"La lectura hace al hombre completo; la conversación lo hace ágil, el escribir lo hace preciso". La cita, del canciller Francis Bacon, el texto, de Óscar Sánchez.
Debido a la pandemia de covid-19 nos vimos orillados a dar clases en línea, para evitar el riesgo de contagio. En el ciclo anterior encargaba una tarea por semana, pero en este nuevo ciclo no quise poner a trabajar en exceso a los estudiantes (y por supuesto a mí, calificando montañas de tareas), pero influenciado sobre todo por los libros El derecho a la pereza del yerno incómodo de Marx, Paul Lafargue, El progreso improductivo del prolífico literato mexicano Gabriel Zaid y La abolición del trabajo del activista estadounidense Bob Black (seudónimo).
A partir del próximo lunes 11 de octubre, se desarrollarán seis episodios más de los encuentros (que ya cuenta con 23 ediciones realizadas) del filosofar organizados por el Centro de estudios “Desiderio Sosa” y la escuela correntina de pensamiento. Bautizada la actividad como “Maratón filosófica” la misma es organizada por Francisco Tomás González Cabañas con panelistas como la española Ana Lacalle y el mexicano Jorge de la Torre López. Juan Domingo Sánchez Estop, Juan Negrete Alcudia, ambos de España, Nicol Barria-Asenjo, Rodrigo Aguilera Hunt (ambos de Chile), Oscar Barroso (España), Diego Singer y Diana Sperling (ambos de Argentina) son los próximos participantes que tendrá la propuesta que se transmite por el vivo de la cuenta de Facebook “club mundial de filosofía” y que propicia el pensamiento en “vivo” por intermedio de un concepto que se propone al invitado para que lo desarrolle o piense a lo largo de 60 minutos con intervenciones por parte de los panelistas presentes.
«Hay un grado de insomnio, de rumia, de sentido histórico, que perjudica al ser vivo y termina por anonadarle, ya se trate de un hombre, de un pueblo o de una cultura» (Nietzsche, F., De la utilidad y los inconvenientes de los estudios históricos para la vida, Alianza Editorial, Madrid 1986, pág. 11).
Argentina es un país con un centralismo muy marcado que se observa en todos los ámbitos desde 1861 a la actualidad. Cada actividad que se manifieste “humana” surge en el “puerto central”. La política; la economía; la cultura, el deporte; las finanzas; y hasta la “creación de derechos” nacen y se multiplican en un constante dominó hacia el “interior” del país. Pero esa onda con origen concéntrico, la mayoría de las veces llega con escaza o nula efectividad a la periferia de las provincias.
Actualmente en México cuando se habla de cultura en el imaginario mexicano pensamos que es lo representado por las artes, por los lazos fraternos, entre otros, pero en los últimos años hemos relacionado cultura con nuestra historia y nuestra identidad.
Eduardo Fracchia desde su Resistencia natal, propuso una filosofía de la resistencia “interrogativa y crítica”, bajo estiletazos conceptuales alumbró sentencias como “el lenguaje es la morada del poder”. Reconocida su formación intelectual como su sensibilidad poética y su perspectiva política, instó también a que salgamos de los “aguantaderos filosóficos” dado que no hay camino seguro o cierto a seguir, sino uno a construir. Antes que estudiar la filosofía propuesta, Fracchia plantea involucrarse y comprometerse”. No podemos dejar de soslayar el compromiso con lo humano que anexa, indiscerniblemente el autor con la filosofía entendida y ejercida desde está posición, dinámica o de sobrevivencia. Martha Bardaro en su texto “Filosofía y poesía en Eduardo Fracchia” realiza la invalorable labor de introducir la obra del autor, dejarla al descubierto (por tanto en tiempo y espacio) más allá del propio sujeto, de su finitud y transformar el infierno satreano de la otredad en la validación correspondida y merecida de un pensador singular, resistenciano, resistente y promotor de una resistencia filosófica, mundana, comprometida, política, conceptual, estética y poética.
(Sueño extraño y más bien propio de la locura inherente a los filósofos que el que suscribe tuvo tal cual lo cuenta durmiendo con su hijo mayor en una pequeña construcción blanca emergida del vasto y plano campo de Alicante, un estrellada noche de un verano de estos, por Óscar Sánchez...)
Se desarrolló hasta el momento el análisis de los “gobiernos algorítmicos” sin que se pusiera atención al sistema político en general, que involucra a la gran mayoría de la dirigencia política (la que oficia de opositora y validante de los oficialismos) y los problemas a resolver o aspectos dilemáticos (que aparecen en agenda pública y publicada por intermedio de las intervenciones de dispositivos mediáticos), como los números o índices de pobreza, marginalidad o de variables económicas (morales o amorales, desde déficits fiscales, pautas de inflación o registros de capitales en paraísos impositivos), que sólo son trazadas y analizadas desde la variante numérica (como también lo ha sido la cuestión pandémica), ocluyendo la reflexión o la mirada en la huella primigenia de lo conceptual. Una otra nomenclatura que nos ofrecen las “democracias algorítmicas” de las que somos parte.
“Tómenme por lo que soy inequívocamente: letras colocadas unas al lado de otras, con esa disposición y esa forma que facilitan la lectura, aseguran el reconocimiento, y se abren incluso al escolar más balbuciente; no pretendo redondearme y luego estirarme para convertirme primero en la cazoleta y a continuación en la boquilla de una pipa: no soy nada más que las palabras que están leyendo.” (Foucault, M. “Esto no es una pipa”. Ensayo sobre Magritte. Anagrama. 1997. Barcelona. p., 38).
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