El tiempo del desprecio

Las rencillas (en verdad la forma y modo de interactuar con el otro), cada vez más violentas, en las circunstancias electorales, son apenas un síntoma, del concepto de Zeitgeist o espíritu del tiempo, del que hablaba Hegel, pero citar autores, es contraproducente y violento, en un ámbito de lo público, en estos tiempos del desprecio, dónde la palabra es considerada un veneno y los que nos resistimos a usarla cómo valor elemental, somos condenados a la despreciable actitud de la indiferencia.
Los números, como resultante simbólico de la síntesis de las palabras pensadas, necesariamente deben ser explicados, con conceptos, y de allí que en la hegemonía numérica, y la cancelación despreciable del curso de los vocablos, sólo surjan imágenes, memes o finalmente, lo que sostienen a estas violencias gráficas, que es ni más ni menos que la agresión que escala en el cuerpo a cuerpo, en estos tiempos del desprecio.
No se trata de una vocación profética, ni de un deseo de caos, simplemente de la próxima estación a la que vamos, cada vez más rápido.
Ya hemos transitado estos ciclos (de hecho el tiempo del desprecio es el título de un libro de Malraux, de una película y de tantas otras apreciaciones de lo humano) que tras la caída al infierno de la violencia irracional, resurge como respuesta, la consideración de lo público como el entendimiento con el otro, y de lo privado, sin que sea privativo a no reconocer subjetividad o humanidad en ese otro, que es condición necesaria y suficiente para la existencia del individuo en sociedad.
Escuela Correntina de Pensamiento.
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