Riachuelo, el fiel ejemplo de la totalidad.
En la tensión por la totalidad, un ejemplo basta y sobra para dilucidar que se esconde detrás de la Realpolitik de la Comarca. Si por esas casualidades se pensó que transitábamos épocas de modernidad, quedando perimidos los modos monárquicos, el feudalato, el caudillismo, es falso, en Corrientes esas anacrónicas y adictas maneras, lejos de extinguirse, se intensifican y de la mano de los que prometieron y prometen “la nueva política”, que no es otra cosa, que el discurso repetido constantemente para ganar adeptos o clientes.
Mi gente, reza el eslogan del municipio de Riachuelo y es cierto, la pyme familiar que gobierna el poblado cree rotundamente que la ciudad y sus habitantes le pertenecen, como un Lord o hlafweard del inglés antiguo, que significa guardián del pan y actúan en consecuencia.
Con la idea de totalidad suficientemente asida, como no van a creer que la suma del poder público les corresponde por derecho propio, si son hlafweard, el plan es simple, rústico, rudimentario, al poblador que se encuentra en el pozo de la pobreza, de las necesidad y que le pide a ruego una escalera para salir, le responden, no con la escalera sino que, le bajan cajas de alimentos, frazadas, colchones, ollas, el objetivo es claro, no pretenden sacarlo de su situación de entierro, solo mejoran su estadía en el hueco a fin de tener siempre una necesidad que requiera del auxilio del buen pastor, que irá a paliar las calamidades de su gente.
Riachuelo es el ejemplo vivo de la idea siniestra, útil y de larga data de la totalidad total. Para clarificar de que hablamos, fíjese usted la siguiente situación, el miércoles 11 de mayo alrededor de una veintena de pobladores de Riachuelo firmaron una demanda presentada ante el Superior Tribunal de Justicia provincial, a fin de que el tribunal de clareza a una no extraña, no inusual, no estrambótica sino, a la normal de la situaciones que se esperan en territorios como este. ¿Cuál es la situación? El 2 de marzo pasado, la intendenta, Ingrid Jetter pidió licencia en su cargo sin goce de haberes que le fue aceptada, para ocupar el cargo de gerente regional de Vialidad Nacional, la lógica normativa y el sentido común indican que la titularidad del ejecutivo debía ser ocupado por el que sigue en la línea sucesoria, el vice intendente Rolando Ochattoma, pero no fue así, ya que Ochattoma también pidió licencia al poco tiempo de jurar para hacerse cargo de la dirección del hospital local.
Nuevamente se apela a la línea sucesoria, a quien le toca es al presidente del Concejo Deliberante, que en este caso es Martin Jetter (ex intendente, recuerde que Riachuelo es una pyme familiar), al fin la ciudad cuenta con intendente pero no solo eso, hay algo más que sumarle a la perversidad, resulta que Martin Jetter se hace cargo del ejecutivo municipal, pero en simultaneo sigue presidiendo el Concejo Deliberante y para terminar de confirmar que es lo total, baja también al pleno a votar proyectos como concejal. Resumiendo, Don Martin Jetter es Intendente, presidente del Concejo Deliberante y vota proyectos como concejal, Martin es la suma del poder público, es un monarca stricto sensu.
No vaya extrañarse usted, si un día de estos, aparece Martin “el todo” casando a parejas por civil y firmando divorcios como juez de familia. Los hlafweard Jetter son los “referentes” de Mauricio Macri y de la “nueva política”. ¿Sabrá el presidente Macri de la existencia de esta suerte de sangre real?
Por Carlos A.Coria Garcia.
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