A la hora señalada
La película es un western ganador de 4 Oscars, donde muestra un sheriff (Gary Cooper) en el formato de anti héroe que se enfrenta solo a una banda de asesinos, a pesar de haber renunciado a su puesto, actuando por una crisis de conciencia. Emotiva, empática, tiene muchos fans de todos los tiempos. Su éxito radica en mostrar un hombre que hace un enorme esfuerzo para superar el temor en soledad, ya que sus vecinos no lo ayudan a enfrentarse con los delincuentes. Defender a ese colectivo insolidario de vecinos, se convierte en la epopeya de un hombre que sólo encuentra ayuda en su esposa (Grace Kelly).
Más o menos jóvenes, ese debate interno sobre la importancia del interés colectivo y la responsabilidad individual en la búsqueda de soluciones para sus comunidades, es lo que moviliza a los políticos de raza. Hoy nos encontramos ante una serie de personalidades políticas que han marcado un camino, brindando muchos años de su vida y postergando lo que la mayoría de las personas privilegia: la vida personal, la salud física y emocional, la familia.
Uruguay: políticos que se retiran
El ex presidente José Mujica (85) renunció hace pocos días a su banca de Senador retirándose definitivamente de la política activa. “Esta situación me obliga, con mucho pesar por mi honda vocación política, a solicitar que gestione mi renuncia a la banca que me otorgó la ciudadanía”, escribió Mujica en su carta al Senado. “Esto no significa el abandono de la política sino el abandono de la primera fila por entender que un dirigente es el que deja gente que lo supera con ventaja. Me voy agradecido, con muchos recuerdos y honda nostalgia. Me ha echado la pandemia”.
Con esas palabras y elogios por todas partes, sale de la vida política alguien que había llegado para hacerla diferente: su sencillez, humildad, sabiduría popular y aprendizaje sobre los errores lo hicieron querible, aún por sus propios adversarios. Tendrán reemplazo su estilo alejado de los protocolos y sus discursos de mirada global?
Estados Unidos: políticos que se quedan
Nancy Pelosi (80), en su cargo desde enero 2019, perteneciente a los demócratas, fue diputada por primera vez en 1987 y es la única mujer en haber ocupado la presidencia de la Cámara. Es la mujer electa de mayor rango en la historia de los Estados Unidos, ocupando el segundo lugar en la línea sucesoria.
Amada y odiada por igual, conocedora de los pasillos la oratoria nunca fue su fuerte. Los manejos internos, las coaliciones y la organización son su fortaleza. Antibélica, apoyó el programa de Obama sobre el sistema de salud y se ganó muchos enemigos. Hija de inmigrantes, perseverante y luchadora, todos los días se levanta a las 5:30 y trabaja hasta muy tarde. Tampoco le fue fácil enfrentar el ala interna de su partido, que hace dos años sugería su reemplazo cuando tenía 78. Asi y todo, lo logró.En un par de días sucederán las elecciones en USA, con dos candidatos bastante mayores: Trump (74) y Biden (78) años. Una dirigencia de edad avanzada que ha sabido posicionarse y tiene enorme experiencia en gobernar su país. A los votantes parece no interesarles demasiado la edad.
Argentina: Los que dicen una cosa y hacen otra
Retirarse, una utopía. "Seguramente el año que viene ya no estaré más en la política", dijo Lilita Carrió (63) después de la derrota de Juntos por el Cambio en 2019, y preparó su salida de Diputados que hizo efectiva en marzo de este año. Sin embargo, una vez más no cumplió. Como la diva de los almuerzos, varias veces anunció que se retiraba de actividad para después volver.
Esta semana en un reportaje pronunció la frase “ya fue” refiriéndose a Mauricio Macri. Y si bien no dijo que va a ser candidata tampoco lo negó. Si afirmó que va a hacer campaña por todo el país. Y que “con una formación enorme, ni los periodistas ni la gente le permitieron ser presidente”. Parece que aún no entiende bien las reglas de la democracia, donde el presidente es quien tiene mayor número de votos, no quien tiene más formación.
Los políticos no se jubilan
En un país que hace de la juventud un culto y un valor en sí mismo, la argentinidad se refleja en la dirigencia, en como son los hombres y mujeres que elegimos para que nos representen en el ámbito público. Los líderes políticos, más allá de su tiempo y espacio son esencialmente emergentes sociales, reflejo de la comunidad y de los distintos sectores.
Comparten todos, junto a muchos otros líderes democráticos, la característica de haber sabido interpretar a un electorado que valoró su actitud, capacidad, eficiencia, vocación, mando, carisma o cualquiera que fuere el conjunto de valores se demandan a sus líderes en la situación particular de la historia. Cada uno sólo puede ser comprendido en su contexto.
Sería improbable un candidato o candidata presidencial en Argentina, con mas de 70 años. Si nuestros líderes son un espejo de nosotros mismos, tenemos algunas pistas de quienes somos como sociedad. Apostamos a una renovación generacional, como forma de evolucionar hacia nuevas ideas.
Y a pesar de nuestro discurso igualitario, seguimos priorizando lo masculino de la política, el criterio estético, el color de la piel y la belleza física según los cánones tradicionales. Si bien existe una representación federal el modelo “aceptado” en zona Norte de AMBA o en el ambiente palermitano, sigue marcando tendencia en buena parte del pulso político del país. No por nada cirujanos plásticos, esteticistas y entrenadores personales tienen numerosos políticos entre sus clientes que luchan contra los signos inevitables de la edad.
Si el pueblo me lo pide
Como en “A la hora señalada”, aunque no exista un nexo tan claro entre el líder y de su pueblo, un político siente siempre el llamado del deber. Se siente necesario, y aunque no ocupe roles electivos o ejecutivos, sigue ocupando en la mayoría de los casos cargos partidarios o dirigenciales.
Siempre listo, atento al sonido del celular o a la requisitoria periodística, siempre dispuesto a brindar una entrevista o asistir a un estudio de televisión. Esperando el contexto favorable, analizando la realidad y la coyuntura. Acá, no se jubila nadie. Y la verdad, que para sostener un proyecto de país, especialmente en las circunstancias extraordinarias que se viven, está muy bien.
Ya no tendrán el rol de protagonista, pero sin duda los actores de reparto son necesarios para apoyar al primer actor. Le dan su marco y presencia. Aportan su punto de vista desde la experiencia y la sabiduría de lo vivido. Ya no serán jóvenes pero se mantienen activos. Y lo más importante: en contacto con la gente, tomando el pulso social.
Ser tenido en cuenta es existir.
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