Instituir el día del pensamiento correntino.
Es fundamental reafirmar nuestra identidad en lo político, para sumarla a nuestra correntinidad acendrada y consolidada en lo estético y cultural, como lo son las dinámicas del chamamé y del carnaval. Desde hace siglos que nuestro devenir en cuanto a políticas públicas, está atado o sujeto a lo que hace o deja de hacer "Buenos Aires" como categoría de una disposición unitaria.
El tan declamado "federalismo" e incluso los sesgos parroquiales de exaltar nuestra forma de ser ante el mundo desde lo aldeano, debe trabajarse, debatirse, consensuarse, mediante corrientes de palabras, que se surquen unas a otras, a los efectos de amalgamar nuestra identidad política o identidades, que oblitere desencuentros, aspectos violentos o agresivos, o el desinterés o la indiferencia, que hace que desde hace tiempo sólo seamos la tierra donde se escucha y baila el Chamamé, en donde se vive el carnaval, donde deslumbra el iberá y del que la idea Argentina se ha servido de tanta sangre en todos y cada uno de los conflictos armados que se atravesaron.
Es de basal importancia que el proyecto surja desde las hordas de habitantes que a cotidiano luchamos con el caos cognitivo en el que estamos inmersos desde hace tiempo, provocandonos una incertidumbre intolerable, para lo cuál, la política sólo tiene como respuesta el recurso agotado hasta el hartazgo de la promesa incumplible e irrealizable.
Antes que cortar el nudo, del lazo social deshilachado, debemos reponernos con esfuerzo, dislocarnos en una acrobacia certera que genere un impulso de confianza, contando para ello con la palabra, como residencia del espíritu o el alma. En tal plano, duración de las categorías trascendentales de espacio y tiempo, lo posible se vuelve realizable, el nosotros antece, para luego acontecer, en el intercambio, el resultante de una comunidad que fije prioridades.
Pensemos, debe ser una de las consignas que nos guíen en tan aciagos, acelerados e inciertos tiempos. En cada distrito, comarca, sitio o condado, se debe instituir un día para ello, en esta costumbre que habla de la necesidad de ponerle significados a los días que atravesamos, es imperioso que contemos con un día calendario en que se instituya el del pensamiento, en este singular caso, de la tierra del mencho, la comparsera y el chamamecero.
Por Francisco Tomás González Cabañas.
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