10 de abril de 2022

Unas reflexiones tras las propuestas del club mundial de filosofía y la escuela correntina de pensamiento.

El debate democrático es una cuestión que siempre se encontrará ahí. El intento de llevar al sistema a una participación más igualitaria y donde el poder se encuentre más distribuido, más allá de unas oligarquías que en menor o mayor medida se dan en todos los países llamados democráticos. Pero hay varias cuestiones a tener en cuenta que no son cuestiones baladí:

- Las sociedades actuales, debido al aumento de la esperanza de vida, y junto a los avances médicos, hace que sean de un volumen de personas considerable. - Depende de cómo se tome en sí el significado del término democracia hoy día, es decir, si se considera como una participación igualitaria por parte de todo el mundo, o como un sistema de defensa y de respeto de las minorías. 

- Si tomamos este último axioma como referencia, entraríamos en el debate de su una minoría que va en contra de la democracia (como sucede hoy día en numerosos países) merece ser respetado o no, y en este caso, sí debería defenderse también su libertad de expresión o no, y cómo se debería actuar frente a ellos (en Europa tenemos el problema todavía no solventado de Orban en Hungría). 

- Si tomamos el primer axioma del primer punto como referencia, estaríamos tratando cómo se puede incidir en una participación real, ya que un volumen tan grande de personas para tomar una decisión no es el mismo paradigma de las sociedades griegas, donde en cierta manera se podían establecer asambleas para poder gestionar el día a día. 

- A lo que entraríamos en que los recursos son finitos, con lo cual, un marco de este tipo nos llevaría a plantear si esta manera de actuar es la más eficiente o no lo es. - Desde un punto de vista Hobbesiano, el ser humano no es capaz de cooperar entre sus iguales, pero si tomamos como referencia a Rousseau, el ser humano sería capaz de cooperar desde un marcó fuera de la sociedad. Por otro lado, la biología nos enseña que el ser humano es capaz de cooperar a través de la empatía y el altruismo, pero que fuera de ahí,todo ello depende del contexto. La pregunta es, ¿seríamos capaces de cooperar en un marcó más participativo respetando la decisión de aquellos que suman más, si no estamos dotados de un sistema representativo y unas leyes medianamente aceptadas por todos? ¿Seríamos capaces de cooperar con aquellos que no quieren cooperar? 

- Uno de los problemas que más se plantean en la denominada tragedia de los comunes, de Garret Hardin. ¿Todo el mundo está igual de preparado para decidir en cuestiones que desde un punto de vista colectivo te llevan al desastre a pesar de ser decisiones tomadas de manera racional a nivel individual? 

- Por otro lado, tampoco se pueden obviar las teorías económico racionales, donde la gestión de bienes públicos y bienes comunes nos llevan a un juego del prisionero, con un resultado de no cooperación generalizada, con un equilibrio de Nash muy estable aunque no sea óptimo desde un punto de vista de Pareto. 

- Por último, y no menos importante, resaltar el sistema capitalista que nos mueve y que hasta diría, nos gobierna. 

Por todo ello, ¿qué sería primario? ¿Modificar la participación, la democracia, el capitalismo? Si suponemos eliminar de la ecuación el capitalismo, aún así sería muy difícil evitar que no entraran en funcionamiento las teorías económico racionales, de maximización de beneficios. Aunque se eliminara el componente capitalista del dinero, dudo mucho que esto implicara que la gente no actuara desde un punto de vista de maximización de beneficios y bienestar. Este es uno de los problemas del debate, que la mentalidad del ser humano, a diferencia de otros animales ecosociales, es racional, y esto nos lleva a la no

cooperación en muchos ámbitos, sobretodo en el de los bienes públicos y comunes. Ya en las sociedades antiguas, la lucha por los recursos era una constante. Eso no quita, que en la actualidad el capitalismo y el capital solventen está cuestión, de hecho incluso la fomentan, pero ejerce una gran influencia en lo que es la participación desde un punto de vista de que los intereses individuales aún se ven más exacerbados. También, eliminar este tipo de sistema, nos llevaría a una falta de evolución, ya que la humanidad, desde un punto de vista de bienestar, ha evolucionado considerablemente gracias al incentivo de obtener beneficios por las tareas realizadas, como fueron los avances médicos que permitieron erradicar grandes cantidades de muertes provocadas por todo tipo de enfermedades o por una como la peste. También ayudó a superar los techos malthusianos que hacían que la falta de recursos activarán los frenos represivos aumentando la mortalidad de manera considerable. Estas cuestiones no es que las solucionará el capitalismo per se, ya que es posterior, pero esto ya era el embrión de la evolución posterior del sistema. Ojo, no estoy diciendo que esté a favor de este tipo de sistema, pero sí que es una variable a considerar, ya que las bondades sociales de este sistema lleva a distorsiones letales en el sistema participativo. 

