24 de enero de 2016

Los ribetes de la cuestión educativa.

Ante un nuevo desembarco de otro de los ministros Nacionales, las recorridas y fotos de rigor, desde ciertos sectores, se apunta a la falta de una normativa provincial que ordene y ejecute prioridades en el ámbito educativo. Un proyecto de ley de educación provincial, de los tantos que duermen el sueño de los justos en el legislativo, propone dotar de contenidos filosóficos a la currícula tal como ocurre en ciertos países europeos.

La educación no puede acotarse al otorgamiento de aumentos a los docentes o el arreglo, en el mejor de los casos, en la cuestión edilicia de la infraestructura, en una provincia en donde no se cuenta aún con una ley provincial, el filósofo Francisco Tomás Gonzalez Cabañas, trabaja, en introducir lo filosófico en el aula, tal como ocurre en Europa, espera una reunión con el Ministro del área para pormenorizar al detalle el proyecto íntegro.

 

La filosofía es una herramienta que nos permite observar el mundo con otros lentes, con nuevos esquemas y posibilidades antes nunca vistas, es un aliado para pensar nuestra sociedad, quiénes somos y en qué tiempo vivimos. Según Púlido Cortés:


“La filosofía se convierte, para los momentos actuales, en una poderosa  herramienta de interrogación, ruptura de ciertos modelos y órdenes imperantes que han mercantilizado de tal manera pensamiento y lo han convertido en un instrumento repetidor, controlador y, sobre todo, eficaz y eficiente” (2009. pp. 82)

 

     La filosofía debe tener un lugar privilegiado en la educación para transformarla y contribuir a una experiencia que viva el propio estudiante, pues nadie puede pensar y vivir por otros, se requiere descubrir una potencia en sí mismos, la filosofía abre las puertas para no preocuparse no sólo por el aprender, sino por el pensar, por la búsqueda oportunidades de creación, análisis, reflexión y crítica. De acuerdo con Zuleta: “En la escuela se enseña sin filosofía y ese es el mayor desastre de la educación. Se enseña geografía sin filosofía, biología sin filosofía, historia sin filosofía, filosofía sin filosofía” (2004. pp. 20). Cuando se habla de la necesidad de que la educación y la filosofía tengan una conexión, no se trata de extender los horarios de las clases de filosofía, sino de posibilitar que en todas las asignaturas del conocimiento, se encuentre presente la actitud filosófica. Con ello, se propician acciones en la educación para hacer de las aulas un sitio de investigación sobre las cuestiones o inquietudes de los estudiantes para vivir un acontecimiento que permita transformaciones. La educación no es un acto en el cual una persona transmite conocimientos a otro. El estudiante no es como aquel que va al supermercado para adquirir un producto, ni el docente es como el enfermero que aplica una inyección; si no que debe ser quien incentive el deseo para que el estudiante emprenda un camino en la búsqueda de nuevas experiencias que le permitan construir, y encontrar respuestas a sus interrogantes para vivir un encuentro, aventura y experiencia con el conocimiento.

El ejemplo de la filosofía Chamamecera, como símbolo más allá de lo cultura, dentro de lo educativo.

“La filosofía correntina anida en la poética chamamecera”

En verdad que es un despropósito hablar de la posible filosofía provinciana de un país que no pertenezca a la fundación de occidente , sí incluso sabemos que no está académicamente aceptada la categoría de filosofía latinoamericana, es una afrenta el anatematizar con “la filosofía correntina”, sin embargo, no estamos en el claustro, ni ante la autoridad rectora, estamos en el ágora de la opinión, en el espacio donde lo pensable solo es posible, si lo verbalizamos, porque no disparar entonces con munición gruesa e ir en búsqueda de una perspectiva filosófica para nuestro lenguaje, por antonomasia, que tiene su fiesta, su foro, su origen, su pasión, calor y color, pero aún le falta que la conceptualicemos para estar dentro del estableshiment político-cultural del mundo o del universo.

