¿Cuándo pondrá el vicegobernador las camas de sus hoteles al servicio del sistema sanitario provincial?

¿Qué estamos esperando los correntinos, sobre todo los integrantes de medios de comunicación y los soldados de los diversos espacios políticos, que no salimos a ayudar en la organización para aumentar la infraestructura sanitaria provincial?
¿Tan cobardes seguiremos siendo, para no decirles a los dueños de los hoteles, como de ingentes fortunas, mediante la anuencia estatal y pública, que de muy poco le servirán sus recursos sí por no enfrentar solidariamente esta pandemia, colapsamos el ya de por sí frágil y débil sistema sanitario y nos matamos a golpes por los contados respiradores que existen en funcionamiento en la provincia?
¿Seguiremos confiando, mansamente que lo único que podemos seguir haciendo es el aislamiento social, y no preocuparnos, preguntar y pensar por ello, con posibilidades para que se tomen las medidas para aumentar el nivel de contención del sistema sanitario provincial?
¿Continuaremos desaprovechando las oportunidades y sobre todo el tiempo, que mediante el inicio de la curva de contagiados, cada vez será más escaso, para no preguntar con cuántas camas con respiradores contamos en la actualidad y que se está haciendo para aumentarlas?
¿Seguiremos esperando los gestos, y los anuncios, de nuestros dirigentes, tan sorprendidos o más que nosotros los ciudadanos comunes, ante el avance y los efectos de la pandemia, dado que cuentan ellos con todos los recursos y posibilidades para anticipar, prever y proyectar, antes que solicitarles, implorarles y llevarlos a pensar que sí no salimos de este desafío a la humanidad, no habrá dinero, ni hoteles, ni metales que puedan llenar la falta de solidaridad y de comprensión del fenómeno humano en que caerán sus actos ante la historia?
Pese a que hagamos todo lo que nos indican, cabe la posibilidad de que no tengamos buenos resultados y que demandemos críticamente un ya crítico sistema sanitario, para esto nos tenemos que preparar (esto es en definitiva gobernar) y demostrar ante el prójimo, ante la comunidad, de qué estamos hechos y como somos (tal como narraba Camus, con aquello que en las “pestes” se nota lo mejor y lo peor del ser humano).
A mí, en tal caso, me sobra una habitación y una cama. La pongo a disposición.
¿A vos que te sobra? ¿Lo pones a disposición?
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