Nuevamente el arte emergente de la región tendrá lugar, fecha y hora.
No existe alguna otra alternativa, para la gran mayoría de hombres y mujeres que hemos sido lanzados a estos terruños en donde el peor pecado a cometer, es el de tratar de sugerir (ni siquiera imponer) otras reglas de juego. El penitente que ose tal cometido, será odiado, vilipendiado, ninguneado y difamado (al unísono y sin que esto vulnere el principio de no contradicción), declarado no querido por nadie, como síntesis y expresión de la peor de las admoniciones sociales. Ocurre que es más digerible, aceptable y amable, que te quieran, obediente, buenito y rastrero, en todo caso, luchador, pero abnegado, con la cabeza siempre gacha, que es la forma que tienen de no respetarte, de darte una palmada en la espalda, de “muchachearte” de decirte ya te va a tocar a vos, ya se acomodarán los melones, cuando los astros se alineen, siempre y cuando esos que esto te dicen sigan en la cúspide de las decisiones que te tiene a vos, como su servil e imprescindible ariete, para que te alcance para tu cervecita, para tus compras en cuotas y tus regalitos en navidad.
¿Estado? ¿Qué es eso? ¡Bien! Abridme ahora los oídos, pues voy a deciros mi palabra sobre la muerte de los pueblos. Estado se llama el más frío de todos los monstruos fríos. Es frío incluso cuando miente; y ésta es la mentira que se desliza de su boca: Yo, el Estado, soy el pueblo. Friedrich Nietzsche.
Quiero sacar a luz todos los secretos de vuestro fondo; y cuando estéis expuestos, escarbados, al sol, también vuestra mentira estará separada de vuestra verdad. Así habló Zaratustra. Friedrich Nietzsche.
Por supuesto que no será la última, pero bien vale, el remarcar, el consignar y el recordar, sin que ello signifique vano alardeo, que desde que establecimos que tanto la posibilidad de prórroga de mandatos, como una reforma constitucional, debía estar vinculada, a una reforma constitucional no fueron pocos que creyeron y vociferaron que estábamos detrás de un objetivo de corto plazo para apoyar o perjudicar a fulano o mengano. Ya lo establecimos en aquel entonces, señalando los casos, los ejemplos internacionales que se sucedían casi al unísono, meses después, sigue ocurriendo, por ejemplo en la tan cercana, cultural y filialmente, Italia o en la tan Latinoamericana Colombia para refrendar o no el acuerdo de paz tan afamado. Insistimos que no se trata de hacer ningún tipo de alardeo, sino de simplemente, dejar marcado que en el mundo, en occidente, ese que decimos y que nos ufanamos imitar o pertenecer, cuando se hablan de reformas electorales o de cuestiones neurálgicas de la representatividad, como paso obligado, como cláusula democrática, se recurre al soberano, insospechada como casi obligadamente.
Posiblemente la sacralización, el haber totemizado lo democrático, haberlo trasladado a un ámbito puramente simbólico, etéreo e impracticable, tras las tragedias mediante de toda una generación que pensó, en su momento acertadamente, en forma agonal que era la dictadura, la opresión, el totalitarismo, contra la democracia, la libertad y las posibilidades de ser humanos, sea gran parte del grave y acuciante problema político, que estructuralmente nos socava en nuestra condición de hombres de bien. Ya es tiempo que nos convenzamos, que no sería descabellado pensar que todo el sistema mediante el cual hemos edificado nuestras promesas, expectativas, como aciertos y fracasos, no ha dejado de ser un castillo de arena, incapaz de sortear el desgaste natural, del ir y venir de un mar embravecido como de una ventisca, siempre amenazante, conculcante y socavante de aquello que vanamente prometió sin cumplir, siquiera parcialmente. La pobreza y la marginalidad que seguimos arrastrando, desde tiempos en donde la democracia prometía alimentar, curar y educar, no es más que una gangrena que amenaza con un día hacernos levantar en la peor de las anarquías, cuando el hombre desnudo en sus más bajos instintos, instale, ipso-facto, la ley del más fuerte, la última ratio, que es la violencia, como devolución o vomito ante tanta crueldad, indiferencia y promesa perversamente sostenida.
Si quieres conocer el pasado, entonces mira tu presente que es el resultado. Si quieres conocer tu futuro mira tu presente que es la causa. Sakiamuni.
Así de cerca, por más que la pensemos o creamos lejana, se nos pueden presentar ciertas realidades, desde una trágica o accidental, hasta una política o laboral. En tiempos de final de año, de balances y próximos a la cuenta regresiva de políticos y funcionarios, siempre es saludable, darle una vuelta, para no llegar a revueltas y en todo caso que aquella se defina por primera o segunda vuelta electoral.
Me sorprenden las discrepancias en el mundo del periodismo sobre lo que realmente ocurre, porque hace a lo mejor cinco o diez años sí podía ser cierta esa visión de una arquitectura más conceptual, pero hoy en día esta distinción es totalmente irrelevante. Rem Koolhaas.
Tal como lo reconoció el ex gobernador de la Provincia de Buenos Aires, ex Vicepresidente de la Nación y ex Senador a cargo de la Presidencia de la Nación, el Dr. Duhalde, en tal vez su mayor contribución política a la Argentina, aquellos que han gobernado o ejercido una función pública, por al menos tres períodos en lugares de resonancia o importancia, deben al menos realizar una profunda autocrítica, antes de volver a postularse en el escenario público-político, con alguna excusa que por lo general se acendra en aquella falacia de que la experiencia, el paso de los años, incluso hasta la muerte, redime a todos aquellos que arribaron a tal condición de ancianos o muertos.
Seguinos
3794399959