31 de octubre de 2015
La mayor parte de la dirigencia correntina vuelve a priorizar sus intereses sectoriales ante que los colectivos, ante la inminente segunda vuelta electoral.
La verdad que es perfectamente entendible los caudalosos sueldos que perciben nuestros representantes y funcionarios, cuál si fueran recursos anti-cíclicos personales para combatir la falta de libertad, de ejercicio de raciocinio, y en definitiva el comportamiento más esencial del que por derecho natural, en el caso de que existiera, la existencia, el arrojo o dios les ha otorgado, el poder ser ellos mismos, asumiendo más luego su responsabilidad representativa, para la cual dicen trabajar y con ello, atrapar ese título de políticos o de dirigentes del que ostentan.
Es que escondidos, agazapados, en esa suerte de la “verticalidad” militar, que dicen que le exigen sus espacios políticos nacionales, atestan sus cuentas personales de red social, o vomitan en medios de comunicación, toda la variopinta gama de frases marketineras que los tutela, que los niega como verdaderos dirigentes y finalmente, hasta como seres humanos.
A nadie hemos visto aún, que convoque desde la obviedad de que tendríamos como resarcido (puesto que ambos candidatos que quedan en el balotaje, han reconocido que el estado nacional nos debe) votando a uno u otro. A nadie, aún, hemos visto, que viaje a esos comandos de campaña, para arrancarle a uno u otro, algo más que una promesa, cierta precisión específica, cierta finalidad que perseguirán con respecto a Corrientes y la respectiva metodología para alcanzarlo.
Y esto último es importante, porque nos quieren distraer, por la holgazanería que los abruma, o por ese síndrome de Estocolmo del que son víctimas desde hace años, con todas las tonterías antediluvianas que provienen desde carta abierta o la fundación pensar. Porque ha sido lamentable, que ninguno, hasta ahora, les haya espetado en la cara, a estos “técnicos” que manejaran el País, que en Corrientes no hay izquierdas ni derechas, ni populismos o no populismos.
Y para que esto haya ocurrido, estos dirigentes, tendrían que haberse empapado con los hacedores, los pensadores, los trabajadores y los pobres de Corrientes. Sin embargo, se siguen empachando, con la designación de familiares y amigos, y como muy dentro de ellos, esto los debilita, los deslegitima, cuando van a Buenos Aires, para contactarse con sus referentes, estos ya pasan a ser sus superiores, sus mandamases, y en vez de poder dialogar, democráticamente con ellos (ni siquiera hablamos de plantarse o discutir con argumentos), pasan a la tan temida “Obediencia debida”, con rasgos, democráticos.
Entonces claro, el circuito, que nos sigue postrando, se amalgama en su perpetuidad. No llegan los puentes, ni el gas, ni el fondo de reparación histórica, ni la promoción de la actividad agrícola-ganadera, forestal o industrial, ni programas para combatir nuestra pobreza y marginalidad.
Nuestros dirigentes, se transforman en empleados del mes o en militontos, que a cambio de un conchabito, para el que le dijo que le junto treinta votos en Scorza Cué, o para el que le cuida a la madre enferma o le enseña pintura cubista al hijo, lo único que pasan a hacer es subir cartelitos en la red social, declaraciones de esos barbados o trajeados, que sean de una o de otra expresión, lo concreto y real que hacen es enajenar el federalismo, en el buen nombre y honor, de la izquierda y la derecha ( que ni siquiera son categorías de las que podamos pensar en Latinoamérica, menos en Corrientes), del cambio o la continuidad, de lo metodológico que le indiquen uno u otro consultor contratado para la ocasión.
Esta dirigencia, lamentable y penosamente mayoritaria, ha transformado uno de nuestros principios históricos, filosóficamente auténtico, que nos definían en nuestra correntinidad más acendrada, aquello de “República aparte” como un modo de ser ante el mundo, para que prioricemos nuestras expectativas e inquietudes, la han transformado en la genuflexión de una Corrientes como patio trasero de cualquiera que llegue al poder central.
Una lástima por la sangre derramada por nuestros comuneros, por nuestros cazadores correntinos, por nuestros héroes de trascendencia como Cabral y San Martín, por nuestros combatientes de Malvinas, pero por sobre todo y mirando al futuro, por nuestras generaciones venideras, que como desde que esta dirigencia está al mando, no tiene otra opción que emigrar a la gran metrópoli, en donde podrán tener un futuro mejor, independientemente de que el obelisco, como figura simbólica con su connotación fálica, nos continúe penetrando, vestido de azul o de amarillo y con la correspondiente, complacencia, cortesana de sus sobadores, travestidos de dirigentes.
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