24 de febrero de 2018

Un desagravio a Egon Schiele, a la mujer y a la democracia.

Producto de los acontecimientos públicos, como los no publicados, por parte de instituciones supuestamente culturales, que suprimieron los homenajes pautados y previstos para conmemorar al artista genial, Egon Schiele, desde el presente colectivo, proponemos a todos y cada uno de los que se han sentido directa como figurativamente afectados, que en todas y cada una de las aldeas occidentales, dispongamos de la forma que más se acomode a lo se crea y sienta la multiplicación de la siguiente performance o acting actoral; “La vulva democrática o de la urna electoral” ni más ni menos que un cuerpo de mujer, tal como los que pincelaba Schiele, y que ha sido prohibido o censurado en las plazas más humanistas de Europa, pero revestido de urna democrática, para que la protesta signifique también el reclamo a nuestros mandantes políticos y culturales, que democracia, y como si fuese poco a horas del día internacional de la mujer, es además de votar, el poder adornar las calles, artísticamente con el órgano o conducto mediante el cual todos provenimos a este mundo.

Dentro del campo del simbolismo, en la jornada electoral, el día de la votación, o la ratificación del contrato social que devino en instituciones democráticas, el factótum, por antonomasia, el objeto fetichista que define nuestra occidentalidad política, es la urna, el recipiente en donde, se nos invita a que penetremos en la ranura, para dejar, mediante sobre, papel o pantalla, estampado, el fluido, traducido en voto, el acabose de nuestras posibilidades de que nos gobiernen con un sentido de equidad y racionalidad. Esta metáfora, desnuda también nuestra cultura acendrada en valores machistas, en rituales fálicos, apreciando el acceso, la penetración, como sinónimos de imposición, de criterios discrecionales que condicionan la posibilidad de elección verdadera o de toma de posición en un ámbito de libertad. La rajadura, símil a la vulva, expuesta al público, dispuesta para que los ciudadanos, hagamos cola para penetrarla, es tal vez, la más barbárica como pornográfica, violación a nuestros propios derechos, que llamamos humanos.

En los tiempos actuales en donde remitir a una cita textual, es una invitación a que lo comunicado no sea leído más que por un puñado de seres exóticos, que por lo general, no escapan a la regla general de parcelar, de reducir a un gueto el posible conocimiento que obtienen de tales lecturas, obturando con ello la mejor de las posibilidades; la de pensar, agudizamos el método y remitiremos, en pleno apogeo de la imagen, al video clip, del cantante popular (con cierta tendencia de ser clasificado como un artista con compromiso social) “Residente” quién en su trabajo audiovisual Somos Anormales, inicia la filmación con un huevo que dentro tiene una mujer, que se abre de piernas, dejando ver su vulva, que comienza a parir, o escupir, seres humanos, ya adultos, de diferentes composiciones genotipales.

Hablar de la imagen o de superproducciones cinematográficas en relación a lo filosófico, es el último grito de la moda, o el estertor del pensamiento, encabezados por autores afamados como los caso de Zizek, que no deja película a la que no filosofe o quiènes hicieron lo propio con los superhéroes (Libro de Morris, T) o Star Wars (Libro de Irwin, W).

La filosofía a medida que se corre de los programas educativos, va ocupando el espacio perdido, en set de televisión, en espacios que no le han sido asequibles, pero que en tal dificultad puede encontrar su gran desafío de constituirse en vez de en un discurso del poder, en un lenguaje del entendimiento.

La política, al posicionarse desde sus definiciones perspicuas, debe encontrar un plafón aún más amplio, que integre, incluye y forme desde lo filosófico, para luego, ejercer una dimanación natural de lo constituido, en canales, como la expresión, la manifestación y las superproducciones. Par esto, es indispensable que se trabaje sobre los símbolos, de aquí y no por la siempre seductora posición irreverente de provocar, es que se decidió hacer emerger, socializar, la manifestación clara y contundente que tiene la figura de la urna, su rajadura, como la vagina jugosa y presta a ser penetrada por nuestra decisión política, por nuestro falo constituido en voto.

Este polvo, este sexo, este hacer del amor democrático, no es más que una caricatura de como concebimos tanto la política como las relaciones sociales, determinadas por lo laboral y educativo, en donde el machismo, o el falocentrismo imperante, no podrá ser subsanada solamente por el fervor de marchas denunciatorios de las que seamos parte, multitudinariamente. Por más que estas sean necesarias e indispensables, en este fervor, en esta erección colectiva no podemos dejar de señalar que a lo sumo es condición necesaria, no así suficiente, como para que constituyamos, para que alumbremos, demos a luz, una sociedad más equitativa, tanto con lo que nos ha tocado (nuestros cuerpos) como con lo que podemos elegir (que hacer con ellos).    

