Las razones del chauvinismo feudal.

No podemos dejar de soslayar que esta construcción mítica, es histórica y se afianza en el plexo normativo y en la memoria colectiva provincial. Desde la batalla de los comuneros (en el siglo XVIII) dónde un grupo de correntinos se opuso a las órdenes del gobernador de Buenos Aires para abrir un camino entre Tucumán y Corrientes, la conformación de la liga federal o de los pueblos libres, pasando por la gesta de Genaro Berón de Astrada quién pretendió abrir el puerto de Corrientes, la guerra de la Triple Alianza, que dividió a la correntinidad en su vínculo con el Paraguay, llegando hasta los héroes de Malvinas (proporcionalmente con aporte mayoritario de sangre correntina) y la heroicidad de niños cómo el tambor de Tacuarí o no libres como el Sargento Cabral, Corriente detenta, además reclamos ante la Corte Suprema de la Nación por las regalías de Salto Grande, solicitudes políticas por fondos de compensación ante la no realización de obras de infraestructura como la red de gas natural, los aportes de Yacyretá y la consideración negativa por parte de funcionarios nacionales, que producto de los índices económicos y sociales, han considerado incluso la "inviabilidad" de provincias como Corrientes, un caldo de cultivo propicio para que el "chauvinismo" nosotros le agregamos "feudal" se encuentre a la órden del dia.
Nuestro actual gobernador, Gustavo Valdés es un destacado cultor y principal representante de esta narrativa. Dado que aborrece rodearse de asesores o personas que le brinden conocimiento, es la única razón por la que no se presenta ante la sociedad tal como lo cree y siente: una suerte de sucesor de Berón de Astrada, con el agregado que reivindica al pueblo de su tío, padre y hermano, Ituzaingó, dónde también es oriundo, creando un puerto de proporciones, al que pretende integrarlos en el corredor de la Vía Navegable Troncal o mal llamada "hidrovía".
Cada vez que puede, saca a relucir ante su pueblo empobrecido las referencias históricas que las mixtura con frases demagógicas contra actores nacionales, cómo incluso ante el presidente de su partido nacional la UCR o fustigando a los legisladores nacionales expresando que se dejan llevar "por las luces de Buenos Aires". Por más que le cueste reconocer, un hijo político dilecto, de su hacedor, Ricardo Colombi, quién en su momento activó este chauvinismo feudal para que el Kirchnerismo nunca ganara una elección provincial.
En tiempos electorales, la narrativa que exalte el gobernador no tendrá más implicancia alguna de la que genera. Párrafos oficiales en medios que muy pocos leen, y una correntinidad sometida a la pobreza y la miseria, que jamás saldrá a pedir una reivindicación histórica ante el poder central, ni siquiera una marcha o una juntada en ninguna plaza correntina (lo más atinado lo intentó otro ex gobernador correntino, Tato Romero Feris pretendiendo trasladar los restos de San Martín a Yapeyú, otro síntoma simbólico del chauvinismo feudal del que hablamos).
Ahora bien, a Valdés, además de que se le termina el mandato, se le termina su posición ambivalente. Y no hablamos de la elección de quién será su sucesor, a quién para todos dejó de ser el misterio que será finalmente su hermano Juan Pablo. La elección que deberá hacer Valdés, es sí finalmente acuerda la vice con un liberal-libertario (podría ser un "puro" o un recién llegado) para acordar una suerte de paz con la nación e incardinarse en el proyecto nacional y por ende, dejar el ropaje de "federal" y postergar sus sueños de ser el sucesor de Genaro Berón de Astrada, habilitando la diputación nacional para un representante de Patricia Bullrich o volver a las fuentes de la UCR Nacional, comandada por Martín Losteau y su corriente interna de evolución, y con acuerdo de estos, enviar un legislador nacional que a la postre no termine defeccionando como lo hizo Eduardo "Peteco" Vischi.
El dilema que tiene enfrente Valdés, y que se esconde detrás de su discurso diáfano de chauvismo-feudal es concreto y claro: o aplica la máxima de Moisés Lebensohn " Doctrina para que nos entiendan, conducta para que nos crean" o se embarca en la definición de atribuida a Groucho Marx de "Tengo estos principios, pero si no le gusta, tengo otros".
Ese tiempo indefectiblemente llegará, porque tal como recordaba Perón a Licurgo "Cuando los destinos de Esparta se deciden entre dos bandos es tan inaceptable no estar en ninguno como estar en ambos".
El resto, las cuestiones históricas, las epopeyas y heroicidades, son narrativas y asuntos de los que no debe encargarse un gobernante, y eso Valdés lo supo y lo sabe, y si bien le rindió políticamente, el jugar la carta de la provincia histórica, irredenta e indomable, para estar en ambos lados del mostrador de la política nacional, es lo que precisamente en breve va a caducar, y al fin sabremos, luego de casi 8 años de gobierno qué destino quiere Valdés para Corrientes.
Por Francisco Tomás González Cabañas.
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