Quién salga segundo de las PASO ganará la elección presidencial.
Tal como el poema de Borges, intitulado “Buenos Aires” el giro poético que pasó a la inmortalidad de “no nos une el amor, sino el espanto” bien podría ser aplicado como la síntesis conceptual de la tesis electoralista que pretendemos presentar.
Por supuesto que el pecado teleológico o final de la ciencia, como de quiénes copian o imitan sus métodos, es precisamente el imposible de pretender determinar qué ocurrirá en un futuro, próximo o distante, o mientras el fenómeno no está aún ocurriendo.
Los que no consiguen determinar con cierta aproximación lo que arriesgaron, suelen ser catalogados de engañadores o ilusionistas de nombres varios. Últimamente, en lo atinente a lo electoral, todo el método o el sistema de la “encuesta” o sondeo de opinión, habita este barrio de la desconfianza generalizada, o de qué lo que propone finalmente no sucede en la realidad. Por esta misma razón, es que utilizando lo que muchos llaman como la gran encuesta oficial o la única encuesta oficializada, las PASO, presentamos lo que creemos que podrá ocurrir más luego en octubre y en su defecto en noviembre (posible segunda vuelta) o en la determinación del proceso electoral que consagre un nuevo presidente.
No debiera existir consultora, estudio de opinión o grupo que trabaje en los campos de la ciencias sociales, que no presente, en forma manifiesta, un compendio de lo que cree que podría ocurrir y las razones por las que se arriesga tal posibilidad.
En un contexto en donde en todas las aldeas occidentales, que se precian de democráticas, la ciudadanía, en elecciones ejecutivas, termina votando “contra algo” más allá de a quién este favoreciendo, no creemos que Argentina pueda permanecer al margen de este clima de época.
Se vislumbra incluso, de que la primera minoría o el sector que saque mayor porcentaje en las PASO (sea el oficialismo o la oposición que fuese) , colectará en vez de apoyo o una idea triunfalista, la percepción de todo el resto que no lo ha votado, de ser el rival a vencer. Esta suerte de voto contra, o a decir de Borges, la unión ante el espanto, es lo que nos permite arriesgar que quién salga segundo (sea quién fuese en las PASO) tendrá grandes chances de llegar al sillón de Rivadavia.
La fuerza principal que ordene la lógica eleccionaria, tendrá que ver con lo expresado, a poco menos de medio año de la realización de esta elección, no creemos que sea posible un cambio de escenario o de lógica, que imponga un criterio que desplace lo que creemos como prioritario y que desde un tiempo a esta parte, viene definiendo, la lógica de las elecciones en la mayoría de las elecciones de las democracias occidentales, de las que somos parte integrante e indiscernible.
Análisis Consultora Meridional.
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