A este respecto, incluir el sistema capitalista en la participación, conlleva que siempre haya grupos con un excedente de poder, debido a su capacidad de almacenamiento de bienes, que se transforman en distorsiones democráticas y participativas para defender (de manera racional para ellos) sus propios intereses. La cuestión quizá, sería como actuar frente a estos grupos que disponen de este excedente de poder, mientras que el resto de la sociedad, siendo mayoría, no disponen de este extra, sino que únicamente de su propia participación. ¿Es malo el sistema? ¿Es bueno? No soy quién para responder a esta pregunta, pero cierto es que estas distorsiones interfieren en la voluntad popular, manejando, modificándola. Parece lógico pensar que ante el volumen de personas crecientes en nuestras sociedades, a la gran variedad de racionalidades individuales, y a la dificultad de cooperación colectiva, es necesario que alguien actúe como representante para captar estas voluntades a través de un marco común, que es el que las personas votan y escogen, pero al final todo ello se ve influido y distorsionado por el efecto del poder de unas minorías concretas que son capaces de con un movimiento de mercado anular marcos que consideran perjudiciales para sus intereses, convirtiendo esos marcos votados de manera más o menos libres, en papel mojado y que se incumplen constantemente. Ahí se desarrolla una de las principales crisis de participación, ya que se produce un marco de desconfianza que cada vez más, afecta a la participación y por ende a la representación, llevando a populismos y recursos nacionalistas, que ante la decepción de las personas, van reclutando descontento y van creciendo de manera alarmante. 

Quizá el problema no es tanto la participación o la democracia, sino más bien el sistema capitalista y las oligarquías de grupos pequeños y poderosos, pero sin el sistema capitalista sería muy difícil la evolución de la sociedad. Repito, esto no quiere decir que sea un sistema ideal, ya que a base de su saturación, está llevando a una serie de problemas colectivos que veremos si no se vuelven irreversibles. Pero dado que parece que son cuestiones que van necesariamente ligadas, bajo mi humilde punto de vista, opino que el debate se debería centrar en cómo compaginar ambos sistemas, como equilibrados igual que se hace con los tres poderes, para que el sistema capitalista no se imponga al sistema participativo, y que se equilibran los poderes entre aquellos que tienen capacidad de modificar voluntades a través de su excedente de poder, y aquellos que únicamente tienen su voto. Esto ha quedado todavía más de manifiesto, con el desarrollo de las nuevas tecnologías y la aparición constante de fake News.

Es un debate complejo, y yo no soy experto en filosofía sino que únicamente dispongo de nociones desde mi ámbito politológico (y aún inacabado). Pero es que además es un debate moderno, ya que la evolución, o mejor dicho, el aumento tan grande de este excedente de poder a través de las nuevas tecnologías, se lleva desarrollando desde hace unos pocos años, y en la actualidad. Todas las mejoras que se habían ido consiguiendo durante la edad de oro, y cuando posteriormente se redujo la influencia neoliberal, se han visto reducidas drásticamente con el surgimiento de las nuevas tecnologías. Con lo cual, se puede apreciar que el avance social es muy lento y progresivo en cuanto a participación y democracia, mientras que el avance capitalista y de su poder es muy rápido y exponencial. Por ello, quizá se tendría que pensar en un equilibrio entre ambos sistemas, en checks and balances, ya que se antoja extremadamente complejo el cambio de ambos sistemas, máxime cuando la democracia es el estandarte de libertad, y la justificación para cambiar sistemas políticos (en su mayoría) ha sido de tipo revolucionario para precisamente conseguir más cotas de libertad a través de la democracia. Con lo cual, hoy día, no hay cabida para revoluciones contra la democracia, con la finalidad de conseguir más participación o mejorarla. Por tanto, sería necesario modificaciones de tipo contextual, para poder conseguir cuanto menos, igualar el sistema participativo al poder capitalista y evitar que éste último sobresalga y monopolice al anterior. 

Rubén Pueyo Mur.

Barcelona.

 


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