9 de octubre de 2019

Ricardo debe volver

Es el momento en que las brújulas cambian de norte, lo que se avecina es la batalla final, la batalla por el sillón de Ferré, la batalla por la historia. Ricardo debe volver para asegurar el gobierno provincial.

Ricardo no tiene rival, ganó, gana y sigue ganando en lo electoral y mucha más en la arena discursiva, fue capaz de unir a los correntinos en una suerte de “correntinidad” simbólica anclada en el tradicionalismo de la pobreza y la resignación, en el coraje de viejos soldados correntinos y la idiosincrasia católica que cubre la provincia con su manto protector y divino.

Ricardo, supo sortear los vientos a favor de un peronismo disfrazado de progresismo siglo XXI en cabeza de Néstor Kirchner asociándose a él y como dice un Senador provincial radical en funciones de los charlatanes si los hay, nosotros somos árbitros de boxeo, siempre levantamos la mano del ganador, luego y en decadencia, con su consorte por dos periodos consecutivos. Oleada tras oleada de hostilidades Ricardo nunca pereció en manos del new age pejotista, les suministró escarmiento en las urnas y en el discurso en cada fecha electoral o cada vez que su antagonista se lo pedía. Si gana Alberto Fernández, Ricardo Debe volver.

Ricardo, trasciende al mero día a día del hacer, -en términos fabianistas-, va mucho más allá y apuesta al conjunto no al grupúsculo como Valdés, de esa forma supo arrebatarle la última trinchera nacional y popular al PJ desaparecido y agónico, con ideas simples que llegaron a cada hogar capitalino, venció al Intendente que más hizo por la ciudad, según rezaba su propio slogan.

Ricardo, va por más, venció a todos, no quedo nadie en pie, incluso se tomo las molestias de colocar de candidato a gobernador a un desconocido y pálido candidato, cercano al perfil macrista, de camisa celeste, injerto de cabello y bracket, adicto al marketing personal que hoy en día anda de festejos por sus dos años de gobierno que poco tiene para festejar, empeoro todo lo que heredo de Ricardo. Y a los gritos dice ¡Si se puede! Cn un infantilismo pavoroso.

Ricardo, supo hacerse a sí mismo, convertirse en una leyenda, en un icono que ya encuentra lugar junto a Ferré y en parte, lo hizo gracias a la incapacidad del PJ correntino flaco, débil y vacio de ideas que para llegar a las hazañas de Ricardo le llevaría mínimamente 200 años si es que todavía subsiste.

En definitiva y los hechos de los últimos 18 años lo confirman, Ricardo es un ha'e peteī kuimba'e oikuaava la oipotava ha mba'eicha ojapo vaerã.

Ricardo es concepto y acto, llegando a las fibras más intimas de los correntinos, Ricardo es tradición y pragma, Ricardo es por excelencia el zoon politikón, Ricardo es el medio no el fin, concepto que nunca entendió el pejotismo cavernario.

Luego de la guerra contra los Titanes, Zeus se prepara para librar su última batalla, sabiendo lo que anteriormente sucedió, el levantamiento de los hijos contra los padres, el olímpico emprende su último plan para encarnar la soberanía absoluta, la dominación permanente y definitiva. La incógnita es cómo hará Zeus para concretar el monumental plan que tiene pensado.

La primera esposa de Zeus es Metis, que es la forma inteligente de la astucia, la capacidad de anticipar lo que sucederá, sin dejarse vencer ni sorprender por nada, nunca deja un flanco vulnerable. Metis, lleva en su vientre a la diosa Atenea, la dulce virgen que surgirá armada de pies a cabeza con casco, lanza, escudo y coraza de bronces, es la diosa sabia, sagaz, llena de astucia que podrá poner fin a la soberanía absoluta de un Zeus avejentado, que ya no es aquel que supo levantarse en armas contra sus padres. Zeus, teme el final de sus tiempos. Metis, es dueña de la metamorfosis de tomar cualquier forma, puede volverse animal salvaje, una piedra, árbol, un pez, cualquier cosa que le venga en gana.

La batalla central que debe ganar el olímpico ya está en marcha, es su oportunidad vital, Zeus desempolvara una vieja estrategia que supo darle buenos resultados, sabe que ante la hechicería o un mago dotado de grandes poderes, es claramente imposible enfrentarlo directamente, cara a cara, su derrota estaría sellada, pues, el olímpico decide la astucia más que la fuerza, Zeus se encuentra con Metis y entabla una conversación:

-¿Es verdad que puedes adoptar cualquier forma? ¿Puedes convertirte en una leona que escupe fuego?

Metis, se convierte en una terrible y monstruosa leona que escupe fuego.

-¿Y puedes convertirte en una gota de agua? –pregunta nuevamente Zeus.

-Por supuesto. Exclama Metis. Engrandecida por el asombro que genera en Zeus, la diosa hará lo que mejor sabe para mostrar el poder increíble que tiene.

-Demuéstralo. Arremete el olímpico con intención de crear una duda en su esposa.

En el mismo instante en que Metis se convierte en una gota de agua, cegada por la soberbia para demostrar sus dones espectaculares y en una demostración de poder inigualable, Zeus la traga y su plan acaba de consumarse, la astucia del olímpico vence y a partir de ese momento es dueño del tiempo y de los tiempos, se vuelve la encarnación misma de la clarividencia y la astucia, posee el universo de los vivos, de los dioses, de los muertos, es la ley personificada, la verdad de las verdades, el señor de los señores, puede ahora, desbaratar cualquier plan que ponga en peligro su soberanía absoluta sobre la eternidad misma. Zeus se convierte en Metioesis.

Los hombres han de morir por arrebatar el poder, cuestión que solo pertenece al mundo divino, pero en prepotencia de sus creadores los mundanos atrevidamente compiten por ese pedestal imaginario, los antiguos levantaron sus templos lo más alto posible, pues creían que se acercaban más a los dioses, los modernos quieren hacerse del fuego divino, convertirse en lo absoluto de carne, pedantería de algunos que la historia, la realidad y los acontecimientos terminan por deglutirlos.

Para vencer a un polivalente, algo que puede ser cualquier cosa, dos a la vez o tres, que su magia consiste en concentrar anulando, destruyendo otras unidades, convirtiéndose en “uno” antropófago, no es conveniente enfrentarlo en el terreno que domina, el que tenga la valentía suficiente, la inteligencia y astucia lo hará donde la magia flaquea, donde termina el limes de su control, donde es débil, propenso al desajuste, donde no tiene el control de los acontecimientos, allí donde no ingresa por desconocimiento o pereza, el adversario deberá llevarlo a tierra fértil propia, donde el hechicero no tenga los dones del engaño.

El PJ correntino es una gota de agua. Insignificante. Y Ricardo va a volver.

Para vencer a Ricardo, hay que llevarlo al campo de las ideas de la democracia consensual, donde no hay templos, ni luces divinas, donde no hay absoluto, ni látigo. Donde Metis muere. Pero Valdés no lo sabe y se convertirá en una gota de agua pronto.

 

 

 


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