La Nueva Traición Renovadora en Marcha
A semanas de la elección primaria nacional, que en verdad actuará como una especie de primera vuelta, sobre todo para el FPV quién lleva una lista única en la candidatura presidencial, como en casi todos los distritos (con la salvedad que confirma la regla de la Provincia de Buenos Aires) y en donde, de acuerdo a las encuestas y las especulaciones electorales, Daniel Scioli, en la Provincia de Corrientes, obtenga un contundente triunfo, no es casualidad, ni tampoco un acto de proverbial institucionalidad, que de buenas a primeras, se reúnan, pública y privadamente, el gobernador Colombi y el Intendente Ríos. El dinero percibido por las usinas informativas que "gacetillean" ambas administraciones, tienen el trabajo allanado, secretaria general de la gobernación mediante, desde donde salen las excusas publicables, del proyecto de Santa Catalina y demás aspectos burocráticos y atendibles sólo para distraídos o desentendidos de los aspectos más duros del poder.
El gobernador conocedor como pocos de las cuitas electorales, ante el inminente e irreversible triunfo de Scioli en su terruño, a sabiendas de su fallida operación de introducirse, bajo su vicegobernador, a las filas del FPV, toco el timbre del intendente, no desde una posición de debilidad, sino de fortaleza. Se le sentó tras la aplastante victoria del 5J en la ciudad capital, diciéndole a Ríos, lo que este quiere escuchar. Básicamente que podrá tener continuidad de vida la Renovación, el espacio político que le permitió al ingeniero ingresar en la administración pública (dpec) gracias a que su jefe eterno, que se abrió del peronismo, con el partido renovador, sirviéndole en bandeja la gobernación a los celestes, a cambio de unos cargos para los socios fundadores de ese espacio político, que desde aquel entonces forma parte del circuito ddel poder. Como si fuese una risa del destino, aquel apotegma que afirma que la historia se repite como comedia o tragedia, la renovación se llevo puesto la aspiración en aquel entonces de un Romero, Humberto el entonces candidato peronista, y en esta última jugarreta, la víctima fue su primo, Jorge, a quién se le prometió el imposible de que lo pusieran en la lista de legisladores nacionales manejadas por la Cámpora Nacional. Ocurre que la razón de ser de la renovación, es su cerrazón, su sectarismo; su fortaleza, su sedimentación, no permite flexibilidad, ni inclusiones, no se trata de cuestiones personales o de capacidades, sino de finalidades y de aspiraciones. La renovación, es parte societaria del poder, pero nunca aspiro ni aspirara al poder en sí (la gobernación) dado que en tal caso dejara de ser un grupo que sólo reporte a sus integrantes y su prole. Los renovadores, han sido menemistas, duhalditas y kirchneristass, en el plano local, funcional a los liberales, nuevistas y radicales, y ahora lo vuelven a ver a Ricardo, como el socio que les permita, llevarse puesta a la amenaza llamada Camau.
Este si bien, los borro de un plumazo en lass listas nacionales, no debe quedarse con lo obvio, es decir con la tutela de los votos que tendrá Scioli este 9 de agosto en Corrientes. Sea por decisión propia o por quiénes lo aconsejen en Buenos Aires, Camau, debe salir a denunciar esta nueva celada, esta nueva traición que le están pergeñando desde un núcleo del peronismo. Él o algún camaucista, debe salir a plantear que el escenario del 2017 ya esta resuelto, que por un lado, están Riicardo y Ríos, y por el otro está él y quiénes deseen una provincia con otras prioridades y con otros códigos, que no sean o respondan a clanes o grupos cerrados.
Camau tiene la sartén por el mango, debe nuclear a otros referentes peronistas y de partidos provinciales, debe alambrar la marca Scioli, es decir desmarcarlo de los renovadores, y señalarlos a estos, bajo la pingue intencionalidad política de seguir en el municipio a cambio de apoyar la reforma que habilite a Ricardo, o en su defecto acompañar, por debajo de la mesa o por arriba les da igual, al sucesor que designe el gobernador.
El título, es en verdad una exageración periodística, lo que hacen los renovadores no puede llamarse traición, es en verdad el cuento del escorpión y la rana, esta en la naturaleza de ese grupo de amigos el tejer alianzas circunstanciales y no tener pruritos o mejor dicho no tener aspiraciones colectivas, sino solo defender los intereses de la corporación de la que son parte, el gobernador, sabedor de esto, juega el juego que mejor sabe, el de usar peronistas o quiénes se dicen ser, para sus objetivos más generales o colectivos (por algo gobierna la provincia desde hace décadas y con mas de 10 partidos que le responden), paradojalmente, quién no ha nacido de cuna peronista o no usó el escudo tanto como los otros, sea quien pueda llegar al poder, pero para ello, deberá empezar a jugar más audazmente, a tomar decisiones que sorprendan a sus rivales políticos para que no puedan reaccionar a tiempo o no manejen siempre la agenda política y con ella la táctica y las estrategias.
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