13 de mayo de 2017

Oscar Portela In Memorian.

En homenaje al que habría sido un año más del Natalicio del gran poeta Loretano, trascribimos el siguiente artículo (Publicado años atrás) intitulado “Un Poeta gravemente enfermo” como dará cuenta el lector, tras la partida física del “Brujo” sus palabras resuenan, casi proféticamente, en sus errores de tipeo o de redacción las que no corregimos, o corregimos poco, dado que somos Portelianos en ese sentido, de creer que el humano es en verdad el producto de su error, lo que escapa de la férrea norma de lo que se le quiere imponer y tutelar. “Y así nos vamos quedando en penumbra. Pero también una sociedad sin paradigmas – extraña a sus creadores – y una administración cultural que ignora al hombre de carne y hueso – sus contingencias – los peligros que conlleva el ejercer la escritura frente al abismo del verbo – pagará con nomadismo el olvido (no la acreencia de quienes dieron todo sin esperar nada)” como lo dijo Oscar, para que lo recordemos, o mejor dicho para recordarnos que ya forma parte de lo que somos y de lo que no queremos ser.

Un Poeta gravemente enfermo

Por Oscar Portela

 

 No se trata de un niño hermoso de telenovelas – de un deportista en el podio de la fama, de una topa de Vogue o Variedades. Nunca salió en telé noticieros por  atracos o robos, nunca escribió un best-sellers. Dedicó su vida a la oscura  y silenciosa tarea de escribir poemas. Nada más o nada menos. Hombre  callado, amurallado en sí mismo excepción hecho con sus amigos más íntimos,  silencioso, casi apocado, para muchos huraños. Y con un corazón inmenso  capaz de darlo todo por el más próximo aquí y ahora. Se fue como otros de Corrientes. Primero se fue de bella Vista para ver si conseguía ser un docto en Literatura – un “profesor” – pero los poetas como  las golondrinas aman la libertad y aman el amor. Y se casó con Teresa  Sellares Rojas Mors. Eran épocas de convulsión política y de apartheid a  pesar de que muchos amigos que no pensaban como él jamás lo abandonaron. Y en función de la carrera de Teresa Parodi – de la cual se divorció hace  más de un década – dejo todo – menos la escritura y se abandonó a sí mismo.  Llevó ese carácter confrontativo consigo mismo a extremos de caer en la  ignorancia de sus propios paisanos Correntinos, no digamos ya de las luces de neón o los aparcaderos de la literatura of-de-record que sigue pasando hoy por Buenos Aires. Y no publicó nada. Para que se diría. Como Elliot si ya está todo dicho. Sus hijos grandes caso  de nuevo Y continuó pobremente llevando su sustento a la casa. Venía a Corrientes con  su pequeña hija María a ver a los pocos amigos que le quedan. El, Guillermo  Parodi, uno de los últimos poetas en serio que dio corrientes. O que la poesía dio a Corrientes. Que esto no se elige ser o no ser. Se es no se es que de eso se trata. De ser poetas en la penuria de un tiempo baldío, en mitad de desierto y  basurales o no ser nada. Pero en aquella lejana época del 60^, cuando una juventud bullanguera creía para mal o para bien el estaba a la vanguardia acá en Corrientes. Fue una generación de maravillosos creadores que deja pálidos a los que hoy  “ejercen el oficio de escritores”. Vos estuviste solo me dijo una vez marily  Morales Segovia. Pero traté de continuar con ese “elam vital” – con ese empuje- con esas ganas que se me van de poco a poco. Como se van yendo todos los compañeros de ruta. Y todos saben: “un amigo nuevo no es lo mismo/ te quiere por la mitad”: Maria Elena Walsh.

 

Y así nos vamos quedando en penumbra. Pero también una sociedad sin  paradigmas – extraña a sus creadores – y una administración cultural que ignora al hombre de carne y hueso – sus contingencias – los peligros que conlleva el ejercer la escritura frente al abismo del verbo – pagará con nomadismo el olvido  (no la acreencia de quienes dieron todo sin esperar nada).

 

¿Algunos dirán que obligación teníamos de saberlo? Cierto pero Guillermo no nació para golpear puertas ni despachos oficiales. Se nutrió de Vallejos –“hay golpes tan terribles/ yo no sé/ golpes como de la ira de Dios”. Ser agnóstico no significa que haya un Dios personal en el corazón de cada uno. Toda la provincia de Corrientes está en deuda con sus más genuinos creadores. Los ha ignorado.

 

El caso de Juan José Folguerá fue, es y sigue siendo patético. ¿Para que? Existen prioridades. Cada día existen más multitudes a las cuales se la debe teledirigir y entenados de un Estado tan absoluto como el  de Luis XVI.

 La cosa señores míos en que en silencio como vivió, así enfrente hoy una  enfermedad terminál en un hospital de Buenos Aires.

 

Y yo desde acá que puedo hacer. Esto: sí. Llamar a reflexión a una sociedad  con vocación de suicidio permanente. Y pedirle a nuestros diputados y  senadores nacionales y porqué no provinciales, al Gobernador de la Provincia etc una ayudita para los amigos.

 

A que pregunten si que necesita la familia de alguien que vino para enriquecer el “patrimonio”- angaú- del espíritu de los Correntinos. El poeta, el brillante letrista, el amigo de los amigos, Guillermo Parodi que sin nunca pedir nada, también podría despedirse sin hacerlo.

 

Entonces lo hago yo por él. Por el amigo. Pero también por mi mismo, por mi pasado y por lo que pueda quedarme de futuro.

 


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