El legislador Chaqueño, Dr. Sergio Vallejos, realizó criteriosas declaraciones ante las situaciones políticas suscitadas en su provincia, que exceden su espacio político, la UCR, y fortalecen su línea Integración.
Sí bien el sistema electoral de Ballotage, es de origen francés, quiénes lo volverán a experimentar nuevamente para elegir su máxima autoridad política en breve, desde nuestras reformas constitucionales (siempre de expertos mirando experiencias ajenas, eurocéntricas que muy poco tienen que ver con nuestra realidad, referencia, hasta con nuestros posibles deseos colectivos) hemos instalado esta metodología adversarial, agonal, que dispone el acendramiento de las grietas, y tal como lo estipula un funcionario de Gobierno nacional (que debería concentrar sus reformas en el sistema electoral antes que hacerlo en el eufemismo del financiamiento de las campañas, como lo inició otro hombre enquistado en el estado que ha pasado en sus jóvenes años por más de tres partidos distintos) disponiendo que la parte debe suplir al todo y por ende la política o sus políticos ,no dialogan ni consensuan, podríamos terminar, profundizando esta brutalidad rivalista, de generar mayorías (que son mínimas por otra parte, un 50% de habilitados que asisten a votar, no es la mayoría de la ciudadanía real, intimada u obligada a optar) tan polarizadas, tan indiscernibles en número, que el conteo (tal por ejemplo como ocurrió hace no mucho cuando no se pudieron contar los votos para el presidente de la AFA, o los recuentos problemáticos para repartir legisladores) puede terminar cómo en el país Africano de Cabo Verde, cuando en las elecciones presidenciales de 2001 debieron repetirse por las acusaciones de fraude y el escaso margen final (50,05% contra 49.95%). La Corte Suprema decidió el resultado final, después de las apelaciones cursadas por irregularidades en la votación: Pires, del PAICV, fue declarado ganador por 17 votos. Nosotros usamos la justicia antes, incluso, para esperar que habilite o inhabilite candidaturas, o que interprete las normas jurídicas que hubieron de ser creadas por el legislador.
Palabras a cargo del Dr. Emilio Lanari (ELI) Candidato a Viceintendente de la Ciudad de Corrientes por ECO-Cambiemos.
Para quienes puedan seguir pensando que desde nuestros arrabales sudamericanos, la vieja Europa nos queda cultural y políticamente más cerca para brindar las respuestas de siempre (un fascismo recalcitrante y la culpa del otro) a los problemas estructurales irresueltos (pobreza, marginalidad y desigualdad) la naturaleza, en forma de lluvia fuerte, los sopapea en su ignorancia y acomoda en realidad, al tenernos, como en las organizaciones tribales Africanas, pendientes de rezo, para que no caiga agua del cielo que haga colapsar ciudades y caminos. Suazilandia, insistimos como en muchos países de tal continente que pese a tener occidentalizada su clase dirigente (la política-militar como la incipiente académica), brinda respuestas, novedosas e innovadoras a las crisis, de antaño y esclerotizadas, que golpean la legitimidad en la que se sostiene la política. Imitada por el oficialismo Venezolano, que recientemente convocó a una Asamblea Constituyente de ciudadanos no de partidos, Suazilandia en 2003 en una elección legislativa (el país adoptó como forma de gobierno una monarquía absolutista) dispuso que solo podían ser elegidos aquellos ciudadanos no relacionados con ningún partido político. Imagínese cuanta oxigenación podría generarse, sobre todo en países que imponen por letra de la ley a los partidos políticos como pilares de lo democrático, que de tanto en tanto, en una suerte de cupo como el femenino, para que los partidos incorporen una cierta cantidad de ciudadanos independientes en sus listas u ofertas electorales, dada que las cifras con las que dicen contar como afiliados o pertenecientes, no sólo que son altas y sospechosas, sino que se enmarcan, dentro de las fantasías inoperativas que instalan, en una suerte, paradojal, de ejercicio despótico del poder, eligiendo candidatos que no atraviesan instancias de internas o no generando políticas democráticas internas, absolutizando al ciudadano, y obligándolo a que vote, por opciones preestablecidas en nombre de lo democrático que claramente no es tal.
Senegal se presenta con una rara avis del continente africano, desde su independencia de Francia en el año 1960, el país africano no sufrió el flagelo de los golpes de Estado o las usurpaciones de sus instituciones, como tampoco conoce de grandes revueltas populares que nos indiquen inestabilidad socio-política como si ocurre en vastos territorios de África.
