La fenomenal trampa que le están tendiendo a Camau.
Es verdad, no se necesita demasiado análisis, para comprender la política correntina, casi que con recursos y algo de imagen ya basta, esto explicaría en parte, porque Ricardo Colombi, maneja a diestra y siniestra a Corrientes y a los correntinos hace 15 años, con rumbo a las dos décadas. Claro que para ganarle, habría que hacer un esfuerzo, y ese esfuerzo, es el que no podrían realizar, quiénes de verdad desean otra cosa para la provincia que no sea otra vez Colombi.
Claro, que aquí, debemos hacer un alto, son muchos, los que camuflados, en el “Camausismo” en verdad pretenden llegar a posiciones de poder (básicamente en la legislatura) haciéndolo estampillar al candidato, contra la pared de la realidad, para coronar ellos, o continuar, o llegar a las bancas, que les permitan salir de las comparsas de sus vidas, tener prerrogativas en la sociedad (desde poner centros de danza sin resguardos de seguridad y no cumplir penalidades por más que alguien se rompa la columna vertebral, habilitar construcción de edificios y tampoco ser penalizados por más que mueran 8 obreros, etc) y consagrarse en la más absurda, como frenética, viciosa y tilinga, consecución de bienes materiales, que los hagan sentir más que el pariente, que el vecino o que el común de los correntinos, acopiando, vacas, hectáreas, automóviles o lo que fuere.
Los otros, los honestos, cegados, por la venalidad, de no observar la política desde la luz de la razón, como no dan más (y esto es más que entendible) de tolerar la “Colombilandia” se apegan a cualquier tipo de esperanza o de expectativa, como para terminar con esta situación. Lamentablemente la política, no es una cuestión de fe, para ello, esta la religión. Estos apóstoles del cambio, de la nave insigne de un barco fantasma, ayudan, junto a los otros, a los timadores profesionales, para enloquecer al candidato, al corredor, quién ya a esta altura, más que apoyos, cosecha, en cantidades industriales, salvavidas de plomo.
El pobre en medio de la mar, acusa recibo de este microclima y determina, llenarse de consultores, de comunity manager (vivos que se ponen este título en inglés, para manejar redes sociales), de encuestadores y de hacedores circenses de lo electoral, que probadamente, en el mejor de los casos y con todos los recursos imaginables, pueden sumar décimas de votos, realizando declaraciones de prensa, sin ton ni son, y armando brigadas con su nombre, que recorren el interior, con la vana intrascendencia de los abonados al turismo rural o religioso.
Camau, está siendo obnubilado, por quiénes lo necesitan para seguir siendo legisladores, para los que quieren ser, y por los forreados por Colombi, para que ponga el cuerpo, y termine de estrellarse en la pared de concreto del acto electoral que lo tendrá, con pocos recursos y una esquilmada estructura como para arribar al poder el año que viene, con el tamaño desafío de arrebatárselo al oficialismo gobernante.
Bajo la argucia que Ricardo no podrá ser candidato, lo quieren o mejor dicho, ya lo subieron a la carroza, poniéndolo como bastonero de una comparsa, que el día que tenga a salir a pasear sus plumas por el corsódromo electoral, no tendrá nafta.
Es casi romántico escucharlos, se quieren convencer, de que los votos ya no se compran o no responden a las estructuras, resultaría creíble, si ellos mismos, cuando restan semanas de las elecciones no repartieran mercadería, no pagaran a fiscales u organizaran actos con el chori, la coca y el plan prestos para la negrada que los acompañe con la boleta.
Los mismos empresarios, o la clase dirigente, esa misma de la que hablaba Braillard Poccard, la que en verdad define la Correntinidad y sus nudos del poder, son los que no apoyarán al motonauta y que ahora lo están enloqueciendo, para negociar en mejores condiciones con Ricardo y su sucesor.
Es decir, estos tipos, que son los dueños de la tierra, de las empresas, de los negocios y de los recursos de campaña, son los que tampoco se convencen cuando ven a Camau, que no llega a los 50 años, acompañado por su banda de amigos, de panza chata, de pantalones ajustados y camisas ceñidas al cuerpo, con la pretensión de manejar por un período la provincia de ellos.
Claro que nos puede gustar más o menos esta forma del manejo del poder, pero eso ya sería harina de otro costal, lo cierto, es que en tal ámbito, la cosa se maneja de la manera señalada, no lo decimos nosotros, sino un ex gobernador destituido y actual Senador Nacional.
Sí Ricardo Colombi, decide su sucesión por su socio, el Presidente de la Cámara, o por su Señora Esposa (las dos variantes con más chances) no caben dudas, que toda la oficialidad, que la mayoría de la clase dirigente, que maneja la correntinidad, se volcará por esta opción. A Camau, lo están esperando, para cuando madure, y una clara señal que aún no llegó su tiempo, para administrar la provincia de los dueños de Corrientes, es que se sigue dejando llevar, por viejos y nobles, encantadores de serpientes, por marroquineros de la política, por descuidistas de lo institucional, o en el mejor de los casos, por románticos entusiastas, que creen todavía que los gobiernos se cambian por meras expresiones de deseo, o sensaciones de hartazgo.
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