17 de abril de 2017

13 años después del cupo generacional la “explosión de los sub 40”.

Salíamos, tímidamente del verano del 2001, cuando estuvimos a un tris de repartir y dar de nuevo. Tal vez como rémora, como reacción, como resquicio o guarida, en la que subyacía un mínimo de racionalidad, la que no habíamos tenido, cuando gritábamos “que se vayan todos”, se nos ocurrió, el presentar en la cámara de diputados de la nación, el proyecto de cupo generacional, una iniciativa similar al cupo femenino, nada más que para menores de 40 años. Levanto polvareda, muchas voces, preguntas, predicciones, manos en el hombro, sonrisitas mordaces, deseos ocultos en supuestos sabios consejos. Muy pocos pudieron ver que se pretendía lo que se sigue pretendiendo, amalgamar, acicalar, galvanizar, enlazar más fuerte, la vinculación o la legitimidad de la misma entre los representantes y los representados. No estábamos haciendo ciencia, algunos se burlaban del proyecto reduciendo al absurdo de plantear que se necesitaría un cupo para trans, para mecánicos (a lo que encima, respondíamos no sin razón, que o existan cupos que discriminen positivamente por sexo, el femenino, o por edad, el generacional, el que planteábamos, o que no existiría ninguno de los mismos), otros los que azuzaron el sentido común referían que iba a ser utilizado para que los políticos pusieran a sus hijos y entenados, a lo que respondíamos que no teníamos la bola de cristal como para predecir los acontecimientos y que en tal caso, sería una responsabilidad de todos que una propuesta para renovar y reformar la política, se terminara distorsionando para favorecer precisamente aquello para lo que no había surgido.

Como hechos concretos, esos que tanto le gustan solicitar a los tipos que no han conseguido ninguno o que los consiguieron aviesa y delincuencialmente, podemos señalar no sólo que se hizo ley en Neuquén, que se presentó como iniciativa ciudadana en ambas cámaras del congreso nacional (con la firma de acompañamiento de los jefes de bloques más numerosos de aquel entonces) y en más de diez legislaturas provinciales, que se estipulo en la carta orgánica del Peronismo Correntino como en la Coalición Cívica a nivel nacional.

Otro de los recuerdos que se presentan tras esos fragorosos años en donde y sobre todo si uno tenía menos de 30 como quién suscribe en tal momento, era pasible siempre de ser señalado, tutelado, corregido, tratado casi condescendientemente, porque la verdad o la razón, radicaba en las autoritarias voces de la experiencia, que entre tantos infiernos nos habían sometido a los oscuros años de la dictadura militar. Pero esas voces razonables, las mismas de ahora, que silencian con su indiferencia que roza con la pedantería, aleccionaban que no íbamos a contar con el reconocimiento de la autoría no solo de la iniciativa sino de lo que se lograse. Con el tiempo, aprendimos que no íbamos por ello tampoco, dominar el ego nos llevó esfuerzo y dedicación, pero al final del día nos dimos cuenta que estábamos trabajando, o que seguíamos trabajando, para lo mismo, para tener una mejor calidad democrática, para consolidar el vínculo, la legitimidad entre representantes y representados. Mucho más allá de la pacatería del reconocimiento, del aplauso forzado, del premio comprado o por compromiso. Habíamos visto parir el 2001 y teníamos la sensación de que si no hacíamos mejor las cosas, más temprano que tarde, esa horda, volvería, más numerosa, más rabiosa, más desesperada y terminaría al menos con el contrato social y con quiénes lo defendieran o se beneficiaran del mismo

A tanto tiempo de esa lucha primigenia, leemos que de 13 listas de concejales en la Ciiudad de Corrientes, 10 son encabezadas por menores de 40 años. Saludamos la iniciativa, creemos sin embargo, que solo se dio una parte, dado que termino siendo, al menos en la actualidad, en un armamento de la vieja política para reciclarse en sus prácticas más deplorables.

Sabemos que con solo ingresar en un buscador de internet, cupo generacional o cupo joven, toda esta experiencia sale a la luz de quién la busca y puede enriquecerse con mayores datos y fundamentos. Nadie nos ha solicitado, si quiera una opinión y eso no nos afecta el ego, y en tal caso sería lo de menos.

Lo que vemos con preocupación es que mientras tuvieron que transcurrir 13 años para que esta idea se implemente, desvirtuando su sentido, tal vez y esperemos que la razón no nos acompañe, tengan que transcurrir solamente 13 años para que, tal como venimos analizando académica, filosófica y mediáticamente, estos que se creen vivos, que a razón de seguir beneficiándose de los aspectos colectivos, se terminen por llevarse puesta la democracia en su propia torpeza y voracidad de la que ni siquiera son conscientes, por su mero afán de hacer sin pensar y de tomar creyendo que les corresponde todo.

 

Francisco Tomás González Cabañas

Fundador Cupo Generacional


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