15 de octubre de 2015
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Polemos, apología bestial a la desobediencia.
“…Somos los únicos que tenemos más por inútil que por tranquila a la persona que no participa en las tareas de la comunidad. Somos nosotros mismos los que deliberamos y decidimos conforme a derecho sobre la cosa pública, pues no creemos que lo que perjudica a la acción sea el debate, sino precisamente el no dejarse instruir por la discusión antes de llevar a cabo lo que hay que hacer.” Loor a los muertos, Pericles.
Se sostiene, o mejor dicho sostienen los que se acomodaron en la punta de la pirámide, mientras demuestran su excitación casi pornográfica, que las instituciones son el abrigo que da calor y contención a la sociedad, son ellas, las instituciones creadas por ellos, la salvaguarda de las libertades humanas, mientras y al mismo tiempo, crean un inmenso corral donde se amontonan mínimas libertades. Las instituciones son hermosas fachadas que ocultan la opresión e impiden pensar, impiden desobedecer, impiden libertad, impiden la manifestación de lo político, delimitan incluso el mundo de los vivos de los muertos amurallando los cementerios alejándolos de la vida que culmina en la muerte, a la existencia finita hay que transitarla, perforarla desde su punto medio.
En Alicia en el país de las maravillas en uno de sus pasajes la niña se encuentra con el Gato de Cheshire o gato sonriente, en un pequeño intercambio de palabras se devela toda una tesis filosófica-política.
Entre otras cosas el Gato de Cheshire pregunta a la niña desorientada en la oscuridad en medio del bosque:
-¿Dime, y tú quien eres?
Seguidamente la niña responde: -Soy Alicia.
El gato sorprendido y entusiasmado replica -¡Tú eres Alicia!
La niña seguidamente dice: -Si, aunque hay mucha polémica sobre ello.
El gato sonriente en una magistral respuesta replica a la niña: -Yo jamás me involucro en política.
La identificación de la polémica con la política es sumamente interesante, su relación es inminente en términos de posicionamientos, por lo que se puede desprender del diálogo entre Alicia y el Gato de Cheshire, este ultimo parece no tener voluntad política en posicionarse con respecto a si Alicia es “la” Alicia o no, y la voluntad política no es otra cosa que voluntad de enfrentamiento.
En la cosmogonía griega el dios Polemos ocupa un lugar preponderante en el mundo de la Ciudad que no es lo mismo que la Urbe. En una de sus fábulas Esopo cuanta que los dioses se casaron. Uno después de otro, ellos todos se juntaron en parejas, hasta que finalmente fue tiempo para Polemos el último de los solteros, para encontrar su compañera. Hybris se volvió su esposa, para entonces ella era la única mujer sin un marido. Se dice que Polemos amó a Hybris con tal abandono que él todavía la sigue por todas partes que ella va. Así nunca le permita a Hybris venir a las naciones o ciudades de humanidad, ya que mientras ella sonríe tiernamente a las muchedumbres, Polemos estará viniendo justo detrás de ella.
Polemos es un dios menor que propicia la desobediencia civil por tal motivo, cuando Hybris, diosa de la desmesura baja a la tierra y despliega sus encantos detrás siempre llegara la desobediencia civil ya que Polemos nunca abandono a su esposa.
Lo que propone y representa simbólicamente Polemos es la ruptura al estado de cosas que perniciosamente Hybris abona en su coqueteo con la humanidad, la desobediencia civil entonces, se trasforma en política cuyo botón de iniciación es la polémica sobre la realidad de las cosas que se nos presentan. Debe haber en tierra de humanos una consideración sobre la política que vaya más allá de los partidos políticos que son verdaderos secuestradores de lo político si no hay polémica no hay politica, es el dios Polemos y su llamado a la desobediencia contra lo estático, lo pétreo que conviene más al reducto minúsculo de profetas profanadores del templo de lo político, no hay razón alguna para que algunos pocos determinen el destino en cuanto incertidumbre de los muchos otros.
Desobedecer no puede ser un acto considerado dentro de lo categorial como criminal, es un acto de la razón. El mundo en que los hombres hacen su experiencia despojado de su esencia (la política) es, además, un mundo histórico, porque ese despojamiento que en cada caso los obligo a meditar sobre el advenimiento de un nuevo comienzo para el obrar productivo del hombre, fue visto con carácter de resultado, fue visto como el signo más grave de una situación en que venía a desembocar la historia de los hombres.
Si la racionalidad fuese la diferencia especifica del hombre y por tanto su esencia, ello permitiría la representación de una igualdad esencial imperante entre los hombres y desplazar de ese modo hacia el campo de lo accidental la desigualdad que los separa en cuanto a la relaciones de poder. La desobediencia civil sustancia de Polemos es la sopa primordial del horizonte libertario de los hombres en la naturaleza de la vida.
Por Carlos A. Coria García
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