Amenazan de muerte al nepotismo.
Mientras el presidente Muricio Macri, pasados casi un año de su asunción sigue siendo un comentarista en primera fila de la realidad y un historiador profesional, según indican muchos especialista en economía el endeudamiento que esta tomando la administración de los globos, pitos y matracas es exorbitante, la inflación continua constante, no apareció siquiera un escupitajo de inversiones a contrario sensu de los que expresaba en campaña, (aunque tenemos suficientemente claro que en las campañas y en la politiquería en general, la mentira es el principio general) el “bono” de fin de año se trasformó en otro botín de guerra para terminar siendo un placebo navideño. En ese contexto Donald Trump gana las elecciones presidenciales en el pulpo del norte.
Pero el PRO se convirtió en la nueva vanguardia revolucionaria, algunos de sus miembros quieren hacer cirugía de alta complejidad en algunas costumbres argentas non sanctas y necesarias para mantener al sistema aceitado y en condiciones de seguir rodando aceptablemente. El diputado nacional por Santa Fe Lucas Incicco, hizo entrar a la cámara baja un proyecto de ley que, al menos, va intentar sanear la parasitosis que genera beber la leche de la gigantesca ubre estatal.
Para simplificar la idea y no complicarla más, Lucas Incicco y con el apoyo del interbloque Cambiemos planea terminar con el nepotismo en los organismos del Estado nacional en sus tres poderes, lo que pretende el proyecto es terminar con la genealogía del curro, terminar con el nepotismo que se entiende algo como la preferencia desmedida que algunos dan a sus parientes para las concesiones o empleos públicos.
La pretensiones del proyecto no son de otro mundo, simplemente es un acto tentado de legislar sobre el sentido común y la propuesta se enmarca en que, la facultad que tienen los funcionarios de nombramiento y contratación de personal permanente o provisoria, o tengan injerencia directa o indirecta en el nombramiento y contratación de personas en la administración pública nacional, esto es: los tres poderes más las empresas del Estado y los entes autárquicos les será prohibido para el caso contratar a:
1) Parientes propios en razón de la naturaleza (consanguíneos) en línea recta ascendientes o descendientes en cualquier grado y en línea colateral hasta cuarto grado
2) Su cónyuge
3) Parientes por afinidad en igual medida y grado que respecto a familiares propios por consanguinidad
4) Su pareja conviviente con la que tuviera una unión convencional
5) Parientes por consanguinidad de la pareja conviviente con quien mantuviera una unión convencional en igual grado que en relación a los propios.
Claro que el proyecto no incluye aquellos casos en que el ingreso sea a través de un concurso de antecedentes y oposición o como se conoce por merito e idoneidad, como supuestamente debe ser, pero una cosa es el deber ser y otra lo que es, y lo que tenemos es una bolsa laboral para la parentela en desmedro del idóneo para la función, atestando oficinas para pagar lo realizado en campaña. El sistema político argentino es tan perverso que el camino es sancionar una ley que tipifique la prohibición que es inherente a la estructura político-administrativa.
Ahora, si por esos raros milagros del universo se aplicaría una ley semejante en la Comarca, las oficinas estatales quedarían prácticamente vacías, desoladas, moraría tal vez el recuerdo de un tenue aroma a panificados de producción mecanizada y un tibio mate lavado. La parentela en puestos laborales politiqueros es una característica que cualifica al sistema y al mismo tiempo lo torna inútil e ineficiente, sin contar con el despilfarro de recursos económicos de los contribuyentes.
Por Carlos A. Coria Garcia.
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