La democracia hegemónica y la pornografía electoral.
La democracia, acaba convirtiéndose, mediante la condición sine qua non de lo electoral, en una democracia hegemónica.
Desde la aldea desde donde esto se escribe, la lógica tensión del poder, siquiera está en la división formal de los oficialistas y los opositores. Anida dentro de un conglomerado de casi treinta partidos como facciones, para ver cuán lejos o cerca estará el primer partido del segundo que llevan los mismos candidatos. Algo no muy lejano, desde lo conceptual, ocurre, sucede, acontece en la aldea vecina, en donde de la misma expresión política, el actual como el anterior, rivalizan, epicentricamente por el próximo mandato. La única diferencia con lo nacional, es que la anterior y el actual, no son del mismo partido, pero la disputa se detuvo desde hace tiempo entre estas dos personalidades, cómo sí los problemas que tenga un estado, tendrían correlación con cuestiones personales o personalísimas. A días de qué España vuelva a la convocatoria electoral, con la novedad que cada turno, aparecen espacios supuestamente más corridos a la izquierda o a la derecha, lo único que no termina de suceder, es precisamente que ningún grupo político o personalidad política, apunte o haga eje con la verdadera cuestión, que planteamos como posibilidad; salirnos de una democracia electoral tiene estricta relación con prescindir de lo electoral o reformularlo radicalmente, o en grado sumo.
Caso contrario terminaremos repitiendo las salidas esperpénticas, como las recientes en Ucrania y ya probadas en otras latitudes, de votar por payasos, cómicos o famosos, en una suerte de pornografía democrática a la que la hegemonía de lo democrático, también la contempla como reacción, como respuesta, morigerada, controlada o preestablecida, para que después de esta renuncia a ser humano, se nos permita todo lo que creamos que nos venga en gana, cuando en verdad simplemente estamos obedeciendo a un patrón, a un algoritmo predeterminado, pre establecido, por todo eso que nos dice que estamos eligiendo u optando.
Por Francisco Tomás González Cabañas.
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