28 de enero de 2016

La mierda y su vinculación directa con la política.

Hace incontables años que la política (si se quiere) en Corrientes funciona o se hace útil -para algunos- que juegan un papel esencial en la vida de los popes del momento, cuando se está en la cresta de la ola como ser Gobernador o Intendente por qué no, el funcionario es rodeado por un ejército de muchachos y muchachas ávidas de conseguir un placebo durante el tiempo que dure la gestión (si es que no dura por siempre). Por Carlos Coria García.

El Estado –los cargos políticos- se convirtió en las últimas décadas en la bolsa de trabajo con salarios más jugosos de la provincia, los carguitos junto a sus privilegios e impunidad es el Santo Grial al que aspiran los “hacedores de la política”, es que no pueden concebir política sin salarios abultados, sin conchabos para sus allegados, es decir, no pueden concebir la política sin los fondos públicos. Todos los humanos aspiran a la salvación económica en alguna medida, el Estado es un camino cierto y claro.

Seguramente esta particular forma fue aprendida de algún sitio, de alguien. Los cebadores de mate oficiales existen hace mucho tiempo, cómicamente pueden ser siervos primero de fulano y si gana mengano, automáticamente cambian de bando y corren a ofrecer su infusión ancestral chamanica al nuevo jefe, para seguir manteniendo sus conchabos y que, por si acaso, no le gane de mano otro.

Tal vez los primeros profesionales del arte del compinchismo existieron en el siglo XVI, quien fundaran esta nueva forma de salvarse y salvar a los familiares del trabajo duro común a todos y vivir en las comodidades mas plenas a costilla de los que trabajan duro y pagan impuestos para mantener a los otros.

Entonces, allá por el siglo XVI en la Corte Real inglesa aparece un funcionario y a la vez jugador que va ir adquiriendo con el correr del tiempo extraordinaria relevancia en el plano político ingles.

Enrique VII fue el rey que sintió profunda necesidad de contar con una persona que oficialmente se haga cargo de su caca, o sea, instauro un funcionario con la tarea específica de que le limpiara el ano luego de largar su caca real. Una suerte de Ministro Real de la Mierda.

El nuevo funcionario emprendía una tarea poco feliz y nada tranquila, se recorría el palacio con utensilios acuesta como toallas, pelelas y palanganas, y como si fuera poco, el rey contaba con una  silla real de cagar, por lo tanto el nuevo funcionario debía trasladarla también, nunca se sabe donde apretara las ganas de cagar.

Jorge III  “el loco”, que vivió entre los años 1760-1820 usó durante su reinado de este Ministro Real de la Mierda a unos nueve en distintos momentos.

El funcionario al que nos referimos los ingleses en su lengua lo llamaron Groom of the Stool, en traducción a la lengua española quedaría algo así como Mozo Limpiaculos, el cargo real no fue solo un oficio escatológico por excelencia, sirvió para llegar muy alto en la carrera política, así tenemos el ejemplo de John Stuart, que llegó a ser primer ministro británico después de su paso por el bizarro puesto de Ministro Real de la Mierda.

Actualmente en la Comarca –Corrientes- está de moda este tipo de funcionario -no oficial- pero a la luz del día, el Groom of the Stool abunda y se despellejan por limpiar el culo del Señor y ser premiado con algún conchabo que les permita comprar el autito importado para diferenciarse del pobrerío autóctono y eterno de la provincia. Ya que cuidar ciertos culos puede ser el trampolín a la panacea económica y esto, tiene sustancia real.

 


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