7 de mayo de 2016

El teorema de Colombi (o de la legitimidad de la representación) y de la teoría del incendio.

Sí completásemos el teorema de Baglini (aquel legislador radical que expresaba que a medida que uno se acerca al poder dice cosas más sensatas) podríamos decir que a medida que uno se despide del poder enuncia aseveraciones más heterodoxas del sistema que desde hace poco se ha servido o en el cuál reino durante años. Meses atrás, el Gobernador, hubo de expresar ante la elección de los parlamentarios del Mercosur que era “una aberración jurídica” y recientemente ante una conferencia de prensa (que tampoco quedó muy en claro sí se trataba de una denuncia mediática, contra el gobernador o eso, y posteriormente, la anunciada presentación penal) de legisladores (diputados y senadores) espetó “No conozco realmente quienes son, porque no se los ve por ningún lado. Así que difícil que puedan hacer algo algunos que no son conocidos”. Cansado de ganarle tantas batallas a quiénes se le pusieron enfrente el gobernador pareciera querer adentrarse también en el terreno conceptual y filosófico de la arena política. La tesitura de garantizar la paz social, y quebrarla para dar rienda suelta a un operativo clamor.

Y como no animársele, sí se cansó de ganarles, hasta estando afuera del poder. Sí enfrente tiene a una murga, de la que no son parte honrosas y contadas excepciones. Desde las bancas rayanas con lo ilícito, del chamamecero (que ese sí, a contrario sensu de lo exclamado por el gobernador, tiene como capital, además de su don artístico, el ser conocido y reconocido, pero que lo único que puede traspolar al campo político es su galopera, cada vez más rudimentaria y previsible) que tuvo que cobrar también con su mujer, con la concupiscencia de otro que salió de la respetabilidad del carnaval, pero que en cada sesión debe sacudirse del hombro de su engreída soberbia la purpurina de la cola, algunos, bajo honrosas excepciones no ingresaron a las listas y por ende a la representatividad, por ser hijo o hijastros de, manos derecha del verdadero opositor provincial, el padrino político del intendente municipal. Estos legisladores galenos, que hipocráticamente (de Hipócrates no de hipocresía) realizaron sus trayectorias políticas, como el contador en la cámara baja que es el verdadero alma máter de Camau y su esperanza blanca, van de la mano del más canoso y antaño de ellos, del eterno e inoxidable hombre del ya extinto chueco, no Jorge, sino Mazón.

Este cocino un nuevo reencuentro ante la irascibilidad colombista que ante tanta angurrencia se llevará puesta la libertad condicional del líder naranja. Probablemente este entienda, con unos meses nuevamente recluido que ya nunca volverá a ser lo que fue y que tratar de hacerlo desde su usina de información, al menos le queda ridículo, cuando no lastimero, pero nunca estorbable para el Gran Ricardo.

Muy pocos lo quieren decir, más desde sus propias huestes, pero Ricardo no le teme a nada, y casi tampoco respeta nada, menos a sus opositores, o a quiénes se le pongan enfrente, sólo encuentra cierto reparo, ante la inteligencia, ante el saber como poder.

La única batalla que perdió en los últimos tiempos, fue contra el pensamiento. Cuando le impusieron en la agenda que maneja a billetera y látigo, cuando le enrostraron un huevo de dragón, o el proyecto de prórroga, que en verdad era una de las estrategias o caminos de Ricardo para ser reelecto.

El gobernador sintió el impacto, probablemente el temor que le genera que desde un lugar de no poder, le hayan impuesto esto, decidió, erróneamente, no asimilar a los hacedores de este gran impacto político, en vez de tenerlos como propios, se asustó y los prefirió tener en la clandestinidad de la indiferencia.

Lo que no se puede controlar, no se puede predecir, por ende, este elemento suelto, más temprano que tarde, volverá a golpear, y encima, en un clima enrarecido, quizá la oposición pueda comprender, que antes que tenerlos como competidores, les sirva tenerlos como aliados. Difícil que lo comprendan, pero de lo contrario, ese elemento suelto, podrá volverse a poner, circunstancialmente cerca de la estrategia rupturista de Colombi.

Es decir, ¿sí el valor de la paz social, es quebrada, mediante protestas, rayanas con lo legal, cuasi o simbólicamente violentas y bien fundamentadas, de un grupo de “ciudadanos” no le estarán acaso, allanando el camino a Ricardo, para un operativo clamor, en donde sólo el pueda garantizar a paz social que tanto esgrime como logro?

Que esto pueda suceder y por ende que Colombi, pueda tener una chance de reelección, dependerá de él mismo, de que no se asuste de lo que nunca podrá controlar, que es el pensamiento político, llevada a cabo en la acción, que a veces podrá estar en su mismo camino y otras no.

 


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