La prueba más efectiva de que el gobernador carece de poder es que no existe la oposición.
La disolución, la desaparición de la lista 2, la metástasis suicida a la que se arribó por falta de recursos como de vocación democrática, llega casi por milagro, como una de las decisiones más sabias a las que se pudo haber concluido ante el poder omnímodo de quién en vez de decir “Lo tengo todo”, lo disfraza con un “Vamos todos”, a cargo del Durán Barba correntino, que es el pelado correligionario, porteñazo y encantador que fatiga las instalaciones del hotel cinco estrellas de la costanera, paseando sus tips de campaña.
Ocurre, sucede, acontece que el gobernador en las formas, para horror de Maquiavelo y de quiénes lo han leído, es amado, querido, “cariñoseado” a tal punto no despierta el temor reverencial que en ciertos casos debiera, que ni su propio hijo dudo en dejarlo mal parado subiendo a una red social un comentario que seguramente lo aprendió más cerca que lejos del seno hogareño. Dejando en suspenso el principio de la perspectiva de género que lo personal es político, lo cierto es que al gobernador, le tuvieron que armar una campañita de prensa, para dotarlo de la autoridad de la que carece en origen y por la que, hasta ahora, siquiera amaga a ir.
El primer mandatario, que celosa y afanosamente, custodia el formato que le legó quién lo puso, removió un policía porque pedía helado para consumo del personal.
El hilo se corta por lo más delgado y en uso de la lógica del tornillo, aflojando para arriba, para la lista electoral que se arma en Buenos Aires, como en la Calle Buenos Aires (hasta los custodias, hablando de policías, que estaban en casa de gobierno, ahora están apostados en el despacho del senador en continuidad del poder, interpósita persona mediante) ajustó para abajo, seguramente tendrá la tortuosa tarea de poner el candidato a primer concejal en Herlitzka, y removió al agente policial que demostró lo que el gobernador no, hacer uso de sus facultades (el policía pidió por escrito, no llevó a cabo un acto ilícito, en todo caso cometió una inmoralidad, pero al gobernador le molestó que tuviera la osadía que él no tiene ni por asomo).
Los opositores se esconden detrás de las oficinas que visita el Gobernador, están agazapados y serán parte de la alianza que presentarán en breve. Un opositor a este gobierno, será el que crea que hablando con el gobernador se resuelve algo, cuando en verdad el poder está y lo seguirá estando en otro lado.
Esta escenografía del poder, velado, escondido, que impacta en otro lugar que no es el de las formas, posee como correlato, una oposición que también en las formas, como en el fondo, es inexistente.
El rival político a vencer, el que ostenta el poder real, no está en el juego, en tal arena, como un mago, instaló un holograma que ni siquiera se le parece. No se puede presentar batalla, ni política, ni electoral, contra lo que no existe como manifestación de una dinámica del poder.
La única rivalidad política que tiene el hombre que conserva el poder hace dos décadas en la provincia, es la de su propia sombra. La contundencia de esta foto del poder, es su propia tragedia personal, como la nuestra colectiva. La suerte de todos y cada uno de nosotros, sigue estando en sus manos, incluyendo la del gobernador y de los que se dicen, se sienten y se presentan como opositores, claro está.
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