1 de marzo de 2019

La imagen de la justicia chaqueña.

Tal vez el fiscal desconozca el significado de la “fronesis”. Del concepto que les debiera caber, obligatoriamente, a quiénes sumidos por una gran responsabilidad pública, tendrían que ahondar, no por ley, sino por comprensión ética, en la prudencia y la responsabilidad, de transmitir que la imagen que conllevan de ellos mismos, replicada en el uso de redes sociales, en horarios de trabajo, se debe corresponder con el cargo y con la investidura que ejercen para con la comunidad toda. No es el caso, de la figura estelar, de quién se presenta, desde su cuenta de Facebook, como un actor de películas condicionadas, saliendo mojado, con el torso desnudo y los pelos al viento, o posando para la cámara realizando deportes en la nieve, o mostrándose en recitales varios. Posteando, en horarios en que la administración pública funciona a pleno, imágenes de jugadores de su equipo de futbol, o realizando comentarios, sumamente parciales y cuasi ofensivos para los adversarios en el campo de juego, el fiscal, pese a citar alguna frase de Nietzsche o de Gustavo Bueno, acerca de la democracia, no tiene ni un prurito, en ser sumamente discrecional en el uso de una red social, en su calidad de funcionario público que debiera priorizar, como en responder o no las solicitudes de entrevistas periodísticas como las que se le realizan desde noviembre de 2018 sin que responda seria y respetuosamente como lo debiera, más allá de su cargo circunstancial, al que desde la imagen , para nosotros no honra ni medio.

Así como en Brasil, el otrora juez Moro, hacía creer a propios y extraños (daba conferencias en todas y cada una de las partes del mundo en donde lo invitaran como representación de lo justo en sí) que no trabajaba más que por un ideal y de cómo aplicarlo y llevarlo a cabo, para terminar más luego como un empleado jerarquizado del actual Presidente, no son pocos los que siguen creyendo aún en los “superhéroes” de la justicia. En hombres o mujeres, que ensalzados por una, supuesta orden divina persiguen el ideal de lo justo, pero que no dejan de ser ídolos de pies de barro, titanes de capas roídas, que nunca terminan de reconocer que actúan por el poder prestado, en su  momento por algún integrante de la clase política, de la que dependerá, consciente o inconsciente, siempre.

Sería propicio que los legisladores, además de imponerse para sí mismos, soliciten que los integrantes del poder judicial, se sometan a evaluaciones periódicas, para determinar la salubridad psicológica, dado el ejercicio estresante que debe conllevar semejante tarea.

Así se aprecia al menos, en quiénes, en horarios donde funciona a pleno la administración pública, pese a tener sobre sus anchas espaldas que no tienen problemas de mostrar desnudas, suben fotos de futbolistas, de asados, de viajes y de recitales, pese a tener que resolver pesados temas del quehacer institucional, debiendo en todo caso, imponer la prudente distancia, que las redes peligrosamente pueden trastocar y sobre todo, enalteciendo un cargo, su ejercicio y el rol ante la sociedad.

Sociedad por otra parte, que en relación al poder judicial, a la justicia, de acuerdo a todas las encuestas y sondeos de opinión, descree en niveles de escándalo. Tal vez y posiblemente, no solo por el mal accionar, sino por muchos de sus propios integrantes, que se muestran ante la comunidad, como si fuesen los protagonistas de una película de acción, cuando en verdad, son como todos y cada uno de los que integramos una comunidad, meros actores de reparto, más allá del rol y de los cargos que a lo largo de nuestras vidas, podamos tener y ostentar.

 

 


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