13 de febrero de 2018

El termitero.

Soy lo que dejaron, soy toda la sobra de lo que se robaron. Un pueblo escondido en la cima, mi piel es de cuero por eso aguanta cualquier clima. Frente frio en el medio del verano… Residente.

La colonia o mejor, la sociedad de las termitas es una unidad altamente organizada e integrada. Existe un sistema de castas en la división del trabajo basada en la estructura de los miembros de la colonia, la función y el comportamiento. Las castas principales en la colonia son el soldado, la reproductiva y las castas obreras. Los soldados y los trabajadores son estériles y pueden ser machos o hembras. Los reproductores funcionales son de dos tipos, denominados primaria y secundaria, o suplementaria. Entre los humanos existen grupúsculos que se parecen a las termitas en su funcionamiento y pensamiento colectivo: entre ellos encontramos  la resaca kirchenrista.

Una nueva colonia-sociedad de termitas normalmente es fundada por la dispersión de los adultos alados, -aquellos viejos pejotistas, honestos, vencidos y despojados por los progre cachivaches, de 4x4 y vacaciones en islas paradisiacas-, que por lo general se desarrollan en una colonia madura durante ciertas estaciones del año.

El número de individuos de cada una de las castas dentro de  una colonia está estrechamente regulado. Normalmente hay un par de reproductores y una relación de conjunto, entre los soldados, los trabajadores y las ninfas, si existe una producción excesiva de una casta, el canibalismo selectivo restaura el equilibrio. Es la función primordial en que la pseudo-ciencia política llama “la mesa chica”, no puede existir más uno o dos capangas, el resto debe ser estéril (no tener capacidad para ascender en el grupo) mientras los demás deben de hacer adeptos a fuerza de mentiras y adulzamientos mientras se los esquilma todo lo posible.

En la cúspide de la colonia de la resaca kirchnerista parroquial se encuentra la Reina, que es del tipo Physogastric, es más evolucionada dentro de las familias de termitas -Termitidae, especialmente Macrotermes y Odontotermes-, la reina se convierte en una “máquina ponedora de huevos” y puede producir hasta 36.000 militantes pagos al día durante muchos años.

Las termitas que suelen atacar a los elementos de madera de una propiedad, es de la categoría de termitas subterráneas: Reticulitermes sp, por lo que viven en el suelo y no en la madera como se suele pensar. Sólo acuden a los elementos celulósicos, para recoger el alimento (recursos públicos, privilegios, prerrgativas) que servirá para alimentar al resto de la colonia que se encuentra bajo el suelo. Por lo tanto, el Rey y la Reina, responsables directos del crecimiento de un termitero, viven bajo el suelo, siendo muy difícil su localización. Se prepararon bajo la tierra, juntan apetito hasta no dar más y un día de pura casualidad,  se abrió el termitero y subieron a la luz, el problema es que, cuando las termitas comiencen a comer desaforadamente no va quedar institución en pie, como hizo su reina madre, la arquitecta egipcia. A las termitas se las combate con acido bórico, pero más efectivo es cuando se las combate con ideas y pensamiento, es un arma mortal que no resiste el termitero del kirchnerismo.

El ataque de las termitas nac & pop normalmente tiene dos etapas, en la primera llegan a la superficie la plana mayor, en la segunda etapa, abren la puerta y comienza la oleada de los obreros para desmantelar todo a su paso. Ataque a discreción y todos juntos porque pueden más.

A los que de noche se cargaron a la espalda la mochila y la historia, a los que tomaron con las manos el relámpago y el trueno, a los que se calzaron las botas sin futuro, a los que se cubrieron el rostro y el nombre, a los que, sin esperar nada a cambio, en la larga noche dejaron todo, para que otros lleguen en 4x4 empilchados y perfumados, rodeados de adláteres a tomarse la foto, en una mañana por venir aún, puedan ver el día perfecto y único, Para ellos, los sin nombre, ni biografías ni museos. Para ellos nuestra memoria y rebeldía. Para aquellos, que llegaron de ojete como una categoría del azar, sin perspectivas, ideas, de futuro, de nada, que se aprovechan de todos aquellos que al menos hacen algo que perdure en el tiempo y para otros, la lucha es para que se retiren por donde llegaron, por la ventana.


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