1 de mayo de 2017

Precedente latinoamericano en Senegal. ¿Cómo construir un tirano?

Senegal se presenta con una rara avis del continente africano, desde su independencia de Francia en el año 1960, el país africano no sufrió el flagelo de los golpes de Estado o las usurpaciones de sus instituciones, como tampoco conoce de grandes revueltas populares que nos indiquen inestabilidad socio-política como si ocurre en vastos territorios de África.

Así y todo, una suerte de latinoamericanización amenazo al estable Senegal no hace mucho tiempo, cuando el que otrora presidente Abdoulaye Wade se consolidara como un líder dispuesto a dejar todo por la democracia senegalesa que ostentaba la cualidad de ser la democracia más pretérita y estable del continente. La imposibilidad de salvarse o esquivar la psicopatología de la que es propensa el poder público, el control de la cosa pública y la creencia de tener el destino de poblaciones enteras en la palma de la mano provoca el bend que descuajeringa al sistema de instituciones rectoras de la vida ciudadana.

Abdoulaye Wade, llega a la máxima magistratura de Senegal allá por el año 2000, ni bien se dio cuenta de la dulzura del ejercicio del poder inició sus trapisondas para permanecer todo lo que le fuera posible, como es obvio y de manual, el camino se inicia con el manoseo y abuso ultrajante a la Constitución del país para ir lentamente modelándola a su antojo, con el control de la carta magna el camino a la colonización del poder judicial le estaba limpio, para el año 2007 y luego de su reelección a la presidencia Wade ya contaba con la posibilidad de nombrar los jueces del Tribunal Constitucional como quien llama a la pizzería para que le envíen una grande de mozzarella y morrones.

La creatividad con la que se mueve el penumbroso mundillo del poder político no acusa limites, A partir del año 2007 al finalizar el mandato a Wade no le era posible volver a presentarse por una prohibición expresa en la Constitución senegalesa, idéntica clausula de la Constitución Argentina. El plan de instalar un tiranía constitucional estaba en marcha, las encuestas no le daban más del 27 % de intención de voto por lo tanto, se le ocurrió la brillante idea de acudir a la Asamblea Constitucional para modificar el sistema de doble vuelta o ballotage para la elección presidencial, estableciendo que el candidato que obtuviera la mayoría relativa y al menos el 25% del voto popular en la primera vuelta, obtendría la presidencia sin necesidad de someterse nuevamente al escrutinio del soberano. El aprendiz del chavismo no contaba que, ante tremendo abuso a la carta magna una marea humana saldría a las calles a combatirlo con el grito unísono de ¡Wade dégage! ¡Fuera Wade! Las movilizaciones pusieron en jaque mate a quien fuera el “restaurador” de la república y la democracia en Senegal.

La psicopatología del poder público evita la reflexión por lo tanto, Wade en un Bent pitch, duplica la apuesta, pide al Tribunal Constitucional en el año 2012 una declaración de certeza para saber si puede o no presentarse por un tercer mandato, los jueces, perros sabuesos de Wade resolvieron que la candidatura del pichón de tirano era legal­mente aceptable, porque el primero de sus mandatos se había iniciado antes de la reforma constitucional en el año 2002. El tribunal Constitucional utilizo los mismos argumentos que se esgrimen en los mostradores tribunalicios en América Latina, Wade tenía el camino despejado para convertirse en un tirano constitucional pero las sociedad senegalesa se levanto ante tremendo desprecio por la democracia y en una batalla prácticamente épica y con principal aliada la tecnología y las redes sociales, lograron extirpar a Wade de la vida política e institucional de Senegal.

América Latina le sirvió de precedente y manual de operaciones para emprender un plan tiránico de disolución de la República, la democracia y la muerte del soberano senegalés pero se topo con la democracia que el dictador no conocía: la popular.

 

Por Carlos A. Coria Garcia.


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