21 de julio de 2022

El arte y los Premios, y los Simulacros , por Oscar Portela in memoriam.

El frenesí, casi el delirio de obtener premios como sea, porque «ser es circular» y sin circulación no hay fama. La fama a toda costa. ¿Adónde lleva la fama? ¿Al poder, al dinero? En el caso de los poetas de lo trivial se pasa a lo infame —y de lo sagrado de una misión, al terror de la vacuidad de los fines. Los medios se prestan a eso. Están «a la mano». Rudolf Eucken y Winston Churchill fueron premios Nobel: Joyce y Proust, no. En todos los ámbitos la posesión demoníaca está dominada por el vértigo de la velocidad.

 Realizar una obra lleva tiempo, más que el tiempo de «una vida», pero “Los Premios” acortan el camino. La hoja en blanco de Mallarme ya no causa «angustias»: las computadoras se llenan de palabras —las aún vigentes— y los «escritores» surgen por generación espontánea e inauguran nuevos tiempos: los tiempos de «la producción a gran escala del producto literario». Un ejemplo plausible: los premios literarios instaurados por los multimedios en Argentina: ejemplo el Premio “Clarín”, que permite saltar de la noche oscura del alma a las markesinas de los suplementos literarios, la TV. y con más suerte a una adaptación cinematográfica , tratándose de una novela: a la humanidad le gusta verse reflejada en el arte se afirma: habría que preguntarse entonces porque la condena de los grandes creadores de todos los tiempos a la locura, las enfermedades incurables o el suicidio, desde Rembrandt a Van Gogh o Modigliani, ( pintura), hasta los casos extremos de Holderling, Kleist, hasta Artaud, Fijman, Celan o a los desamparos de Beethoven anciano suplicando prestamos bancarios para terminar “La Décima” la gran ilusión - hasta Schubert, Schuman y Dvorack y tantísimos otros. ¿De que arte se habla aquí? Aclaremos: desde Dostoievky a Kafka, desde Conrad a Celine nadie quiere verse reflejado en estos espejos. ¿ A que narcisos nos referimos entonces?. Y cuando las Editoriales tienen lectores que son gerentes de las multinacionales de la industria del libro, no debemos hablar: ¿que es Alfaguara sino un dispositivo de marketing para buscar más lectores en Latinoamérica? Hoy nadie recuerda a escritores argentinos como María Granata, Marco Denevi, Eduardo Gudiño Kieffer preferidos de los suplementos Culturales y la Editoriales Argentinas, cuando éstas lo eran. A partir del  “boom” de Isabel Allende la Argentina a entrado a una zona oscura. Y si Andáhazi existe es porque se le otorgó un premio “Fundación”. Duele decir la verdad pero lo otro es solo "camelo". Y el arte en verdad no admite simulacros.
Y SIN EMBARGO.  Sin embargo los escritores de hoy —con fama y prestigio de elite— jamás estuvieron tan lejos del poder y la tierra a pesar de la defensa de los «humanismos», de los «manifiestos» y de las «internacionales» mundanas de escritura testimonial. ¿Adónde se intenta o se quiere llegar? El pasado está ocluido y también sus poderes, sobre quien intenta renovar el tiempo presente. El olvido a que está sometida la fama es terrible en la sociedad mediatizada donde todo objeto de «culto» es sólo un fetiche. Y sin embargo proliferan los «concursos» y los Premios nadan en una pecera color Hollywood. Desde Dante, la poesía y el pensamiento son por esencia «civiles» y por ello los que escribieron lo hicieron para «hacer vida» —para luchar por y contra sí— en el sentido de desenterrar los tesoros de la memoria ocultos en los misterios del lenguaje. Hoy se trata de las «marquesinas», del show business, de un tiempo paralizado que creé moverse como un rayo. Ya llegamos, ya llegamos. ¿Adónde? 
 

A derrotar a los moros con un jinete muerto en el caballo.

 Texto escrito y publicado en noviembre del 2006 por ÓSCAR PORTELA, nacido en la provincia de Corrientes (Argentina), quién en vida fuera escritor, poeta y ensayista. Publicó, entre otros títulos, Senderos en el bosque; Los nuevos asilos; Memorial de Corrientes y La memoria de Láquesis, Claroscuro, Antología etc.


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