16 de diciembre de 2021

Extrema y dura

De mujer independiente a Reina de las Españas... (por Juan Manuel Serrano)

Paraíso terrenal de esta España tan cainita, rincón de brujas, maleantes, contrabandistas y poetas. Con un destino mistico, pagano como la extrema Galicia o Finisterra, pero sobre todo con un vivir lejano, añejo, arcaico y como propio de la Edad Media, esa Edad Media dónde Fernando I se empeñaba en sus andanzas de recuperar Tierra Santa. Estas tierras extremeñas que pertenecían al Reino de Taifas de Toledo fueron conquistadas por el mítico Fernando y anexionado a sus reinos, los cuales a su muerte fueron repartidos entre sus hijos, correspondiendo el reino de Galicia a García (el menor), antes del complot de sus hermanos Alfonso VI y Doña Urraca -nombre perfecto para una conspiradora- contra su hermano Sancho II, el primogénito, que terminó con la archiconocida "Jura de Santa Gadea", Cid mediante.

En definitiva, que les hubiera ido mejor pertenecer al Reino de Portugal que al de España, pues fueron Imperio de ultramar antes que el español, aunque con posterioridad siempre fueran a la zaga de España en lo económico. Ya dijo el afamado premio Nobel portugués, José Saramago, que hubiera sido mejor para Portugal haber pertenecido al Reino de España.

Tras este perderme por los vericuetos de la Historia, volvemos a estas tierras extremeñas que quiso contemplar el último Alfonso de Borbón para retirarse de cómo sus súbditos vivían como bestias. Podria haber sido todo un estudio antropológico, pero su querencia sexual no lo ponderaba ni lo consideraba. Sus descendientes siguieron con su mismo interés por la ciencia, siendo más proclives a los placeres terrenales, hasta que llegó el último Borbón (Dios mediante), cuya madre (de la realeza griega) instruida y sumisa (como buena reina decimonónica) tendió a educar a sus hijos /as, sobre todo al varón, en las delicadas y exquisitas artes humanas, y que desvío al heredero del trono de las apetencias de su padre y quiso ser casado con moza por amor (aunque fuera una plebeya estudiada, independiente y divorciada), y ahí apareció la ilustrada y emancipada Letizia que con el paso del tiempo llegó a Reina. Pero antes tuvo que sufrir una transmutación de plebeya leída a Barbie/Reina.

Ella creyó que estaba en al redacción de un periódico, en una mancomunidad, todos uno e iguales, pero pronto se dió cuenta que era se había "afiliado" a una Institución decimonónica, dónde las mujeres tienen que estar a dos pasos del rey y no se les permite hablar, solo callar y sonreír. Y ella,como buena y abrazada estudiante, empezó a sonreír creando la mejor de las sonrisas (con ayuda de los mejores cirujanos plásticos del planeta, todo a cargo del erario), a fuer de ser la más grande y bella alteza del Hemisferio Norte, la mejor Barbie para su Ken. Y la plebeya contestaría se torno en reina ejemplar para los de sus súbditos y ejemplo de sus niñas, futuras reinas sumisas (de nuevo a cargo del erario...)

Vale.

 

 


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