El país Africano que se caracteriza por liderar índices internacionales de corrupción donde la mitad de la población es analfabeta, pero las libertades políticas están garantizadas con la existencia de casi 80 partido políticos, donde pese a contar con una garantía constitucional de independencia del poder judicial, el Presidente nombra o tutela a la mayoría de los funcionarios judiciales, ha iniciado una campaña para promocionar y fomentar la lectura, dado que estiman que forjaran una sociedad más democrática, sí es que sus ciudadanos toman contacto más asiduo con la lectura. En América Latina, de acuerdo al Cerlac (Centro regional para el fomento del libro en América Latina y el Caribe) en países como México y Chile, se leen menos de 3 libros por año y en Argentina el número escala a 4,6 muy lejos de España, Corea o Canadá (http://www.cerlalc.org/files/tabinterno/33c91d_Comportamiento_Lector.pdf ). El latrocinio social que significa esta estadística, la violación perpetua y continúa al derecho humano a forjar un criterio de libertad, se agudiza en el caso Argentino, dado que la estimación está realizada en grandes urbes, como Buenos Aires o Córdoba, que representan realidades muy disimiles a las que se pueden observar en el norte feudal del mismo país en donde la cifra de lectura anual no estaría muy lejos que la que expresaría el Chad Africano. La diferencia es que en este país, poligámico, esta manifestación ha preocupado y ocupado a sus autoridades políticas y culturales, en los neofeudalismos de ciertas provincias argentinas, a lo sumo se realizan ferias de libro para hacer de cuenta que es política pública el aumentar la cantidad de lectores, al mismo tiempo que se persigue, se denosta y se in-visibiliza a los escasos actores culturales o intelectuales que proponen el uso del pensamiento crítico como piedra basal de la expresión libertaria de vivir en democracia.
Este es el único país Africano que no ha sufrido golpe de estado alguno o interrupción de lo que llama su orden democrático. Desde su independencia, el partido Democrático (que otro nombre podría tener sí no) gana las elecciones, abrumadoramente, como en 2009 donde obtuvo 45 de los 57 escaños en juego. Observadores, creen sin embargo, que tal como sucedió en América Latina, por la propia salud de la institucionalidad (el gatopardismo de que todo cambie para que nada cambie) más temprano que tarde, este mito caerá (de que sólo puede gobernar en Botsuana el partido democrático) como sucedió en México con el Pri, en Paraguay con los colorados o en Argentina con el peronismo (pese que aún persista la continuidad del mito de que ningún gobierno que no sea de este signo no termina su mandato constitucional). La criminalidad humanitaria, no se soslaya sin embargo, por el elevado índice de la población infectada por el Vih-Sida (casi un cuarto de la población) o como en un a priori se podría pensar, por índices económicos, en los últimos años evidencio crecimiento de su PBI cercanos al 10%, sino precisamente por el monopolio político que se ejerce en nombre del orden democrático. Este absolutismo en el ejercicio de las libertades públicas, se padecen también, en formatos oligopólicos (en aldeas en donde existen más de 40 partidos políticos que expresarían cosas distintas, pero en las elecciones terminan, casi en mitades iguales, ofreciendo solo dos opciones reales a la población, que más que elegir, optan condicionadamente) que se traducen en medios de comunicación que solo reflejan las opiniones autorizadas, en voces premiadas y distinguidas por el poder, que generan, la indiferencia, el señalamiento y la persecución mediante el ninguneo a todos quiénes se atrevan a cuestionar, desde la crítica constructiva o el uso del razonamiento, a las bases del sistema que sostiene tales privilegios, que precisa de esta opresión para ello.
“Es un hecho bien conocido que el botón de Cerrar la puerta en muchos ascensores es un placebo sin utilidad, dispuesto en el lugar sólo para darle a los individuos la impresión de que participan de algún modo, contribuyendo a la rapidez de la jornada del ascensor cuando apretamos ese botón, la puerta se cierra exactamente al mismo tiempo que cuando apretamos el botón que indica el piso sin apurar el proceso por el hecho de apretar también el botón de cierre la puerta. Este caso extremo de falsa participación es una apropiada metáfora de la participación de los individuos en nuestro proceso político postmoderno”. (Zizek, S. “Bienvenidos al desierto de lo real”).
Vanos son los intentos de pretender algo a cambio de anoticiar a los que administran poder, que la traducibilidad instituida, que el cumplimiento del pacto social instaurado, se cumplimenta a expensas de que mayor cantidad de personas, ven subsumida su posibilidad de ser tales, que se las reduzca en archipiélagos de excepción, en donde se decostruyen en escombros, cuando no en escorias, en el mejor de los casos, tomadas como contraejemplo de gigantes mediáticos que lavan sus culpas con notas de color, haciendo el foco en el padecimiento de alguno, o como especímenes sujetos a investigaciones académicas, soporíferas, destinadas al sueño inconcluso de alguna rata de biblioteca. Utilizar el continente Africano, como significante de una realidad pauperizada, puede ser incomodo, como provocador, sin embargo la única intención que nos moviliza a vincular ambos conceptos, es la nítida, clara y contundente, combinación entre una institucionalidad occidental que funciona en términos puros, ascéticos, normativamente inobjetables y que a contrario sensu, demuestra su cabal incumplimiento, cuando pasa al campo de la acción, cuando la traducción se desmorona en la fatalidad comprobable de la mayoría de los países africanos que se dicen, declaran y manifiestan como democráticos, y que de tal solo poseen la pretensión semántica de la autodefinición.
Martín Heidegger se preguntó ¿Y para que poetas en tiempos de penurias? A partir de un poema de Hölderlin, recaba, garabatea, piensa, rodea, posibles definiciones. Nosotros inspirados en palabras que bosquejó como las siguientes; “El hombre debe arriesgarse, es capaz de hacerlo, debe hacerlo constantemente y a gran escala. El hombre es un desprotegido de la naturaleza, de la totalidad del mundo y por ello no está limitado”, nos preguntamos acerca de nuestros políticos en tiempos de democracia.
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