Corrientes Correligionaria.
Nos hemos acostumbrado, a que sólo los radicales pueden gobernarnos. No se trata, con todo el respeto que no le dieron ni del estado ni del sistema político, que de esto se convenza el dirigente “lámpara” del Patono o “King Kong” del San Marcos, ni mucho menos a los que estos dirigen (los casi 40% de pobres correntinos), sino que estamos convencidos los llamados independientes o facultados con la posibilidad de ejercer la libertad de pensamiento, de qué sólo el radicalismo debe gobernar esta provincia.
Los 36 partidos, sean aliados o no, del radicalismo sempiterno, del radicalismo devenido en partido de gobierno de una suerte de régimen estable, que garantiza como condición sine qua non, elecciones y pago de sueldos a término, deberían, hacerles notar a los correligionarios que cada día que pasa es menos indisimulable y por ende, más difícil de tolerar, que sólo los radicales liben de las mieles del poder, habitando una suerte de Olimpo Griego que los transforma en seres semi-divinos, a diferencia del resto que en el mejor de los casos, sólo podemos aspirar a servirles en sus deseos y acompañar sus decisiones, con un poco más de dignidad, al radicalismo consagrado en un áureo adoquinado que cincela sus nombres y hombres como si fuesen tales providenciales destinados al mando y por ende condenados, nosotros, a obedecerlos, obcecada y sumisamente.
Precisamente sí en algo se está equivocando y gravemente el gobernador Valdés, es en no disimular el paso de este elefante en el bazar. Claro que le toca en suerte ser el quinto, llegar a las dos décadas, continuadas de predominio radical, pero teniendo a mano a su madre peronista, al hambre y la sed, de muchos que nunca siquiera olieron de cerca las mieses del poder, el desempeño institucional y destacado de dos figuras no radicales, como prestigiosas, “Los Pedros” o servido en bandeja la realización de un monumento al último gobernador peronista, expulsado por la dictadura, prefiere, opta, se despacha, se desnuda en su radicalismo furibundo y omnímodo, como omnisciente, en recibir a sus correligionarios de la franja morada nacional, en saludar el fallecimiento de cuanto radical perezca en su cuenta de twitter que la usa institucionalmente (sobre todo para dar cuenta del cronograma de sueldos) y de galvanizar que ya la tercera generación de radicales, estén aconchabados, con altos y jugosos sueldos, que obviamente escapan a la media y por sobre todo a los índices de pobreza, que hace 20 años los gobiernos radicales vienen narrando que le dan batalla, sin demasiados resultados.
Quizá la salida de la pobreza, al menos en Corrientes, está a la vuelta de la esquina, sea mucho más fácil y sencilla que lo que se piense.
Habrá que afiliarse en masa (recordando que no por casualidad el radicalismo es el primer o el segundo partido provincial con más afiliados, como el líder indiscutido en cantidad de votos) al radicalismo, qué de seguro sí ocurre esto (es decir sí existe un interés en ser parte del radicalismo por parte de quiénes no lo somos) nos contestarán que permanezcamos en nuestros partidos, o en nuestra independencia, dado que al ser develados en su rol partidario, muestran, la otra faceta, que es, precisamente la institucional, la de gobierno, la que les dotó la posibilidad, como el peligro, de haberse constituido en un partido de gobierno.
Precisamente por esta razón, en favor de uno de los principales activos históricos del radicalismo, la democracia (incluso uno de los próceres de los correligionarios que fue investido como padre de la democracia), el gobernador, al menos en este año no electoral, le convendría ocultar, solapar, atenuar su radicalismo profuso y militante, ya son veinte años con casi cuarenta por ciento de pobres, por más que la fortuna de ser radical en esta tierra exima a sus pertenecientes a estar lejos del poder, no alcanza conque solos nos gobiernen o que vivan bien (que es lo mismo) solamente los correligionarios, y que nos pretendan contentar diciéndonos, que pese a esto, Corrientes somos todos.
Por Kaiser Sosa
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