18 de noviembre de 2015

In Memoriam de la Identidad.

Resulta necesario entender la relación que se entabla entre identidad y memoria como actividad cerebral. La identidad nos define tanto como unidad humana cuanto como grupo de individuos y refleja también nuestra historia personal, la cual se funda en nuestra memoria que vamos guardando en la propia caja negra que nos sirve como base para autodefinirnos. Maurice Halbwachs también define una memoria colectiva dentro de una comunidad que contiene un aspecto social, por lo tanto, un individuo que forma parte de aquella tiene una identidad de grupo. Por Carlos A. Coria García.

Desde otra perspectiva la historia describe y utiliza la terminología oral history, que se refiere a la historia oral en forma no-intelectual y tradicional en contraposición a la historia escrita por los historiadores, por la oficialidad que se plasman en libros o manuales que usualmente son herramientas de estudio en las escuelas. Aleida  Assmann ha estudiado sobre la construcción de la memoria cultural o comunicativa.

Nos encontramos permanentemente excavando nuestras memorias para  que calcen en nuestras identidades actuales. Las memorias nos ayudan a entender el mundo que nos rodea; y el hacer memoria está, como cualquier otro tipo de trabajo físico o mental, incrustado en una clase compleja, relaciones de género y poder que determinan lo que es recordado o aquello olvidado, por quién, y para qué fin.

Kenneth Gergen llamo multifrenia a la condición en la cual tenemos demasiadas personalidades conflictivas, demasiadas identidades que provocan feroces batallas, identidad y memoria están estallando en el mismo momento en que psicólogos, antropólogos e historiadores están volviéndose bastante conscientes de la naturaleza subjetiva de ambos, las luchas hacen todo más obvio, que las identidades y memorias son altamente selectivas, inscriptivo más que descriptivo, sirviendo intereses particulares y posiciones ideológicas. Así como memoria e identidad se apoyan la una a la otra, éstas también sustentan ciertas posiciones subjetivas, límites sociales, y por supuesto, el poder.

Cada identidad, dice Eric Leed, implica y, al mismo tiempo enmascara, una relación particular. Pierre Nora argumenta que antes del siglo XIX la memoria era un parte penetrante de la vida,  la milieu de la memoria es como lo bautiza, la gente estaba difícilmente consciente de su existencia, sólo la aristocracia, la iglesia y el Estado monárquico necesitaban de una memoria institucionalizada.

La pregunta sería si es posible pensar despojándose de la identidad individual o grupal y por ende de la memoria. De hecho, la comunión entre comunistas y liberales por ejemplo el Partido Comunista y la UCEDE en la misma lista electoral es un homicidio en público de memorias e identidades colectivas y por supuesto individuales, ejemplo palpable, real en Corrientes. Una posible explicación es el apartamiento de todo lo anterior para entrar en terreno de conchabos para algunos y al mismo tiempo, desmitificando identidades y memorias, es un reseteo, todo vuelve a empezar.

La libertad es esa relación con el futuro por la cual éste se ofrece como un repertorio de posibilidades, contingente cada una de ellas, pero alguna o algunas necesarias, estando en la esfera de dirección del agente, dependiendo de éste, determinar cuál o cuáles de esas posibilidades haya de pasar a ser realidad cuando ese futuro así presentado pase, por su parte, a ser puro presente, es decir, presente ahora de las cosas. La libertad consiste en aprehender el futuro como posibilidad y en llevarlo a la realidad. La libertad es el tránsito de lo posible a lo real. La palabra es esencial al pensamiento y no es posible pensar sin palabras, sólo el hombre, y en cuanto piensa-habla, es libre.


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