25 de septiembre de 2020

Succionando pornográficamente la democracia.

El acto de libar, de succionar con una finalidad sexual, o haciéndolo una práctica misma (desde tiempo inmemoriales por ello, su raíz latina de “fellatio”) ha devenido también en una forma de ser ante la vida, una posición en el mundo, desprendida, con más elocuencia y entrega que los genuflexos, o también coloquialmente “lamebotas”, los peteros o succionadores espirituales son quiénes construyen sus carreras profesionales, sociales y económicas, por intermedio de la más desvergonzada obsecuencia, hacia quienes detentan un tipo de poder por sobre ellos o por sobre la media, travistiendo esa relación, por intermedio de un falso sentido de la amistad, percudiendo no sólo la verdadera amistad misma, sino también el sentido de referencia de las escalas y los valores que deberían preponderar en una sociedad.

Usted podría decir, que lo afirmado ut supra, es mero palabrerío provocador, sin embargo, si necesita la fuerza de la ley, le espetaremos la constitución nacional, en el artículo 16 ("Todos sus habitantes son iguales ante la ley, y admisibles en los empleos sin otra condición que la idoneidad.") que como sabemos a ciencia cierta y sin necesidad de exponer ejemplos, que nunca se ha cumplido en casi ningún rincón de donde tiene jurisdicción nuestra carta magna. Lo increíble del acaso es que hace tiempo que sostenemos esto mismo y la realidad, al menos la coloquial desde la aldea democrática desde donde esto se escribe, la máxima autoridad política, el presidente de la Nación, en tren de involucrarse en una disputa conceptual, destruyó la referencia del mérito y del esfuerzo, bajo una argucia, tan burda, falaz e insustancial que rápidamente tuvo su resultante, en el ámbito de máxima referencia del otro poder del estado nacional; el legislativo. En la llamada “casa de la democracia” el santuario de los conceptos políticos, la no necesidad de esfuerzos, corrió como reguero de pólvora y dinamitó la poca credibilidad de ciertos legisladores o políticos en general, cuando a un diputado de la Nación se lo vio en plena sesión, succionando una mama.
 
