La rebelión institucional se dio en Bolivia.
Mientras Chile arde, en Bolivia se expresó (renuncia de Evo Morales mediante) el síntoma acabado de un sistema, que en su misma plenitud, brinda treguas momentáneas y oportunas, como la otorgada en Brasil, para que la “claqué” política, supuestamente más cercana a los intereses populares (hasta dentro de los propios narradores existen controversias nominales para reconocerse como populistas, progresistas, de izquierda o anti-sistema) renegocie sus condiciones, liberaciones de líderes mediante, o sosteniendo la normalidad o salubridad del republicanismo-democrático, elecciones mediante, como lo sucedido en Argentina y tal como se apresta a suceder en España.
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