Al mejor estilo de su tío “El burro”.
Los que conocen Ituzaingó, el actual Intendente por ejemplo, recuerdan de las coloridas anécdotas que propinaba un legislador provincial mandato cumplido, Octavio “El Burro” Valdés, quién de acuerdo a la leyenda, tras una maratón de ingestas de bebidas espirituosas, se paraba en medio de la plaza principal, los días de la jornada electoral, para hacer pública su valía y su poder.
Perentorio, como todo poder, no le vendría mal, el recuerdo a su sobrino, quién no pudo recuperarse de la “paliza electoral” y a diferencia de su jefe político, quién volvió a demostrar agallas en la adversidad, se escondió en sus candidatos frustrados para no explicar la derrota, a manos del peronismo, como la excelente performance de su adversaria de antaño, Ingrid Jetter, a quién supo enrostrarle hace no mucho tiempo atrás, por los medios pautados, que Riachuelo era un feudo o una comarca nepotista.
Cambió el viento, se dio vuelta la taba. El reloj, le empieza a correr en contra. Sí no se despierta del “sueño desarrollista” que se armó, para no reconocer que le debe la gobernación a su antecesor, será demasiado tarde, para que algún peronista, le pueda hacer el juego, o el caldo gordo. De esto último, siempre se encargó con éxito, el senador Colombi (precisamente un ex vice gobernador, recuerda que el entonces jefe de gabinete y actual candidato a presidente Fernández, por pedido del mercedeño, armó el frente de todos de Corrientes en el 2005, en los pasillos de su oficina sin siquiera hacerlos pasar al recinto demostrándoles a esos peronistas lo poco que valían) quién ahora, aparece como restregándose las manos, esperando el próximo movimiento del gobernador.
No fue atinada, acertada ni a la altura de la investidura, quién reclama el trato de “Señor Gobernador” antes que se lo mencione por su nombre, en el momento de emitir su voto, en plena fiesta de la democracia, por parte de un hijo dilecto y político de Alfonsín.
Por más que haya sido, hasta ahora, un hermoso sueño, el del gobernador moderno y desarrollista, es hora de que se levante del mismo, sino la realidad lo sorprenderá más temprano que tarde, como le pasó a su tío, el burro.
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