El impacto estratégico de la nanotecnología.
Como ejemplo basta mencionar que el término "nanotechnology" aparece citado en el buscador "Google" más de cuarenta y cinco millones de veces, o la gran cantidad de referencias a este tema que aparecen en periódicos o revistas generalistas (ver, por ejemplo, el excelente servicio de noticias y recortes de prensa accesible en www.madrimasd.org). Esta transición se debe al impulso que desde los gobiernos de los EE.UU., Japón, Reino Unido, Alemania, Francia, etc., y de la Comisión Europea, se ha dado a las Nanotecnologías como elemento clave que permitirá mantener a medio y largo plazo la competitividad de las empresas e industrias del denominado primer mundo. Esa competitividad se basará en la generación de una verdadera oleada de nuevos conocimientos, que se transformarán en dispositivos, materiales, productos, e incidirán de forma significativa en nuestra calidad de vida. Esta oleada de conocimientos estará fundamentada en los avances en las Tecnologías de la Información y de las Comunicaciones, la Biotecnología, la Nanotecnología, las Neurociencias, las Ciencias Medioambientales, etc.
La nanotecnología engloba los campos de la ciencia y la técnica que estudian, obtienen y manipulan de manera controlada materiales, sustancias y dispositivos de muy reducidas dimensiones. Entre sus numerosas aplicaciones se pueden citar el desarrollo de energías, materiales y procesos no contaminantes, y la construcción de diminutos robots que navegan por nuestras arterias, de ordenadores del tamaño de una mota de polvo y de tejidos inteligentes autorreparables. La ciencia de la miniaturización extrema está calando en todos los sectores del desarrollo científico, económico e industrial.
La nanotecnología es la manipulación de la materia a escala nanométrica. La más temprana y difundida descripción de la nanotecnología se refiere a la meta tecnológica particular de manipular en forma precisa los átomos y moléculas para la fabricación de productos a microescala, ahora también referida como nanotecnología molecular. Subsecuentemente una descripción más generalizada de la nanotecnología fue establecida por la Iniciativa Nanotecnológica Nacional, la que define la nanotecnología como la manipulación de la materia con al menos una dimensión del tamaño de entre 1 a 100 nanómetros.
En esta definición refleja el hecho de que los efectos de la mecánica cuántica son importantes a esta escala del dominio cuántico y, así, la definición cambió desde una meta tecnológica particular a una categoría de investigación incluyendo todos los tipos de investigación y tecnologías que tienen que ver con las propiedades especiales de la materia que ocurren bajo cierto umbral de tamaño. Es común el uso de la forma plural de nanotecnologías así como tecnologías de nanoescala para referirse al amplio rango de investigaciones y aplicaciones cuyo tema en común es su tamaño. Debido a la variedad de potenciales aplicaciones (incluyendo aplicaciones industriales y militares), los gobiernos han invertido miles de millones de dólares en investigación de la nanotecnología.
La nanotecnología definida por el tamaño es naturalmente un campo muy amplio, que incluye diferentes disciplinas de la ciencia tan diversas como la ciencia de superficies, química orgánica, biología molecular, física de los semiconductores, microfabricación, etc. Las investigaciones y aplicaciones asociadas son igualmente diversas, yendo desde extensiones de la física de los dispositivos a nuevas aproximaciones completamente nuevas basadas en el autoensamblaje molecular, desde el desarrollo de nuevos materialescon dimensiones en la nanoescalas al control directo de la materia a escala atómica.
Actualmente los científicos están debatiendo el futuro de las implicaciones de la nanotecnología. La nanotecnología puede ser capaz de crear nuevos materiales y dispositivos con un vasto alcance de aplicaciones, tales como en la medicina, electrónica, biomateriales y la producción de energía. Por otra parte, la nanotecnología hace surgir las mismas preocupaciones que cualquier nueva tecnología, incluyendo preocupaciones acerca de la toxicidad y el impacto ambiental de los nanomateriales, y sus potenciales efectos en la economía global, así como especulaciones acerca de varios escenarios apocalípticos.