La vulva es arquetípica, Isidoro de Sevilla, a quién debemos su transliteración de raíces etimológicas no precisadas con exactitud, del término, la definía metafóricamente como la Puerta de Batientes, donde ingresa el semen para fecundar, y desde donde, sale más luego, el humano, alumbrado.

Cabe consignar, sobre todo en los campos de la psicología que el Útero, se transformó en un significante decisorio, para análisis teóricos como para ejercicios prácticos acerca de diversas ramas, sobre todo el psicoanálisis, que hace hincapié en el sentido de protección, en ese estadio acorazado, en ese hogar de híper protección, del cual, siempre querríamos retornar o del que nunca nos hubiese gustado salir.

Sin embargo, la vulva, no se ha constituido ni en un significante determinante, ni en una figura simbólica que nos remita a otra cosa que no sea, casi una invitación a un primer erotismo, a las primeras armas en las calenturas adolescentes.  

Más si, creemos que se debe constituir, en esta asociación que desde la occidentalidad democrática, realizamos, en relación a nuestra copula, con lo democrático. Es decir, la vulva es para la ciencia política, para la filosofía política, lo que es el útero para la psicología o el psicoanálisis.

Redacta la crónica de la acontecido en la vieja Europa: “La identidad sexual moderna de Occidente tiene sus orígenes ahí en los primeros años del siglo XX austriaco y la modernidad vienesa es su motor, con el pintor Egon Schiele (1890-1918) como uno de los grandes exponentes junto a Gustav Klimt o Kokoschka. Para festejar los cien años del fin de siècle vienés –llamado Sezession en Austria– el ayuntamiento de la capital austriaca ha organizado exposiciones por toda la ciudad en las que los desnudos de Schiele son protagonistas: el 23 de febrero el Museo Leopold acoge la exposición del aniversario, que reúne pinturas, obras sobre papel y documentos del artista que murió con 28 años por la epidemia de gripe de 1918 que también se llevó a personalidades como Otto Wagner o Guillaume Apollinaire. Todo iba bien hasta que la campaña europea por las celebraciones de la Secesión se topó con la negativa de Reino Unido y Alemania a que los mundialmente famosos desnudos de Schiele adornasen vallas publicitarias y paredes enteras de edificios. No fue solamente la creciente participación de la mujer en la sociedad lo que agitó la calma burguesa del fin de siglo vienés, sino que el sincero deseo manifiesto de la lujuria sexual de hombres y mujeres, y Schiele realiza un corte transversal a aquellos cambios en el imaginario colectivo. Hace cien años, muchos consideraron que la obra de este monstruo de la pintura europea era pornográfica, de hecho estuvo en la cárcel durante tres semanas a causa de su trabajo. Lo que cuesta imaginar, es que en 2018 el modernista vienés siga siendo públicamente censurado”.

Finalmente una apelación al mundo del arte. Así como en otra oportunidad, desarrollamos la posibilidad de llevar a cabo una muestra de pobres, en una galería de frondosos recursos, a los efectos de sensibilizar a quienes teniendo la posibilidad de hacer mucho por ello estuvieran haciendo poco, creemos, dado que el canal artístico, es un lenguaje solo hablado por los que hubieron tenido la posibilidad, previa, de comer y pensar, que sea ante un acto electoral, en un día de elección, en una galería de arte, en una muestra se exponga la siguiente situación.

Una Mujer disfrazada de urna, recostada y abierta de piernas, en donde desde una perspectiva de frente sólo pueda ser vista su vulva y ésta, escenografiada, bajo técnicas como el bodypainting, tal como se presentan las urnas electorales, con sus colores, con sus leyendas, con su ranura, expuesta, presta a ser penetrada, a ser violentada por la soberbia fálica de nuestros votos, que en la muestra sería el público, esperando, haciendo cola, turnándose, para meterla  a la urna, para sodomizarla, en el éxtasis colectivo, en la orgia pública, en lo que algunos llaman democracia y nosotros; el acabose democrático.

A los efectos de que entendamos de una buena vez que la democracia no es sólo votar, sino respetar la dimensión de la libertad, que gráficamente puede ser expresada como una mujer abierta de piernas, alumbrando la vida, su placer, su crítica o lo que fuese, pero respetar a rajatabla el derecho a que la mujer este abierta de piernas sí es que lo desea.

Por Centro de Estudios Desiderio Sosa.

 


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