“Frente al concepto de "filosofía latinoamericana”, incurrimos en disolución cuando afirmamos que el filosofar es coextensivo a toda experiencia humana; de donde decir homo sapiens sapiens es decir filosofía. De ese modo, todo lo que a lo largo de la historia han hecho los hombres como individuos y como pueblos puede considerarse que posee una eminente dimensión filosófica. No obstante, si el filosofar está inscrito en todo actuar humano, el problema se disuelve, porque la expresión "filosofía latinoamericana" sería equivalente a las expresiones "filosofía empresarial" o "filosofía personal" o "filosofía vallenata" o cualquier otra que se nos pueda ocurrir. Si reivindicamos la existencia de la filosofía latinoamericana con el argumento de que todo lo humano es filosofía, en realidad no estamos planteando nada, pues se trataría apenas de constatar  la existencia de "otro gato pardo en medio de la oscuridad", de una noción por completo indeterminada de filosofía. En el otro extremo, caemos en consunción cuando estipulamos que la filosofía, en el sentido propio de la palabra, se limita a la tradición de pensamiento fundada en la razón, que inauguraron los griegos hacia el siglo VI a.C., de donde por definición no se puede hablar de la filosofía al margen de dicha herencia. "Filosofía griega", "filosofía alemana" y "filosofía francesa" serían apenas expresiones dedicadas a especificar momentos de una y la misma filosofía; y el término "filosofía latinoamericana", si posee algún sentido, correspondería a "filosofía en América Latina", sustrayendo por definición toda pretensión de peculiaridad latinoamericana. No obstante, de este modo el problema se anula antes de formularse, porque la delimitación tan estricta, "filosofía no hay sino una", amenaza incluso con dejar fuera variantes históricas del filosofar que se aparten del modelo logo céntrico de ascendencia helénica (piénsese en qué sentido Nietzsche es filósofo)”. Leonardo Tovar González.

Tras la iluminada cita y por más que en otras oportunidades, hayamos expresado que la categoría literatura correntina no existe “Imposible que desde estos ámbitos incompatibles surja una unidad de concepción que se de en llamar “Literatura Correntina”, los señores de las letras y los obreros de las letras no defenderán nunca los mismos intereses, pues representan contrapuestos y contrarios, por más que en cierto punto puedan englobarse dentro de la cultura o la literaturidad” la única forma de dotar de existencia a algo, es precisamente creando o generando la misma.

De eso se trata, pues sí estamos de acuerdo con Deleuze y Guattari, cuando afirman que sí de algo se trata la filosofía es de crear conceptos, conceptos siempre nuevos (¿Qué es la filosofía), debería ser precisamente este norte, un horizonte en donde todo el sistema cultura-educativo-gubernamental de la provincia se vuelque, para que la universalidad chamamecera tenga un fundamento de fuste, una razón de ser ante el mundo.

Hablamos de dotar a nuestro lenguaje cantado, su arqueología, su subyacencia, su sustento, una perspectiva que este en consonancia con lo  musical y lo folklórico, pero que a su vez, brinde, aporte, ese talismán que nos dé el salto cualitativo que no se conseguirán ni con más artistas en escena, ni con más lunas chamameceras.

El mundo (recordar la valía conceptual de nuestro sincretismo cultural, culposo, aterrador, peregrino, sacrificial, del cual la música es la poesía que irradia su verdad transcendente más allá delas formas) podría estar prestos a escucharnos, sería necesario que nos debemos cuenta que podemos estar consustanciándonos en algo que verdaderamente nos lleve en un más allá del tiempo y del lugar, en verdad,  recuperar esa voz primigenia de nuestros antepasados, que quizá la expresó  nuestro literato correntino Martín Alvarenga, con ese principio de que Latinoamérica empieza en Corrientes, somos la profecía y el origen…”  

 

 

 

 

 


Comentarios »
Aun no hay comentarios, sé el primero en escribir uno!
Escribir un comentario »