Dios fue Judas, Arturo radical.
"Tres versiones de Judas" que Jorge Luis Borges publicó en 1944. Cuenta Borges que Nils Runeberg intentó descifrar el misterio de Judas Iscariote según tres versiones. Primera versión: la traición fue un hecho prefijado y necesario "que tiene su lugar misterioso en la economía de la redención". Judas habría sido el único apóstol que intuyó el propósito de Jesús. Segunda versión: Jesús no necesitaba de un hombre para redimir a todos los hombres. Judas, por ser uno de los apóstoles elegido por Jesús, merece de nosotros la mejor interpretación de sus actos. Así, el móvil de su crimen no habría sido la codicia sino un "ilimitado ascetismo". Para mayor gloria de Dios, habría mortificado su espíritu renunciando al reino de los cielos. "Se creyó indigno de ser bueno". Tercera versión: Dios se rebajó a ser hombre para redención del género humano. Para salvarnos pudo elegir cualquier destino, y eligió un ínfimo destino: fue Judas. Borges no escribió un ensayo. Solo escribió en un cuento hace más de sesenta años lo que siempre se debate en el Vaticano. Bueno es recordarlo. (https://www.lanacion.com.ar/776837-tres-versiones-de-judas )
Resulta cada vez más complejo encontrar los sesgos de humanidad que nos barruntan tras el imperio de lo moderno que nos somete a despresurizarnos de nuestras características más elementales de seres humanos. Quiénes abonamos la interpretación de que lo más elemental o sustancioso del filosofar, por ende de lo humano, habita en el lenguaje poético, tanto en su musicalidad como en sus metáforas (en la combinación de las mismas, de hecho creemos que la filosofía correntina anida en la poética del chamamé), nos debemos una indagación de esta naturaleza, golpeando el sentir de la supuesta opinión pública o publicada, recreando personajes execrables, no para reconstituirlos o banalizarlos en su mal, mucho menos para ser acusados como promotores o exaltadores de terroristas o genocidas (como ya ha ocurrido, títeres mediante en España, madre espiritual, política y por sobre todo religiosa de nuestra Argentinidad), sino simplemente para evidenciarnos en nuestro cruento envilecimiento, que parece no tener fin, a nivel político y social. La cultura también, entendida ésta como la perpetración de conductas que muchas veces no se ponen en cuestión por su habitualidad inercial, colabora con su violencia deshumanizante que nos acostumbra a convivir con nuestra parte más abyecta. La Tauromaquia en España es el ejemplo más acabado, como el boxeo o las luchas libres de inocencia socialmente aceptadas y sumamente redituables en cualquier parte del mundo (acá les seguimos dando medallas y los subimos a podios de héroes a tipos que se lastiman, en un ring o en una jaula para el delirio de tribunas sedientas de violencia...) Pero claro, seguirá siendo mucho más cuestionable el mencionar, a un genocida, como el que mencionamos o el que recordamos, por intermedio de la palabra convertida en arte, y esto mismo habla de cómo y porque estamos como estamos, tirando las sobras a los migrantes que huyen de las fronteras alambradas de un occidente del que ha quedado una carroña nauseabunda que se pudre lentamente.
Mientras el elenco estable de los gobiernos se siguen conformando bajo el arbitrario maniqueo de los mismos de siempre, que si quiera se sienten impelidos a incorporar a quienes puedan oxigenar tales ámbitos envilecidos de lo más bajo de la condición humana, como la codicia y la ambición desmedida.
Diálogo Ficcional
Jesús(interroga a Hitler en forma irónica): ¿Qué vas a hacer esta noche?
Hitler(sardónico): No recuerdo lo que hice anoche.
J(intranquilo): No, esta noche.
H(parco): Todas mis noches solo me llevan a un mañana.
J(con cierto lentitud): Pero hay noches y noches...
H(seguro): Claro pero todas terminan en un mañana.
J(sagaz y con un ademán): ¿Y las mujeres?
H: A ellas les agrada la noche...y viven cada imperio de la luna sin pensar en el mañana....(rompe con su frialdad sin perder el sesgo irónico) y a usted ¿qué le parecen los amigos?
J(sorprendido, realiza un gesto que denota vasta seriedad): Acompañan, ayudan, reconfortan y traicionan.
H(punzante): ¿sufrió?
J(con la mirada fija en un punto): Sufrió para gozar y gocé de cada sufrimiento. De todos modos nunca me decidí por ninguno de los extremos. (Sagaz) ¿A todo esto, tuvo miedo?
H(con tono convincente): Por supuesto, las cucarachas me causan espanto.
J(intranquilo y con un gesto rápido): Hablo de otro tipo de miedo.
H(con ojos irritados t con un tono firme): ¡A no!, por la noche también temo...a las cucarachas por supuesto. (Mirando con curiosidad) ¿Y qué hay de sus amigos?
J(Baja la mirada y luego alza su mano derecha): Leales, convencidos, extremistas y excesivamente firmes, ni las traiciones pudieron doblegarlos.
H(sobresaltado y bastante apurado): Si tuviera que elegir entre una manzana y una naranja, ¿ con cuál se quedaría?
J(más que convencido, contesta en forma lenta y doctrinal): De las dos haría un único fruto...ante tal situación ¿usted qué haría?
H(amaga a pararse): Sin duda me comería la manzana y regalaría la naranja a alguna mujer que guste de la noche, ahora que recuerdo ¿qué hará esta noche?
J(se para): Tratar de convertirla en día, para transformar a los traidores en amigos y a las manzanas y naranjas en un único fruto, ¿qué te parece?
H(también de pie): No sé, yo me conformo con huir de las cucarachas y esperar en la noche la llegada del día.
Freud(intranquilo, se para e interrumpe): Señores, creo que hablan lenguajes diferentes, ni siquiera el uno como el otro se han esforzado en comprenderse, iluminemos este obscuro sendero... (Con un gesto animoso) cuente un chiste, ¿amigo?
J(más que animado): Tengo uno, ¿Saben cómo le dicen al hombre?...trabajador... porque pasa ocho horas en un oficio, otras tantas duerme y las que restan las comparte con sus iguales.
Las risas se extienden a granel.
H(con la sonrisa aun dibujada en el rostro): Yo tengo otro...¿cómo le dicen a la mujer?...el ser perfecto...porque son bellas, inteligentes, dan vida y terminan con un hombre.
Nuevamente risas en general.
Freud(con seriedad): De acuerdo a sus...
J(interrumpe a Freud y dirigiéndose a Hitler): Espere, espere, ¿ya recordó lo que hizo anoche?
Por Francisco Tomás González Cabañas.
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