En otras palabras su definición se sintetiza para su mayor comprensión en aquella que comprende el estudio, diseño, creación, síntesis, manipulación y aplicación de materiales, aparatos y sistemas funcionales a través del control de la materia a nanoescala, y la explotación de fenómenos y propiedades de la materia a nanoescala. Cuando se manipula la materia a escala tan minúscula, presenta fenómenos y propiedades totalmente nuevas. Por lo tanto, los científicos utilizan la nanotecnología para crear materiales, aparatos y sistemas novedosos y poco costosos con propiedades únicas.
En nuestra región se ha avanzado mucho respecto a esta nueva tecnología y son varios los países en Latinoamérica, así como el nuestro (Argentina), donde se ha trabajado a destajo a los efectos de afectar dicha tecnología en pro del bienestar de nuestros habitantes. Por ejemplo Brasil ha incrementado los fondos federales para su programa de nanotecnología; en México, la comisión de Ciencia y Tecnología del Senado se ha declarado a favor del desarrollo de un Programa Nacional de Emergencia para incrementar la inversión en investigación y la formación en nanotecnología; y en Colombia se ha creado el Consejo Nacional de Nanociencia y Nanotecnología.
Pero no se ha logrado todo esto sin controversia y ha sido en Argentina donde se ha concentrado los conflictos en las esferas política y científica, con repercusiones en los medios de comunicación. En Argentina, muchas de las cosas que se suceden en un corto espacio de tiempo pueden precisar mucho más tiempo que en otro países latinoamericanos.
A lo largo de toda la región, se ha reconocido la nanotecnología como uno de los principales campos de desarrollo tecnológico estratégico. Casi todos los países latinoamericanos esperan mejorar la competitividad del país, acelerando los pasos de la nanociencia y la nanotecnología. El argumento es que la nanotecnología puede mejorar competitividad y superar los problemas de una economía más lenta y los asociados a la pobreza.
También es dable destacar que muchos países de América Latina han incorporado a las nanotecnologías como área prioritaria de desarrollo en sus políticas públicas. La principal característica de estas políticas es el apoyo a la Investigación y Desarrollo de las nanotecnologías buscando integrar los centros y las universidades públicas con la empresa privada, para potenciar la innovación y la competitividad. Estas políticas públicas no toman en cuenta el contexto mundial de fuerte concentración del capital en que nacen las nanotecnologías, y que hacen difícil la competitividad bajo la forma en que pretenden que se desarrollen tales tecnologías.
En el caso de los países andinos la situación de la nanotecnología es totalmente heterogénea. En Bolivia no existe ninguna actividad de investigación, enseñanza o monitoreo y en Ecuador, existen iniciativas individuales y experiencias de síntesis y caracterización de nanomateriales por medios químicos y el Plan de Ciencia y Tecnología señala que se promoverá su desarrollo sin explicitar como operaría. En Perú, el Plan de Largo plazo incluye la creación de una estructura institucional básica para la nanotecnología; en Venezuela varios grupos reciben apoyo, aunque limitado, de recursos nacionales y fuentes institucionales e internacionales.
Algunos países en vías de desarrollo ya destinan importantes recursos a la investigación en nanotecnología. La nanomedicina es una de las áreas que más puede contribuir al avance sostenible del Tercer Mundo, proporcionando nuevos métodos de diagnóstico y cribaje de enfermedades, mejores sistemas para la administración de fármacos y herramientas para la monitorización de algunos parámetros biológicos.
La nanotecnología mantiene su imagen de tecnología innovadora que reestructurará los mercados mundiales de las materias primas. Su valor se sigue calculando en billones de dólares (la historia demuestra claramente que las nuevas tecnologías no tienen por qué funcionar especialmente bien para ser lucrativas y transformadoras). Se calcula que el mercado de las tecnologías y productos de nanoescala vale entre 12 mil y 224 mil millones de dólares. La cifra más baja está más cerca de la realidad.
