2 de septiembre de 2020

Incendios forestales: un combo peligroso que se repite

Al margen de los casos intencionales, la baja humedad ambiente, la falta de lluvias y las heladas se combinan para explicar la multiplicidad de incendios. Si a esto se suman las prácticas agropecuarias para estimular el rebrote, se enfrenta un combo muy peligroso.

Sequía extendida, déficit hídrico prolongado, baja oferta de humedad en los suelos. Estas son las condiciones en que se encuentra la zona central y norte del país. Este escenario se reitera con fuerza, como hace casi dos décadas, con más énfasis en algunas regiones donde no se producen precipitaciones relevantes desde el inicio del otoño.

El déficit hídrico del último año y la bajante de los ríos del Litoral han movilizado a pequeños productores ganaderos a ampliar la ocupación de terrenos aptos para el pastoreo. A finales del invierno, el exceso de vegetación seca, sumado a las heladas y a la necesidad de alimento para el ganado, empuja a mover el rodeo hacia sectores marginales como los humedales.

Pero los incendios no ocurren por primera vez. El humo proveniente de la práctica habitual para renovar pasturas es casi una postal de los días finales de la estación seca, en las llanuras de Argentina.

No es justo responsabilizar únicamente a la actividad agropecuaria. Las zonas periurbanas reciben la presión inmobiliaria, por un lado por la falta de acceso y el alto costo del suelo urbano, y también por el deseo de vivir fuera de las grandes ciudades.

 

¿Pretender “bajar un cambio” implica invadir espacios?

Esa intención de estar en contacto con el medio natural genera muchas veces todo lo contrario del fin que persigue: impacta en la pérdida de masa boscosa, pastizales y lagunas, lo que origina la pérdida del hábitat de fauna silvestre así como la disminución de la biodiversidad.

Este difícil equilibrio es un desafío pendiente en la aplicación de la normativa de ordenamiento territorial y de crecimiento de las ciudades. Como otras ciudades del litoral, durante más de 100 años la ciudad de Resistencia (Chaco) creció sobre un sistema natural de lagunas, cañadas y arboledas. Estas últimas décadas se ha trabajado en la recuperación de esos ecosistemas, pero se traslada el problema a municipios más pequeños del conurbano que han crecido explosivamente.

 

Pronósticos responsables

La perspectiva de lluvias de primavera vuelve optimista el panorama oscurecido por el humo. La ausencia de heladas, recuperar la humedad ambiente normal o elevada, podría atenuar las posibilidades de incendios.

Y los incendios no solo complican la flora y fauna, sino que tienen impacto en todos los ambientes; dificultades para respirar, para realizar actividades al aire libre, así como daños en la infraestructura eléctrica y en las viviendas.

Prepararse para esta temporada de incendios que se repiten año tras año es una tarea pendiente. Se requiere planificación, fiscalización e inversión. No solo para apagar los incendios sino para evitar que ocurran y detener su propagación.

La educación ambiental y las buenas prácticas agrícolas revelan la importancia de tener preparada una estrategia clara para enfrentar los focos.

 

Ing María Elina Serrano

Ex Ministra de Planificación, Ambiente e Innovación de la Provincia del Chaco.


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