Terremoto en Europa y Temblores en el Atlántico Sur.
Cartografía tripolar
El mundo unipolar de los Estados Unidos consolidado en 2003, con la invasión a Iraq, se encuentra en franco retroceso. Nuevas potencias reclaman para sí espacios territoriales y de poder que antes estaban bajo la tutela de Washington. Las dos potencias (re)emergentes son: La Federación de Rusia y la China del Partido Comunista Chino.
En el caso de la Federación de Rusia su protagonismo en la multipolaridad global esta dado por la manifestación de su poder militar y en un segundo lugar la creación de una economía que permita solventar el desarrollo técnico-militar-industrial. Esta manifestación de poder militar no es novedosa, sino que lentos pero seguros fueron los pasos de la reconfiguración del Ejército ruso. Los acontecimientos que marcaron a fuego el poder militar ruso encontramos: la pacificación de Chechenia en 2003, la victoria sobre Georgia en 2008, la pacificación del conflicto sirio y su lucha contra el Estado Islámico, el desarrollo y puesta a prueba de los misiles hipersónicos y por último la anexión de la península de Crimea en 2014, sin bajas.
El segundo actor de relevancia es la China del Partido Comunista Chino. El PCUS se esforzó con grandes sacrificios en el desarrollo económico del pueblo chino; hoy la nación del Imperio del Centro es uno de los pilares de la economía mundial y es a la vez el mayor socio y competidor de los Estados Unidos. China culminó con éxito el crecimiento económico el cual se reflejo tanto en el PBI nominal como en el per cápita. China en esta nueva década, busca la consolidación de dos grandes proyectos geoestratégicos y económicos. La ruta de la Seda y el Collar de Perlas, ambas iniciativas buscan asegurar el abastecimiento de las materias primas vitales como también asegurar una vía libre y controlada de flujo al comercio chino; recordemos que el estrecho de Malaca, por el cual pasa gran parte del comercio mundial puede ser fácilmente bloqueado por las marinas de otras potencias. El gran desafío chino en esta multipolaridad es la reunificación con Taiwan y la consolidación soberana en el Mar de la China Meridional.
El tercer y no menos importante actor principal actor en el mundo multipolar son los Estados Unidos, que detentan un gran poder económico y militar. El primero hace referencia a el tamaño de su vasta economía, siendo la mas grande en términos de PBI. El segundo hace referencia a que los Estados Unidos pueden proyectar poder en cualquier rincón del globo, es decir, pueden hacer la guerra muy lejos de sus fronteras. A estos dos tipos de poderes o preponderancias estadounidenses es preciso agregarle el poder cultural o simbólico: la universalización de los valores estadounidenses como guía a otros pueblos y culturas. Estos valores hacen referencia a un irredentismo del individuo. Este se preocupa en su dimensión individual, en sus derechos y libertades; una brújula moral anclada a los movimientos bruscos de la modernidad líquida que posiciona a la comunidad como un mero canto de sirenas.
La cartografía del enfrentamiento o punto caliente de confrontación se da en torno a las esferas de influencia de las potencias rivales a los Estados Unidos: Europa del Este propone ajustar el cinturón defensivo de la OTAN y en el Mar de la China Meridional busca mantener la autonomía de Taiwán y la imposibilidad de la formación de un ¨mare Nostrum¨ chino. Un mundo conflictivo busca abrirse paso entre los fantasmas de la pax americana.
Las vueltas de los ingleses
¿Pero cómo los grandes conflictos mundiales llegan a nuestra realidad argentina? Para responder esta pregunta es preciso, primeramente, comprender nuestra geografía: nuestro país es bicontinental, parte de en el continente americano y se proyecta en el Continente Blanco. En segundo lugar dar cuenta que este espacio político esta en parte ocupado por una potencia extranjera: nuestras Islas Malvinas e islas del Atlántico Sur; de estas islas no sólo nos son privados cuantiosos recursos sino que reintroduce la peligrosa cuña de la invasión de nuestro territorio.
El Reino Unido ha considerado en la estrategia de seguridad nacional al océano Atlántico como espacio vital para sus intereses. El Atlántico aparece como un corredor británico amparados en el poder colonial desde Gibraltar a Malvinas pasando por la isla Santa Helena. Este acopio de bases mina no sólo la proyección de poder de naciones americanas y africanas y revisten de tensiones geopolíticas el ancho océano. En cuanto de la tensión que genera la ocupación del Malvinas se intensifican dados los siguientes factores: la presencia de la alianza OTAN y el flamante AUKUS en el tablero mundial, la actuación pública-privada británica en la ocupación del suelo argentino; en concreto la ocupación del magnate Lewis de los terrenos circundantes al Lago Escondido de los que dispone de una pista de aeropuerto privada y lejos de las leyes argentinas. Por último, pero nos menos importante que el desplazamiento del eje de enfrentamiento al Indo-Pacífico no sólo propone a Malvinas como base permanente de tropas y abastecimiento sino también como paso obligado del Atlántico al Pacífico. Este último factor puede alterar sensiblemente la geopolítica de la región.
