad para que la política, construya o deconstruya, en el universo de lo suyo la posibilidad de construir una sociedad, partiendo de los individuos, mejor, más inclusiva para adentro e influyente para el afuera.


En su obra “La doctrina del fascismo”, Benito Mussolini decía “No hay individuos ni grupos (partidos políticos, asociaciones, sindicatos, clases) fuera del Estado. Porque el fascismo es contrario al socialismo, que inmoviliza el movimiento histórico en la lucha de clases e ignora la unidad del Estado, que funde las clases en una sola realidad económica y moral; y, análogamente, está en oposición al sindicalismo clasista. Pero en la órbita del Estado ordenador, las exigencias reales que fueron la causa del movimiento socialista y sindicalista, el fascismo quiere sean reconocidas y hacerlas valer en el sistema corporativo, donde aquellos intereses se concilian con la unidad del Estado… Los individuos constituyen las clases, según la categoría de intereses; se sindican según las diferentes actividades económicas co-interesadas; pero son, ante todo y sobre todo, el Estado”.


«« Anterior - Siguiente »»

| 1 | 2 | 3 | 4 | 5 | 6 | 7 | 8 | 9 | 10 | 11 | 12 | 13 | 14 | 15 | 16 | 17 | 18 | 19 | 20 | 21 | 22 | 23 | 24 | 25 | 26 | 27 | 28 | 29 | 30 | 31 | 32 | 33 | 34 | 35 | 36 | 37 | 38 | 39 | 40 | 41 | 42 | 43 | 44 | 45 | 46 | 47 | 48 | 49 | 50 | 51 | 52 | 53 | 54 | 55 | 56 | 57 | 58 | 59 | 60 | 61 | 62 | 63 | 64 | 65 | 66 | 67 | 68 | 69 | 70 | 71 | 72 | 73 | 74 | 75 | 76 | 77 | 78 | 79 | 80 | 81 | 82 | 83 | 84 | 85 | 86 | 87 | 88 | 89 | 90 | 91 | 92 | 93 | 94 | 95 | 96 | 97 | 98 | 99 | 100 | 101 | 102 | 103 | 104 | 105 | 106 | 107 | 108 | 109 | 110 | 111 | 112 | 113 | 114 | 115 | 116 | 117 | 118 |