Por otro lado, a falta de normas de etiquetado, nadie sabe cuántos productos contienen qué tipos de partículas nanométricas. Un estudio ha identificado por lo menos 1 600 productos derivados de nanotecnologías, pero el Grupo ETC considera que el número de productos –que incluye alimentos para humanos y animales, plaguicidas y cosméticos– es sustancialmente mayor. En los últimos años, la inversión privada en nanotecnología ha superado el financiamiento público, de manera que en 2010 la inversión mundial total probablemente exceda los 20 mil millones de dólares. Lo que está en juego es nuestro ambiente y la salud de nuestras economías y nuestras sociedades.
Las nanotecnologías mejorarán muchos aspectos de la vida cotidiana y ayudarán a resolver otros que no lo son tanto, como algunas enfermedades; pero ello está condicionado por el financiamiento y aceptación del gobierno y población de cada país. Esta aceptación depende de varios factores sociales: las especificaciones técnicas, las opciones que el público tenga, la política y las decisiones macroeconómicas que contribuyan al desarrollo de mayores tecnologías y resultados deseables, así como de las estructuras legales y regulatorias.
Otro punto a tomar en cuenta es que, como lo dice la experiencia, el surgimiento de una nueva tecnología se acompaña de promesas de bienestar social, reducción de la pobreza y erradicación de enfermedades, por ejemplo, la energía nuclear prometía energía abundante y barata; la revolución verde en la agricultura prometía acabar con las hambrunas: la biomedicina y la ingeniería genética prometieron la cura de muchas enfermedades, pero en la práctica se ha visto que en los últimos 50 años han aumentado la pobreza y la desigualdad en el mundo, demostrando que los avances científicos y tecnológicos se han llevado a cabo de manera desigual por lo que son ineludibles las regulaciones y convenios entre países para que aseguren que beneficios y riesgos de las nanotecnologías sean compartidos por todos.
Las nanotecnologías presentan grandes oportunidades científicas, tecnológicas y económicas para cualquier país, y para que todo esto se aproveche se debe contar con apoyos para la investigación y desarrollo de esa disciplina, un aspecto que requiere de la fuerte participación de un gobierno.
Nuestra Latinoamérica cuenta con los recursos humanos y la infraestructura necesaria para empezar a hacer frente a esta nueva revolución tecnológica, pero, estrictamente, falta más apoyo por parte de los gobiernos y sus instituciones para que se alcance a plenitud la formación de más grupos interdisciplinarios y con interacción internacional, además de que se deben crear planes didácticos y posgrados que incentiven vocaciones universitarias en nanociencia, sobre todo experimentales, tanto en las instituciones de investigación como en las facultades de ciencias duras (física, biología, química, medicina, etc.), lo mismo que fomentar convenios entre instituciones educativas nacionales, del extranjero y con empresas privadas para el financiamiento de estas investigaciones.
- Dr. Mario Ramón Duarte es abogado, Juez Adm. Mun. Faltas (Corrientes-ARG). Especialista Der. Cont. Mun. y Faltas (UCSF). Miembro Dossier Geopolítico (Cordoba-ARG). Experto en Ciberseguridad y Ciberdefensa.
NANOCIENCIA Y NANOTECNOLOGIA: La Construcción de un nuevo mundo átomo por átomo. NOBORU TAKEUCHI. Ed. Fondo de Cultura Económica – México - (2010).-
QUE ES LA NANOTECNOLOGIA. GALO SOLER LLLIA. Ed. Paidos – Buenos Aires, Argentina - (2015).-
LOS RIESGOS DE LA NANOTECNOLOGIA. MARTA BERMEJO BERMEJO Y PEDRO A. SERENA DOMINGO. Ed. Catarata –Madrid, España - (2017).-
NANOTECNOLOGIAS - Los desafíos del futuro. MARCO CASELLA. Ed. Marcissus. – España - (2015).-
Por Mario Ramón Duarte.-
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