Habló el dueño de 278.523 votos.
Imposible que tengamos una reforma política que pueda ir un poco más allá de cambiar las boletas de papel higiénico por las de color. Sí el candidato que se presentaba como la renovación, en cuerpo, alma y pensamiento, de la política, arropado o subido al carruaje político-partidario de expresiones progresistas o no conservadoras (al menos en título, habría que ver en historia, sobre todo la reciente) arremete contra quienes criticaron su performance electoral (este no es el punto, pero no esquivando la chiquita, mire que había tantos aspectos para señalar del crítico…) aduciendo la vieja concepción de que quiénes hacen política deben tener votos, como se puede tener ganado, camisas, o dinero en el banco, sin que esto mismo, despierte en la corporación comunicacional el más mínimo resquemor, comentario, indagación, es la prueba misma de cuán a gusto nos sentimos con nuestra sociedad cosificadora y prostitucional.
¿Es una exageración literaria? No, nos hubiese gustado. Nos encantaría estar habitando en el error y dentro de unas horas el poder reconocerlo. Sin embargo, sí en el acto más sagrado, como simbólico de lo democrático, las elecciones (el mismo sujeto, en el mismo lugar, expresó, también muy suelto de cuerpo que la democracia era solo esto, presentarse a una elección y competir, a los que hablan “armen un partido” espeto, recordando, conflictivamente su pasado reciente, dado que algo similar hubo de expresar su ex jefa política, quién lo metió, lo injertó en el PJ correntino sin necesidad que armara nada más que su sonrisa exhibiendo preseas deportivas) uno de los candidatos, días después, usa, la cesión de libertad política que implica el haberlo votado, para defenderse de una crítica, entonces estamos ante la comprobación de la política cosificada, que es mediática como socialmente aceptada, cuando no, promocionada y avalada.
Difícil que de una sociedad así no se desprendan latrocinios tales como la marginalidad, la exclusión y se sostengan criminalidades como violencia de género, inseguridad general, falta de perspectivas como de valores y de un norte, humano e integrador que establezca una referencia a algo mucho más edificante que el hacer un pozo con un pala, por el simple hecho de hacer.
Raro, que se presente, como algo diferente, distinto, al que también hubo de hacer un culto al hacer, para a contrario sensu, denostar el pensar, el razonar, el disentir para sintetizar, tratando de generar cuña, para desde dentro del ropaje mismo o el carruaje político-partidario, del cual lo colgaron, expresar que es otra cosa, que es nuevo, que pertenece a otra generación y que por hablar en supuestos términos positivos, contagia buena onda u otorga suerte, como si fuese un chamán, de los de antes, o de las de ahora, que por televisión repiten lo mismo, son los privilegiados que tienen la vara mágica, porque un dios injusto (ellos lo presentan al revés, claro está) determinó un mundo de estrellitas (pocos, contados, a los que no se los puede criticar, a los que siempre se les debe acompañar, a los que siempre se les debe dar prensa, porque estéticamente nos caen bien, porque no nos hacen pensar…) y otro de estrellados (por lo general todos aquellos que ponemos las cosas en crisis, estamos negados, enojados, habitamos la oscuridad, la mala onda al no querer agarrar una pala, para que seamos apaleados o empalados…)
En verdad aquella frase de “cada sociedad tiene el gobierno que se merece” debe ser completada con “y la oposición que permite”. Insistimos, no se trata ni de ideologías, ni de partidos o de aspectos individuales. Se trata del sistema político-cultural que decimos elegir en nuestra convivencia; el democrático.
Trate de no morirse, dentro de cuatro años, como lo hizo hace cuatro años atrás, el capataz lo volverá a necesitar, para que lo vote, para que le vuelva a ceder su libertad política y tal vez, le gane (usará seguramente la lógica marketinera de “la tercera es la vencida” porque “nunca baja los brazos”) al que este en su vereda de enfrente.
No pregunte, ni diga nada, usted no tiene votos, en todo caso, injértese en un partido, o arme otro (esta debe ser la razón por la que Corrientes tiene más de 40), de lo contrario agarre una pala, y ojo con salir corriendo, sí el capataz algún día llega a patrón, terminará apaleado o empalado.
Aun no hay comentarios, sé el primero en escribir uno!