El sueño

Con relámpagos y agua a cántaros, el colectivo 101 se dirigía hasta la calle Charcas. Yo pensaba que había sacado el boleto solo para Corrientes, ¿Cómo pagaría el viaje a Bs. As?. Pero no dudaba, Cioran estaba a mi lado, no iba a bajarme. Cioran estaba invitado a la casa de Borges, yo no, pero esperaba conseguir del maestro Borges, simplemente un saludo. De traje impecable, impermeable y paraguas negro, a la salida de Corrientes, sube un amigo al colectivo, Bruno Luccietti. Solo nos saludó a ambos y fue a sentarse solo al fondo del mismo. Deduje que él sí estaría invitado a la casa de Borges. Lo cual me produjo envidia.
Quería preguntarle tantas cosas a Cioran, pero no me animaba. Él me habló, y me dijo: “No existe la lluvia”. Entonces le dije: “Maestro, ¿nada existe?”. Él amablemente me respondió: “Borges sabe eso”. Yo no me atrevía a decirle más nada. Me siguió hablando, me preguntó si estudiaba filosofía, pero no esperaba mis respuestas. Aunque yo sentía que me comprendía hasta el alma. Me sentía inquieto, estaba al lado de Cioran, y nos esperaba Borges, y no sabía muy bien que debía decir. Cioran hablaba, se refería a los escritos de Borges, yo no quería opinar, no me animaba. Estaba perplejo, y sabía que la filosofía es una guía para espíritus perplejos. Cioran me hablaba de los viajes de Borges.
Llegamos, Cioran bajó primero, lo seguí. Bruno bajó, pero seguía sin acompañarnos. En la puerta de la casa estaba Borges, lo esperaba a Cioran. Me pareció sonreía. Yo sentí que debía volver al colectivo, ¿Qué iba a decir con los dos maestros?. Pero mi ansiedad era más fuerte. Me enteré que era un Congreso sobre animales fabulosos, solo para algunos invitados. Cioran tuvo la amabilidad de presentarme a Borges. (Yo dudaba, lo hice en todo el viaje, si en realidad no había viajado con Borges, pero yo lo conocía físicamente a Cioran, y estaba seguro que era él, solo tal vez quien subió después al colectivo no era Bruno, sino Borges). Me invitaron a pasar. Seguía sin atreverme a decir nada, sabía que no estaba invitado. Borges permaneció de pie en el salón de la conferencia, una gran sala estilo barroco, donde había retratos de animales fabulosos, se escuchaba su palabra, yo veía a Cioran sentado primero, delante de todos, escuchándolo. Lo único que recuerdo que dijo Borges, mirando a Cioran es: “La alegría de recibirte, empaña la gravedad del tema al cual voy a referirme”. Y a continuación: “La vida nos sucede mientras viajamos”
Aun no hay comentarios, sé el primero en escribir uno!
