Vaz Torres elegido mejor ministro del Gobernador Gustavo Valdés.
Las cifras son tales, es decir incólumes como frías. Las palabras, pueden ir y venir, como borrarse, pero lo explican todo.
El gabinete de Valdés, siquiera termina siendo el suyo. La mitad es una herencia del Colombismo más duro, del cual no se termina de desprender. El gobernador, se muestra a mitad de camino, de ser un mero “guardador de lugar” del principal protagonista de la política correntina, o en su defecto de iniciar un camino propio, desprendido del factótum, sin que medie, que ya está resultando tarde para este sendero.
No alcanza para la imagen del gobernador, que el diario del principal enemigo judicial del ex gobernador, como de una facción del PJ Correntino, lo trate con cariño y le venda su slogan fatigable de “desarrollista” (se los vende a todos y cada uno de los que se quieren oponer a Ricardo en los últimos años), mucho menos que se haga presente en todas y cada una de las fiestas populares de cada pueblo en cuestión que hacen al millón de correntinos.
El sondeo de opinión es una muestra más, acabada, de que no sólo el gabinete del gobernador no tiene perfil propio, trazabilidad o personalidad (hablando más de quién gobierna como de quién lo puso) sino que lo poco valorable, al menos para la sociedad, sigue teniendo que ver con la flor y la nata del colombismo más ortodoxo.
Los opositores por la oposición misma, o los anti-colombi, que de tan tercos y brutos no comprenden que lo mejor que le puede pasar al régimen es atravesar otra crisis interna, en vez de fogonear esta muestra de la realidad, la esconden o no la replican, porque creen que darle la derecha, que además la tiene, a Chirulo, es darle un reconocimiento al ex gobernador.
El nivel de la oposición es en gran parte lo que explica el reinado del colombismo, no sólo que no tienen mucha idea, sino que sólo la desean tener, en el caso de que lleguen a una posición de poder.
Es la paradoja que deberá resolver Valdés. Sí es que quiere ser para los suyos, como para la historia, el pichón de picuru oficial o sí elige tener dignidad personal o política. En cualquiera de ambos casos o de las decisiones que lo lleven a uno u otro lugar, deberá cambiar de gabinete, o dotarle de lo que no tiene: trazabilidad, personalidad, peso propio.
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