AUKUS y Chile
El AUKUS es una nueva alianza transcontinental que une a los hijos del Imperio Británico: Australia, Reino Unido y los Estados Unidos. Al menos formalmente, pero es preciso remarcar que el primer ministro canadiense ha ratificado su entrada a la alianza, pero aún adeuda la aprobación parlamentaria. El pilar de la Alianza es el nuevo esquema geopolítico que conlleva a un paulatino incremento en la conflictividad con China. Cabe señalar que los documentos de seguridad británicos clasifican al China como una potencial amenaza en ciernes, siendo su mayor temor el resurgimiento del poder ruso. Australia abandona su tradicional pasividad en la región del Indo-Pacífico, es vital comprender esta nación en su matriz bioceánica. Australia se consagra también como un aliado inestimable ya que concentra uno de los polos de la iniciativa Cinco Ojos, un programa de cooperación de las agencias de seguridad de los países sajones a nivel mundial. La alianza empezó a definirse con la cancelación de la compra a Francia de submarinos diésel por un valor de 50.000 millones de dólares. El enojo del país Galo quedo perdido en las profundidades del canal de la Mancha. Los submarinos franceses fueron reemplazados por submarinos con tecnología nuclear estadounidense y realizados, en parte, con mano de obra británica. Australia moderniza su marina y amenaza así al gigante asiático.
Esta nueva alianza, por el momento, enfocada en la contención del poder chino, tuvo y tiene impactos muy profundos en nuestra región. Una semana antes del nacimiento de esta (21/9/2021) , el gobierno de Chile avanza en un polémico reclamo en la plataforma continental del Atlántico Sur. Esta área ilegítimamente reclamada busca cambiar la delimitación de la plataforma continental argentina-chilena. ( Mapa a continuación)
Este reclamo podría ser producto de la una casualidad, aunque nuestros lectores sepan que en política las casualidades son casi la excepción. Hace pocos días se conoció que aviones de reconocimiento de la fuerza aérea chilena están siendo utilizados en operaciones militares del Reino Unido que operan observando movimientos rusos en el Atlántico. Si bien la noticia de la compra pertenece al 2021, es preciso observar que Chile contará con aviones de reconocimiento y comunicaciones propios de las potenciales militares. Mientras que nuestra fuerza aérea no logra concretar su modernización.
El AUKUS impone su presencia en el Atlántico Sur, remarcando sus amigos y sus enemigos. La Argentina quedaría en el grupo de los segundos dado que mantiene una disputa territorial con uno de sus socios fundadores. Chile se alza como un principal aliado en la región siendo objeto de transferencias de tecnología de punta que nivele a su favor el contexto geopolítico regional.
Peligro y esperanza
El mayor peligro de esta gran transformación en la geopolítica mundial es la posible pérdida de territorio por parte de las naciones, pensemos la terrible realidad de que nuestro país pierda parte de sus regiones. Hay movimientos centrífugos que buscan la desaparición material de la patria. Ingleses que vuelven pero que persisten en el Atlántico Sur, peligran nuestra proyección soberana en el Continente Blanco y el aprovechamiento de los recursos de aquel vasto océano. La Patagonia y el espacio cordillerano manifiestan una vital importancia ante una alianza británico-chilena, improbable con este gobierno que busca el acercamiento con el gobierno argentino. No obstante, el candidato a presidente derrotado, José Antonio Kast, manifiesta una postura agresiva a la hora de solucionar los problemas fronterizos con nuestro país.
La esperanza que reposa como insistente posibilidad no sólo de la construcción de un proyecto nacional de inclusión, liderado por la industrialización. Esto permitirá que la población acceda a la dignidad del trabajo como también la multiplicación de los bienes disponibles y el resurgir de la industria militar. Esta no se utilizaría con fines expansionistas, sino que mediante la proyección de poder sostener materialmente nuestros derechos soberanos. Por último, pero no menos importante la esperanza se manifiesta en el espacio Iberoamericano, buscando una alianza o entendimiento con el resto de Iberoamérica resaltando las similitudes culturales que nos vuelven parte de un gran todo.
Por Federico Calvo.
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