Domingo de elecciones o el pase de algunos esclavos a libertos.
Años y años de cebar mate, de colgar algún cartel, de decirle todo que sí al capanga dueño de la lapicera, años de sumisión, de entrega de dignidad propia y hasta familiar, por una semana, donde todo es posible, donde los referentes, disfrazados de políticos, en realidad buscas que no saben, no quieren o no pueden ganarse el mango dignamente, se acodan en los despachos de los poderosos para ser consagrados como candidatos y tener con ello, la fecha de combate en el Coliseo democrático, en donde podrán obtener la tan ansiada manumisión o el pase de esclavo a liberto.
Tienen la libertad de soñar (años de esclavitud por una semana de libre albedrío donde todo es posible) que serán candidatos a concejales, a legisladores, claro está, salibles (es decir primero en las listas) para transformar sus propias vidas, sus propios bolsillos. Ni siquiera porque sean deshonestos, o garcas, sino porque no tienen otra posibilidad, que podrían hacer por sus vecinos o sus conciudadanos, sino hicieron otra cosa que lamer botas, que manejar el auto del jefe, de pasear a sus hijos y de sacar a pasear a sus mujeres, pobres tipos, trescientos cincuenta días al año esclavos del celular, para acudir al llamado del todopoderoso, para reportarse a la madrugada, bien peinados, y prestos para afirmar ante el trasnochado, “que necesita mi comandante”.
Crotos espirituales (por algo, cuando agarran un manguito gracias al capanga al que responden, lo ponen en la pilcha, en el celular o en el auto) que ni siquiera se dan cuenta que con este accionar, además de ser indignos para sus hijos, se transforman en destituyentes para el sistema democrático, o acaso,¿ piensan que la gente es pelotuda?, perdón pobrecitos, no tienen tiempo de pensar, sólo de cumplir órdenes, de hacerse alfombra durante sus tristes vidas, no por casualidad la gente va cada vez menos a votar, sino que ya saben que obligatoriamente están condenados a optar y no elegir, no por casualidad los partidos políticos sólo existen para estas épocas de candidaturas, el resto del año, son meros sellos vacíos, o museos vivientes de históricos y verdaderos políticos.
Estas ratas, que vaya uno a saber de qué muladar salen, hace una semana pasan acodados en los diferentes búnker de los distintos dueños de lapiceras, para ganarse la lotería, o ese día en el Coliseo, para salir de su crotera (pero como muy pocos la tratan de enserio, piensan que salen de la misma, adquiriendo bienes muebles e inmuebles), para empezar a pagar las deudas que adquirieron desde que se ilusionaron que la política, les daría un nivel superlativo de vida.-
Proyectos, trayectoria, capacidad, nada tienen en cuenta los capangas, los jefes, o quizá alguna honrosa excepción asome como prisma, como alarma de la constante violación del derecho humano de optar por el idóneo, lo cierto es que todo está dispuesto, para que después de que algunos hijos de, esposas de, hermanos de, obviamente esos mismos capangas, dejen el requecho, la sobra, la migaja, para que se maten la muchedumbre de crotos, por la salvación para ellos mismos, que serán escogidos, por algún servicio no convencional al jefe, por algún juramento mafioso, por la insistencia o persistencia, de esperar a los señores comandantes días y días en la puerta de sus casas, pese a la lluvia, el calor, la gripe a o el dengue.
Existen quiénes desde hace años que hacen política desde otro lugar, con proyectos, con propuestas, con presencia concreta en distritos electorales, con un concepto político claro, para resurgir la finalidad colectiva de la actividad política, con un sistema concreto de presencia del estado en aquellos lugares donde los sectores más marginales así lo precisan, con una visión a largo, mediano y corto plazo, con el acompañamiento de cientos y cientos que piensan de la misma manera, y que trabajan inclaudicablemente para transformar la realidad de la sociedad, dado que las propias ya la han modificado, sin necesidad de rendirle culto a ningún capanga, en realidad, y están frente de todo este sistema descripto anteriormente, son los menos claro está, pero bien podrían ser probados, bien valdría que alguna vez, esos que usan y abusan de aquello, den cuenta que podrán seguir con la trapisonda de seguir siendo los más beneficiados, si la decoran un poquito mejor y de paso pueden justificarse que lo intentaron, darle el lugar al tipo que se lo gano proyectando, ideando, demostrando su solvencia, poniendo sangre, sudor y lágrimas, más allá de la obediencia y la pertinencia, sobre todo en lugares que requieren la formalidad de autarquía e independencia, puede ser un buen comienzo, un síntoma de que la democracia y la política no siempre será un coto de caza para algunos pocos privilegiados cazadores y sus tristes perros falderos.
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