15 de julio de 2017

Valdés 1 Camau 0.

En el plano de lo deseable no tendríamos que leer los movimientos políticos, desde codificaciones futbolísticas, sin embargo, desde el plano de lo real sí, sin ninguna duda. De lo contrario la ciudadanía no preferiría un domingo de futbol (mirando, o practicando, o ambas) o de cualquier otro deporte, antes que la lectura de un libro o la contemplación de una obra de teatro. El sistema mismo, tanto político (la democracia liberal y su metodología electoral del balotaje) es por antonomasia futbolístico, se gana por un voto, no importa convencer, dialogar, ni seducir, simple y complejamente, vencer (el gobernador que se va declara cada tanto públicamente que le gano al ex gobernador que está preso en su hogar repartiendo camisetas y pelotas de futbol), el sistema económico y social también se define bajo el mismo concepto, se tiene dinero o no se tiene (no importa el cómo, siquiera se pregunta), la camioneta último modelo es la comprobación del fetiche fálico de una sociedad machista y conservadora que no permite a sus mariquitas que se reconozcan como tales (sobre todo en el campo político). En la confrontación provincial que se avecina, en nuestro Boca-River parroquial, en el eufemismo de elegir gobernador, se acaba de montar el escenario. El recientemente ungido, Valdés, acaba de ganar la interna (esa que reclamo torpemente alguno en el plano de lo real, se llevó a cabo en el plano simbólico) al convencer al que se va, la semifinal que disputó tal vez fue más sencilla de lo que se hace ver (esta idea del “Petequismo”) pero aquí está su ventaja parcial, su rival, verdadero, pretendió ganarle por haberse instalado desde hace años atrás, pero no disputo, ni internamente, ni mediáticamente, Camau, parece más la expresión de un capricho personal que la síntesis de un proceso.

Apenas arrancó el partido. La novela de la sucesión, salió mejor de lo esperado. Sucede, ocurre, acontece, que el  deseo de muchos de ganarle a Colombi, es más fuerte que la posibilidad y eso mismo, atenta aún más con acrecentar la misma.

Es decir, Colombi ya está afuera del juego. Pareciera que esto mismo es más difícil de asimilar para los Anti-Colombistas que para el propio Colombi. Por otra parte es lógico, se va invicto, y en tal condición, tendrá debajo de su manga el poder volver. Esto es lo que aterra a sus rivales, que ya pasaron a ser venales, el miedo que tienen de que regrese a quién nunca le pudieron ganar.

El miedo entumece, paraliza. Intimidados e imposibilitados de poder pensar, no dan cuenta que Colombi perdió ganando, en aquel olvidable, 2005, cuando paradojalmente, también estábamos alineados a la tríada mágica Nación-Provincia-Municipio.

Pero Colombi, el verdadero no su doble a quién dejó en ese entonces en el sillón de Ferré, volvió a ganar, perdiendo. Es decir, se fue de su propio gobierno, cuando dio cuenta que le habían rodeado la manzana a la propia sangre de su sangre, lo convencieron de que actuara de una manera para la cuál no había sido ungido.

Uno de quiénes había logrado esta filtración, es el actual tío de una senadora provincial, quién extrañamente no repite la misma formulación que lo llevó a tutelar un gobierno sin  haber participado electoralmente. Es decir, sin en vez de promocionar, en niveles infantiles la candidatura del opositor, azuza, conspira, opera, acecha, promocionando a su sobrina como Vice del recientemente ungido radical, tendría no sólo más chances de ganar, sino además de tener poder.

Se ve que lo aburrió el disputar el poder, y se bajó a la disputa vedettista de lo electoral, el montaje escenográfico de ver qué candidato recorre más parajes desolados, crotos amuchados y con las testas llenas de piojos, a los que se le reparten peines de plástico que les saciarán la picazón pero que le destrozarán el cuero cabelludo.

Esta es precisamente la filtración que debe cuidar Valdés. Así como ganó en su frente interno, impecablemente, agrandando en ese afuera, ese radicalismo elitista, angurriento y ramplón (que atorado de tanto comer, no pretenden comer más de lo que están comiendo, sino en una celosía absurda, que no coman otros) el que se le tendrá que encolumnar, tendrá que esforzarse, y más allá de los consejos de su padre político, para tejer las otras alianzas, sobre todo con ese peronismo, con el que producto de su madre de tal condición, posee una suerte de Edipo a resolver.

