Corrientes somos todos.
El siguiente es el estudio, en esta suerte de laboratorio democrático, los resultados de los estudios por imágenes, de cuál es el problema al que se enfrenta Valdés y lo que promete sortear, como desafío central de su gobierno. La ancestral, como pertinente (dado que casi siempre se tradujo tal cual en la realidad hasta ahora) que Corrientes es para pocos, que para los que así no lo desean, las puertas está abiertas para la huida, de allí que vivan casi otro millón de correntinos, por fuera de Corrientes. La idea perpetrada de que Corrientes es la provincia de lo heredado, una suerte de comarca medieval en donde sigue imperando una noción inamovible como clasista de la realidad social.
Aquellos que por herencia familiar o política , tocados por la varita de ser amigos de un poderoso de turno, o afortunados por estar en el momento justo con la persona indicada, se mantienen o ingresan, a ese pequeño círculo, cada vez más estrecho y por ello mismo más excitante a pertenecer.
Los conceptos se trastocan, quién pregonó aquello de que trabajando y con sacrificio se logran las cosas, debería ser enjuiciado públicamente, los fiscales de turno deberían iniciar causas por “instigar al delito” a los que aún se guían por este principio ramplón, que conduce a inequidades tales como, victorias morales o tranquilidad espiritual.
Toda esa literatura débil, tendría que ser enajenada de la biblioteca universal, o al menos situada, correspondientemente al sector de ciencia ficción, a un mundo paralelo, dado que la misma, fácilmente se propaga en la institucionalidad educativa, a los efectos, sospecho, de desalentar a las futuras generaciones a modificar lo establecido, que beneficia a los pocos que pertrechados, de los conceptos fundamentales y sus mecanismos (es decir, imprentas, sistemas de información, etc) se nutren de miles de educandos que intentarán vanamente aplicar un código en un afuera que lo tiene como una simple fábula exótica.
Sin ánimo de plantear cambios, al tan modificado sistema educativo, en determinados establecimientos escolares, sobre todo, aquellos donde asisten los borregos de la clase dirigente, la materia principal, debería ser el recreo, para que entre los pares, vayan consolidando una amistad por intereses, que en un futuro siga conservando lo establecido, los hijos de un empresario, de un político, de un miembro del poder judicial, muy difícilmente, vayan a desertar de sus destinos heráldicos, y necesariamente, el precedente de cambiar figuritas, se transformará con el tiempo, en cambiar billetes, poder, etc.
Para los que ganan moralmente la batalla, los exitosos del espíritu, quedará el aglutinarse para ver como pintan la escuela, como la mejoran, la foto con el gobernador, con el intendente, y ahí sí aplicar el concepto de un afuera idílico, que plantea oportunidades, que uno progresa, sí logra superarse por intermedio de los textos de los enciclopedistas. No vaya a ser cosa, que los choznos, nietos e hijos de pobres, en un determinada generación, se den cuenta, que todo es un engaño del sistema, para que no se junten, para que no construyan lazos colectivos, que los pongan a pensar como modificar el statuo quo, que los mantiene, como condición necesaria y suficiente, al margen, para que exista el círculo. Ya que estamos con lo educativo, en matemática básica, sí trazamos un rectángulo, lo que está por fuera del trazo, es necesario e indispensable, para que exista el rectángulo, sin ir más lejos y continuando con la matemática, no existen números, son elucubraciones sociales, son postulados de un sistema que nos ordena, como el matrimonio, que hasta hace poco, sólo era para personas de sexos diferentes, un convencionalismo, ganado, a sangre, fuego, hambre y votos. Para concluir el ejemplo de los niños que no serán parte de las decisiones, pero si por los que supuestamente se toman las decisiones, el recreo tiene que ser muy corto, no vaya a ser cosa, que un futuro, los que hoy juegan a las figuritas, mañana jueguen a la revolución.
Lástima que la ciencia aún no haya arribado a concebir la pastilla que libere a nuestra clase dirigente de la culpa, lástima que la psicología no le encuentre solución sino simplemente tratamiento. En este hiato histérico, radica el gris, mediante el cual, un discurso político, es necesariamente, casi por definición, mentiroso.
Puede existir una vocación, básicamente culposa, de resolver los problemas de la gente más necesitada, al tratar de materializarla, los problemas se agolpan. Los recursos no alcanzan, no puede haber generación de los mismos, para que alcancen, sino no se modifica el sistema, y ante tal situación el político, se encuentra que no es más que un títere que sólo ejecuta órdenes de un sistema preestablecido, pero claro, el político, también por definición, y más que nada porque también fue educado con la fábula que cobija la esperanza, puede creer que con simples variaciones (párrafo arriba no por casualidad comentábamos la modificación del código civil en relación al matrimonio)y con tiempo, las cosas cambiarán. En él mientras tanto, que en realidad después se descubre como eterno, sólo le puede resolver los problemas a sus más allegados, a sus amigos, a sus parientes, a sus compañeros o correligionarios de batallas.
El sistema es tan perfecto, que todos somos sus más conspicuos defensores, incluso sin darnos cuenta, este mismo texto, es una acérrima defensa del mismo, no me nacería blandir un arma para cortar cabezas y decir basta.
Valdés da unos primeros pasos muy loables, sin hacernos ver la gravedad de la situación nos está diciendo que él cree y quiere una provincia en donde seamos todos. De su deseo, de su habla, debe llevarlo a los hechos, debe hacerlo traducir a lo largo de su gobierno que está empezando. Valdés sabrá si actualmente tiene el equipo que precisa para tamaño cruce de la cordillera, tal como metaforizo, debe saber también quiénes son los que orbitan por fuera, y debieran estar, para esta noble empresa, junto a los que quieran una provincia en donde seamos todos.
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