Que el Vice de Tassano no sea peronista es la confirmación del pacto Pj-Renovador-ECO.
Cuando lo obvio es tal, la única manera de camuflarlo es no hablar de tal cosa, distraer la atención, para que otras cosas sucedan. La historia táctica de hacer pasar un elefante blanco, llevando cientos de ellos y que una situación extraña, pase a ser normal, por la normalidad de la extrañeza.
No debería existir discusión de que el gobierno del cemento, pavimentador del ingeniero (acá esta otra de las tantas pruebas semánticas del acuerdo, el gobernador, para denostar al actual senador cuando era intendente y candidato al sillón de Ferré, le acusaba, jocosamente de que la gente no comía asfalto, ahora, ante la actual gestión que se precia de ser la que más asfalto hizo en la historia, nada dice, mediante el acuerdo logrado por su veterinario amigo y ex intendente) es la clara expresión de un sector muy reducido del peronismo. Sí usted repasa todos y cada uno de sus funcionarios, además de amigos y amigas (mal que afecta también o más fuertemente a los que se precian de peronistas o de progresistas, por más que sea una vieja enfermedad conservadora, el nepotismo-amiguismo) el resto son militantes, y muy merecido lo tienen tal botín, de la causa peronista-renovadora. No existe ningún triste representante de otro peronismo en la municipalidad que no sea el renovador. Esto es casi una expresión de resentimiento, antes que de inteligencia o de valor político. Gozan sabiendo que comen a expensas de que otros peronistas que no son ellos, no comerán y la pasaran peor que con el más conservador y recalcitrante gobierno conservador posible. Esta definición es lo que los ha llevado a negociar con el radicalismo provincial, con ese sector, tan parecido e igual, representado fielmente por el veterinario.
Este sector que maneja al otro, al del candidato, es que él le pone el vice (para no tener que darle sin condicionamientos la vice que vale a Perucho), el concejal del ari y el resto de las listas, en donde no habrá ningún peronista. Ni el menos entrenado de los opinologos, por no decir politólogos, sabe que para ganar la capital, este año con la novedad de boleta electrónica y sin ballotage, lo más elemental es poner un vice intendente peronista que le saque, con una breve incisión, una sangría mortal de votos. A chorrera, esa porción de capitalinos peronistas, votaría al cardiólogo que se deje acompañar por cualquier peronista presentable como impresentable, de los que abundan. Pero claro, esto no sucederá, porque es la claúsula gatilla del acuerdo provincial.
Alguna vez lo dijimos y lo seguimos sosteniendo, extrañamente a ECO, le puede suceder lo que le aconteció a la ninfa con el mismo nombre miles de años atrás…
La diosa Hera había castigado a Eco, y le impedía hablar. La ninfa solo podía repetir la última palabra que pronunciara su interlucotor. Esto se debió a que Eco cubría a Zeus sus infelidades hacia Hera, y la entretenía con elocuentes conversaciones, mientras el dios de dioses se divertía con sus amantes.
En la versión más conocida del mito de Eco, ella se enamora perdidamente de Narciso de quien el adivino Tiresias predijo, en su nacimiento, que tendría un larga vida si no se contemplaba a sí mismo. Este joven era muy hermoso pero despreciaba el amor de todos.
La pobre ninfa no fue la excepción y Narciso despreció su corazón cuando la vio en el bosque y ella no fue capaz de responderle más que sus propias palabras. Entonces, ella desolada, ofendida se encerró en un lugar solitario y allí dejó de comer y de cuidarse. Así se fue consumiendo poco a poco, y el dolor la fue absorbiendo hasta que desapareció y se desintegró en el aire, quedando sólo su voz que repetía las últimas palabras de cualquiera. Esta voz es lo que llamamos eco.
Debido a esto los dioses se molestaron y todas las demás mujeres rechazadas oraron a los dioses por venganza. Némesis (la venganza) las escuchó e hizo que Narciso contemplara su propia imagen. Cuando el joven lo hizo, se enamoró de su propia belleza y ya no le importó nada más que su imagen.
Se quedó contemplándose en el estanque y se dejó morir, totalmente indiferente al resto del mundo. Dicen que aún en el Estigio (el mar de la tierra de los muertos), Narciso continúa admirándose.
Narciso o quién se enamora de Eco, es el que termina muriendo, en el mito griego, ¿como en la política correntina?.
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