Valdés, sabe que va uno a cero porque disputo una pelea política, que pone a su rival, otra vez, como privilegiado, como paracaidista húngaro, como niño de cuna de oro, como una suerte de elegido, que ni siquiera tuvo que convencer a nadie. Valdés tuvo que vencer a Peteco y otros tantos más y sobre todo convencer a Colombi. Camau ni siquiera tuvo que esperar la muerte política de Rios, pues con su supervivencia también seguía siendo candidato. Camau, así quedara quinto, su promotor, Scioli como quedó, o primero como quería, igual  sería candidato, lo mismo sí se sacaba una foto con Massa, con Randazzo, con Pinedo, con Cristina, con Biondini, con Pítrola o con quién fuere, el barco usado, la carrera la iba a disputar como la disputa.

Esto mismo es lo que debe evitar Camau y profundizar Valdés.

La lógica electoral no debe ser ni el cambio, ni la continuidad, ni el colombismo o anticolombismo, ni siquiera el peronismo o no peronismo, la nacionalización de la elección, la tríada nación-provincia-municipio o los formulismos varios que se puedan ensayar de uno u otro lado, para defender intereses sectoriales.

Lo que está en juego, primordialmente (secundariamente se ponen en juego un millón de cosas, pero así como gobernar, donde se debe definir la prioridad, una campaña se gana sí además de fijar las reglas de juego, se fijan las prioridades conceptuales a discutirse) es sí el próximo gobernador de Corrientes será un hombre que se ha preparado para tal circunstancia o sí la aprovecha mediante la oportunidad.

El correntino que tenga la posibilidad de elegir, tiene ante sí dos modelos muy claros, nítidamente diferentes y opuestos. No debe pesar en tal elección ningún prurito moral o axiológico (obviamente que desde un lado lo pretenderán, lógicamente) unos pueden sentirse atraídos, representados, referenciados por el que esta desde hace un tiempo, agazapado, estoico, contra viento y marea, cambiando el ropaje, al acecho de que se le dé la oportunidad, a como dé lugar (de hecho no serían tan exitosos los juegos de azar o las maquinitas del casino que ofrecen el golpe de suerte, la chance de que un giro del destino, les cambie la vida para siempre). Otros, se verán representados, en el hombre que proviene de un hogar político, en sus contradicciones (padre radical, madre peronista, tío personalista) en su convicción, en su pasión, en sus promesas, cumplimientos y retardos, en la construcción de un camino, con aciertos y errores, pero del palo, del seno, de la política, clásica, tradicional y profesional.

No dejará de ser un partido de futbol, en tales términos, además de ir ganando por uno a cero, también juega de local, pero recién comenzó el partido. Su rival, cuando construía su ego deportivo, también venía de atrás y sí bien últimamente jugaba como preferido, no se amilana al esta vez estar como convidado de piedra.

Valdés, para consolidar su triunfo electoral necesita de un número cinco aguerrido, que se coma la cancha, con hambre de gloria, que no este aburguesado por los cargos o los conchabos, un raspador que sepa dónde y como pegar, cada tanto, para evitar o asustar a los atacantes rivales. Al parecer ya demostró que lo buscará por fuera de la oficialidad de Eco y eso no deja de ser un buen síntoma para generar la sensación que el equipo gobernante puede y quiere introducir variantes, que pese a ser exitoso, convocara y hará parte a quiénes no hayan estado en las mieles del poder y tengan aspectos, sobre todo conceptuales que aportar.

Camau necesita un director técnico que le diseñe otra estrategia que no vaya por estos pliegues de la alternancia, de la transparencia, de la táctica de un juego en donde no se termina de plantar ni al ataque pleno o híper ofensivo (por ejemplo peronizandose al extremo y sacándose esos socios de dos votos con cincuenta con más plumas y alma de vedettes) o recluyéndose en el contrataque de resistir los embates de la oficialidad y reconocer en una sola bola su chance electoral en este turno.

 


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