Se medirá el nivel de conocimiento y de aceptación de los ministros de Valdés.
Días atrás, el Gobernador Valdés (quién entre tantos aspectos a mejorar con relación a su antecesor, es la vinculación que mantiene con los medios de comunicación, debería auspiciarse del ejecutivo una lógica de distribución de pauta publicitaria, para que exista libertad de expresión, tal como lo sentenció la Corte Suprema de Justicia de la Nación en los fundamentos del fallo “Clarín” o al menos ordenar más democráticamente la cesión de sus entrevistas, realizando conferencias de prensa u otorgando audiencias a todos los medios que se lo soliciten) en declaraciones a un medio gráfico, “corrigió” al periodista que le consulto por su “gabinete heredado”.
Es un error conceptual, atacó Valdés, aclarando que al haber decretado la continuidad de la mayoría de los ministros de Colombi, y habiendo designado a menos de un tercio de recientemente llegados, los ministros eran “suyos”. Nominal, como normativamente, es así, pero a la realidad, sobre todo la política, la componen también elementos simbólicos, como imaginarios.
A las claras que no es un aspecto cómodo para el gobernador. Sabe que su equipo es una estructura que dimana de un equipo de gobierno, tan formidable, que viene ganando todas las elecciones, como el chavismo venezolano, desde hace dos décadas. La “perfección” de estas maquinarias electorales, que se constituyen en estratos de gobierno, en castas encaramadas en la cúspide del poder, es que de tan aplastantes y victoriosas, están a un tris, próximas al abismo de convertirse en absolutistas, herméticas, totalitarias y por ende, monstruosos engranajes que ocluyen, suprimen y condicionan la posibilidad de libertad.
¿Cuán traducible puede ser la frase #Corrientes somos todos, del gobernador, sí su equipo es el mismo, en gran parte, del que viene de la intervención mestrista, que sobrevivió al Arturismo y que venció el record del propio Ricardo? Esta pregunta, que puede incluso estar intencionalmente formulada, solo tiene la respuesta de la ciudadanía.
Saber el nivel de conocimiento de los ministros de Valdés y de tal universo los distintos niveles de aceptación que tengan para la ciudadanía, se torna una herramienta, indispensable, tanto para el gobernador, como para el conjunto de los correntinos, a los que nos quieren seducir con una frase o con un slogan.
Proveniente de una familia de educadoras, el Gobernador, sabe de la importancia del conocimiento, como de la forma que se obtiene el mismo. Que le digan, los que desde hace décadas conforman el sequito del poder, que ministros son los más conocidos y queridos, o los enriquecidos consultores que ya son una suerte de ministros sin cartera, no es lo mismo que lo pueda leer desde quienes puedan tener un objetivo primordial, el trabajo denodado, incansable e irrevocable por contar con una democracia más democrática, en sus términos, condiciones y por sobre todo en su traducibilidad.
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