Pero no haremos un recorrido lastimero y desconsolador, para no ser acusados como siempre de ver el vaso medio vacío o de introducirle malas noticias en su vida plagada de necesidades cubiertas (sí está leyendo esto, es porque seguramente no tiene piso de tierra en su casa, chapa perforada en su techo, sus niños con hambre y sus bolsillos con agujeros, como muchos de sus coterráneos, mediante las necesidades insatisfechas de los cuales los que tienen asientan sus derechos consagrados) sí nos vemos en la obligación de pedir disculpas morales, no hemos elegido nacer en este terruño, bien nos podría haber tocado Santiago del Estero, Formosa u otra provincia con similares características (en donde no poseen este tipo de plumas insidiosas) , pero en fin, usted se tiene que fumar una estilográfica de estas características y hasta para nosotros mismos es difícil el poder soportarnos en nuestra tenacidad crítica, de aquí las disculpas formales del caso. Pero lo hacemos desde la humilde concepción de que podemos aportar algo, al menos que los dirigentes políticos, desde la política, instrumenten mejores mecanismos o formas para que hombres y mujeres con ciertos valores demostrables, lleguen a espacios de representación o de poder.
Como le decíamos, el sistema del pete o la succión espiritual, es el vínculo o la relación que nace, y que la describe precisamente la administración empresarial, como la relación informal que subvierte el organigrama empresarial, vendría a ser como el cadete que le hace un buen café al gerente general y que en horarios por fuera de la actividad, juega al fútbol en su mismo equipo y lo hace goleador al jefe, para no describir el caso más conciso o de perspectiva machista o machirula (en verdad los modus operandi de muchas víctimas que denuncian ser acosadas por poderosos) de la secretaria de faldas cortas, que se lo haga con el café matinal, y algo más, antes de la entrada a la empresa.
Aspectos normales e inevitables, nadie que entienda o pretenda hacerlo, al fenómeno humano, podría referenciarse en una especie de puritanismo o moral victoriana, como para rechazarlo de plano o querer erradicarlo, lo que sí describimos es que este sistema de relaciones, que damos en llamar de “pete o succión espiritual” esta entronizado como el sistema en sí mismo, como el mundo de relaciones centrales, por los cuáles se dirimen las cuestiones políticas, sociales y económicas de nuestras sociedades actuales.
Necesitaba que se le pusiera un nombre, quizá no salga en la tapa de los diarios (precisamente porque la mayoría que trabaja en los mismos, son succionadores seriales de los dueños y por ello por más que coincidan deben hacerlo a escondidas, para no perturbar a la patronal con elementos que no manejan con el dinero) por la contundencia del término “pete o succión” pero nada se ha conseguido con la hipocresía de las formas o con actitudes mojigatas, al menos no en este terreno, en donde, no se debe petear o succionar espiritualmente a ningún profesor universitario (comprarle el libro inleíble que publico para que nos apruebe, asistir a sus aburridísimas conferencias o charlas que no dicen nada, para lograr el mismo cometido), ni tampoco a ningún empleador, haciéndole el café con la dosis exacta de edulcorante, con los grados exactos de hervor del agua para el mate, para seguir percibiendo el sueldo a fin de mes.
Pero como dijimos, es un problema social y hasta ahora, hemos descripto a la cadena, más débil, o intermedia, dado que sí bien no están desahuciados, deben petear o succionar espiritualmente para tener la obra social, para pagar la cuota del colegio de los niños, del auto comprado en crédito, como los electrodomésticos y porque no las vacaciones del año. Nada recriminable, no le podemos pedir nada a esta línea que la lucha a diario, porque además son quiénes, muy adentro, sueñan todos los días con cambiar esta realidad, son los que creen en un dios benévolo que algún día revertirá esto, son los que casi sin descanso, la pelean todos los días, ni siquiera por ellos, sino por sus hijos. Todos nuestros máximos respetos, al punto que quizá sean la razón por la cual escribimos, esta gente que construye abnegadamente la noción de una humanidad con optimismo pese a todo lo que implique esto se lo merece, al menos el sueño o la expectativa de otra cosa, por más que no se cumpla nunca (pero en el deseo ya le van ganando al tiempo o van transitando en el mismo).
Lo verdaderamente escandalizador, insistimos no debería ser el uso del término pete o succión, es que, en ciertas gradas de la clase del poder, se utilicen este tipo de relaciones, plenamente informales, obsecuentes y rastreras, como para generar o validar sistemas de mandos y obediencias.
Usted dirá en que nos afecta que a nivel político o social las relaciones se construyan bajo estos términos, la realidad cotidiana, nos demuestra con obscena, y por ende, en forma explícita y pornográfica, como las palabras, el logo, el pensamiento, la razón, han dejado paso a la obediencia instrumental de que la acción, no pensada, irracional, puede formar parte de una dinámica institucional o como política de estado.
Los dirigentes políticos con responsabilidades de elección para promover hombres y mujeres al escenario público, tienen como nunca antes, el fijar parámetros, sea teóricos, de formación, de laboriosidad en el amparo de la idoneidad, para que la única forma o manera de acceder a tales lugares no sea la discrecionalidad efímera ante un amo o supremo, sino que día a día pueda ganarse en la opinión pública, tanto sus votantes, posibles o habitantes, el respeto y el prestigio de porqué representa o gobierna al pueblo, que en definitiva es el espacio público, el común, que nos permite a todos y cada uno de los integrantes que tengamos nuestros ámbitos privados, en donde tendremos la libertad de succionar lo que queramos sin ofender a nadie, ni tampoco ser ofendidos, atacados o caracterizados.
La pornografía, para aquel que no desea tener acceso a ella, es decir la expresión explícita de un accionar sexual, que dimana de una institución democrática para todo los ciudadanos y habitantes del mundo (con sus respectivas réplicas o viralizaciones) no es más que el ejercicio de violencia simbólica hacia el pueblo que la constituye, la responsabilidad en los tiempos actuales de nuestros políticos es tal vez el mayor de los desafíos de los que tengamos memoria y por esta circunstancia nadie debiera sentirse afuera o prescindente, al contrario, quiénes sientan que tengan elementos para aportar, tienen en sus espaldas la obligación moral de acercarse a los políticos que seguramente deberán hacer espacios a los esforzados, dedicados, abnegados y capaces, de lo contrario, ya sabemos que nos pasa y ocurre, estamos vivenciando nuestra decadencia institucional y democrática, en vivo y en directo.


Por Francisco Tomás González Cabañas.

 


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